El fulgor de las palabras
El poeta Carlos Sahag¨²n deja una obra po¨¦tica escrita en carne viva
Lo escribi¨® al frente de su ¨²ltimo y ya lejano libro de poemas (Primer y ¨²ltimo oficio, 1979): ¡°Y todo gira perezosamente, / todo es ceniza derramada a ciegas / alrededor del sue?o. / Porque tu mundo es este: / por ¨¦l avanzas como quien sostiene, / a vida o muerte, un cuerpo sobre el agua¡±. Veinte a?os antes, al final de ¡°Cita en el mar¡± (Como si hubiera muerto un ni?o, 1960), hallamos el primer atisbo de esa imagen: ¡°Te llev¨¦ con dulzura entre mis brazos. Hijo / m¨ªo. Salvajemente nos esperaba el mar¡±. Quien lea estos versos de Carlos Sahag¨²n (Onil, Alicante, 1938-Madrid, 2015) puede tener la tentaci¨®n de pensar en el hombre hura?o, pesimista aunque l¨²cido, que dej¨® de escribir por falta de est¨ªmulos para hacerlo y porque estaba enfadado con casi todo. Pero el Sahag¨²n verdadero era otro, no dejando de ser nunca aquel existente desazonado: era aquel conmovido y tenaz cirineo que ¡°sostiene, a vida o muerte, un cuerpo sobre el agua¡± o que lleva hacia el mar de una vida incierta su propia infancia en brazos. Aquel cuerpo vencido o este ni?o significaban la inocencia y la felicidad, que hab¨ªa que poner a salvo. No s¨®lo las suyas sino las de todos¡ Por ello Sahag¨²n declar¨® su hostilidad intransigente a la guerra civil perdida, al silencio c¨®mplice, a la injusticia consentida, a la prepotencia dulcificada por el compadreo.
Pero antes fue el poeta de la esperanza. Gan¨® el Premio Adonais de 1957 con un libro que escribi¨® a los diecinueve a?os y que, no por casualidad, habl¨® de las profec¨ªas del agua. En forma de manantial, de r¨ªo, de nube, de lluvia en la noche, del mar al que se llega, del experimento vivido en el aula escolar de qu¨ªmica, el agua es s¨ªmbolo de lo mejor del ser humano. Se trata de un libro que habitan insolentemente ni?os pero tambi¨¦n el hombre maduro que ha sido ¡°familiar de los muertos m¨¢s ca¨ªdos, / espectador heroico de las cenizas¡±, y las muchedumbres que se reconocen ¡°todos juntos / viendo crecer el trigo y caer la lluvia¡± y aquellas que ¡°le llamaron posguerra a este trozo de r¨ªo, / a este bancal de muertos¡±. A despecho de los tributos dulzones a la po¨¦tica de una ¨¦poca, Profec¨ªas del agua es un libro que habla de una guerra perdida y que impone su sencillez vehemente y la asombrosa riqueza de sus im¨¢genes, como s¨®lo lo hizo entonces otro poeta veintea?ero, Claudio Rodr¨ªguez. Poco despu¨¦s, Como si hubiera muerto un ni?o, el poemario que gan¨® el premio Juan Bosc¨¢n en 1960, fue un paso m¨¢s hacia su madurez: el ni?o gozoso pasa a ser ahora el que se ha perdido y ¡°si no encuentra / el hilo del amor, dale la mano¡±. Y es tambi¨¦n el retrato de un ni?o que nos reprocha en silencio porque ¡°la vida es como un r¨ªo grande. No debimos crecer¡±. Escrito dilatadamente entre 1961 y 1972, y publicado en 1973, Estar contigo fue un libro de amor que recapitulaba la incipiente madurez y el paso del tiempo, que es conocimiento, para llegar al tiempo de la historia: la miseria entrevista encuentra su nombre (¡°Visi¨®n de Almer¨ªa¡±); la posguerra se muda en desesperanza cuando no hay ¡°nada en el horizonte de color Normand¨ªa¡± (¡°Desembarco¡±), y el amor de adultos es ya cuesti¨®n de ¡°nuestros cuerpos solidarios¡±.
Primer y ¨²ltimo oficio (1979) fue un t¨ªtulo veraz y premonitorio, aunque nadie pudo pensar que ser¨ªa el postrero. Todas sus im¨¢genes son poderosas; los versos, m¨¢s cincelados y sonoros que nunca, pero la realidad es sombr¨ªa: se habla de ¡°la innoble luz de la memoria¡± y si ¡°arde la memoria¡±, es para recordarnos que ¡°lentamente / renace para lastimarnos / la adolescencia irreparable¡±. Todo se convierte en destierro y derrota, en noche insomne y arenas desoladas, que impregnan incluso los hermosos ¡°Lugares¡± que describe la IV parte del libro. La tercera secci¨®n, ¡°Pa¨ªs natal¡±, incluye los m¨¢s duros y sobrecogedores poemas que se han escrito sobre las condenas a muerte de ¡°Septiembre 1975¡± y sobre la muerte de Franco (¡°su descenso al infierno, un largo ep¨ªlogo / de ¨¢vidos bistur¨ªs y transfusiones. / M¨¢s no bajan con ¨¦l los d¨ªas aciagos¡¡±).
Ojal¨¢ que, entre los primeros avisos de otro oto?o (no menos lleno de signos de verg¨¹enza), Carlos Sahag¨²n, poeta, catedr¨¢tico de literatura, ciudadano y rebelde, haya encontrado la paz que se neg¨® a s¨ª mismo y halle los lectores que nunca busc¨® para sus versos en carne viva.
Jos¨¦ Carlos Mainer es catedr¨¢trico em¨¦rito de Literatura espa?ola en la Universidad de Zaragoza.
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