La liturgia de la belleza
El escritor h¨²ngaro L¨¢szl¨® Krasznahorkai, ganador del ¨²ltimo premio Man Booker International, despliega una serie de estampas en busca de la hermosura del mundo
Aunque la cr¨ªtica nacional o internacional se viene refiriendo mayormente a este libro como una novela, la verdad es que no lo es. Ni es una novela ni es un libro de cuentos. Consta de 17 cap¨ªtulos numerados seg¨²n la sucesi¨®n de Fibonacci, que tiende al infinito, con lo que pretende sugerir una continuidad entre pasado y futuro desde el presente de cada relato, del mismo modo que establece elementos comunes que anudan unos relatos a otros. Pero ?podemos hablar de relatos? Me parece m¨¢s adecuado hablar de experiencias, enseguida veremos de qu¨¦.
Previamente conviene se?alar el estilo de L¨¢szl¨® Krasznahorkai (Gyula, Hungr¨ªa, 1954) porque es verdaderamente peculiar. En t¨¦rminos literarios, deber¨ªamos hablar de experimentalismo. El autor escribe tratando de crear la sensaci¨®n de una fluencia, caudalosa en palabras y frases, organizada en p¨¢rrafos de hasta tres y cuatro p¨¢ginas de extensi¨®n en los que las frases solamente est¨¢n separadas (y enlazadas) por comas como ¨²nico signo de puntuaci¨®n y por temas que se entrelazan. Es un texto de gran belleza expresiva y de una decidida condici¨®n reflexiva enmascarada en lo narrativo, que exige del lector un alto grado de concentraci¨®n.
Seiobo es una deidad japonesa que toma la decisi¨®n de volver a la Tierra en busca de la belleza que se contenga en el mundo. Es la belleza concebida como reflejo de la perfecci¨®n, de la divinidad. La perfecci¨®n, concebida tambi¨¦n como precisi¨®n, es lo que gu¨ªa a un actor de Teatro No que representa el descenso de Seiobo a la Tierra. El conflicto se manifiesta entre la relaci¨®n de la belleza con lo supremo, la deidad, y la imperfecta condici¨®n terrena, donde la belleza s¨®lo alcanza a ser un reflejo epis¨®dico; conflicto que opera, simb¨®licamente, como centro de gravedad del libro.
De la mano invisible de Seiobo, el autor relata una serie de experiencias realmente sublimes de la belleza y tambi¨¦n de su lado oscuro. Se trata de una serie de encuentros con lugares o personas: la Alhambra de Granada, el taller de Botticelli en el que trabaja un hijo de Filippo Lippi, la atribuci¨®n de la autor¨ªa de un rostro de Cristo, la delicad¨ªsima talla de una m¨¢scara No por el maestro Inoue Kazuyuki, una exposici¨®n de iconos rusos en unas salas de La Pedrera en Barcelona, la m¨²sica de Bach, la frustraci¨®n de un encuentro con la Acr¨®polis, el viaje de El Perugino de vuelta a Peruggia como final de su pintura¡ Es la persecuci¨®n de la belleza, de su ¨²ltimo e ¨ªntimo sentido espiritual, desde la realidad que se dirige a la trascendencia; de ah¨ª la importancia de la mirada, bien la mirada de los ojos del Buda o de la misteriosa cabeza del Cristo que quer¨ªa abrir los ojos desde el lienzo, bien la mirada reflexiva y tambi¨¦n atormentada del autor.
La prosa de Krasznahorkai, ganador hace unos meses del premio Man Booker International, adquiere la cadencia casi lit¨²rgica de un libro de meditaci¨®n y as¨ª es como oficia ¨¦l, a menudo con una escritura sugerente y a veces extenuante, hasta un final que habla de la esencial continuidad de la muerte igual que ha hablado de la esencia de la belleza como reflejo ocasional de lo sagrado.
Y Seiobo descendi¨® a la Tierra. L¨¢szl¨® Krasznahorkai. Traducci¨®n de Adan Kovacsics. Acantilado. Barcelona, 2015. 460 p¨¢ginas. 28 euros
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