La dif¨ªcil cuadratura del c¨ªrculo que pretende Trump: buscar un d¨®lar m¨¢s d¨¦bil mientras promete aranceles
El mercado de divisas aguarda los pr¨®ximos pasos del nuevo presidente estadounidense, por ahora m¨¢s comedido de lo esperado en el flanco comercial


El d¨®lar est¨¢ actuando como un term¨®metro de la furia comercial de Donald Trump. Cuando amenaza con imponer aranceles a otros pa¨ªses, su valor sube, y cuando esa posibilidad se difumina o se retrasa, el billete verde cede posiciones. As¨ª ha ocurrido en los ¨²ltimos d¨ªas. La divisa estadounidense escal¨® conforme se acercaba la toma de posesi¨®n del republicano, ante la perspectiva de que en su larga lista de decretos figurase alg¨²n gravamen comercial. Y perdi¨® fuerza en cuanto se supo que no hab¨ªa nada nuevo m¨¢s all¨¢ de las amenazas a M¨¦xico y Canad¨¢. El mercado ya ha escuchado esa m¨²sica, y parece que ahora solo le interesan los hechos consumados e irreversibles, no la ret¨®rica intimidatoria que el pol¨ªtico neoyorquino lleva meses desplegando, sujeta, hasta ¨²ltima hora, a ser apaciguada mediante la negociaci¨®n.
El ¨ªndice d¨®lar, que mide su valor frente a una cesta de monedas, es una buena forma de seguir su evoluci¨®n. Ha menguado desde los 110 puntos alcanzados el 13 de enero, m¨¢ximos de los ¨²ltimos 12 meses, a los 107 actuales, m¨ªnimos de dos semanas, con una potente ca¨ªda el d¨ªa de la investidura. En septiembre de 2022, cuando el d¨®lar rebas¨® claramente al euro, lleg¨® a los 114 puntos.
La moneda norteamericana, considerada tambi¨¦n un valor refugio para tiempos de incertidumbre, descuenta que la agenda de Trump es inflacionista, porque la guerra comercial, que supone no solo tributos extra por parte de EE UU, sino tambi¨¦n represalias de los afectados, encarece exportaciones e importaciones; porque su pol¨ªtica de deportaciones y batalla sin cuartel contra la inmigraci¨®n reduce la mano de obra disponible, elevando los salarios al propiciar la competencia entre empresas para encontrar trabajadores, y porque las rebajas de impuestos alientan la demanda al poner m¨¢s dinero en los bolsillos de hogares y empresas, presionando hacia arriba los precios.
Solo su intenci¨®n de perforar y perforar hasta extraer la ¨²ltima gota de petr¨®leo ¡ªal que denomina, con insistencia machacona, el oro l¨ªquido¡ª enterrada bajo suelo estadounidense empuja en sentido contrario: al aumentar la oferta, deber¨ªa, sobre el papel, reducir los precios del crudo, pero seg¨²n los expertos, el balance se inclina hacia el lado inflacionista, y eso tiene consecuencias en pol¨ªtica monetaria a las que el d¨®lar no ser¨¢ ajeno. As¨ª lo explica Judith Arnal, investigadora del Instituto Elcano y del CEPS. ¡°Los dos shocks de oferta negativos (comercio e inmigraci¨®n) y el shock de demanda positivo (rebaja fiscal) presionar¨¢n al alza la inflaci¨®n. Solo el shock de oferta energ¨¦tico presionar¨¢ a la baja la inflaci¨®n. El efecto neto muy probablemente llevar¨¢ la inflaci¨®n al alza, adem¨¢s de generar otros efectos, como una menor descarbonizaci¨®n. Todo esto llevar¨¢ a un nivel de tipos m¨¢s elevado que en un escenario sin este tipo de pol¨ªticas, y por tanto a una apreciaci¨®n del d¨®lar¡±.
La Reserva Federal ya ha tomado nota de ese posible repunte inflacionista. El mercado de futuros espera que la Fed lleve a cabo solo dos rebajas de 25 puntos b¨¢sicos en los tipos de inter¨¦s este a?o, frente a las cuatro que augura, solo en los primeros seis meses, para el Banco Central Europeo. Ese desacople, en principio, se traducir¨ªa en un d¨®lar m¨¢s fuerte frente al euro. Pero no est¨¢ todo el pescado vendido. ¡°Trump quiere un d¨®lar m¨¢s d¨¦bil, y creo que m¨¢gicamente eso suceder¨¢¡±, afirm¨® el pasado martes en el Foro de Davos Kenneth Rogoff, ex economista principal del Fondo Monetario Internacional y profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas en Harvard.
La tesis de Rogoff es que, como ya sucedi¨® en 1985 o 2002, el d¨®lar ya ha subido demasiado. Y a eso se suma la fijaci¨®n de Trump con los d¨¦ficits comerciales que sufre EE UU. El nuevo inquilino del Despacho Oval ha mostrado una clara preferencia por un tipo de cambio m¨¢s d¨¦bil para apoyar la competitividad de las exportaciones estadounidenses y ayudar a corregir ese d¨¦ficit comercial. Zouhoure Bousbih, de la gestora de fondos Ostrum, ve paralelismos con el pasado. ¡°Un d¨®lar d¨¦bil es la obsesi¨®n de Donald Trump para restaurar la gloria del sector manufacturero estadounidense. Sin embargo, desde su elecci¨®n en noviembre, el d¨®lar se ha fortalecido, mostrando similitudes con el per¨ªodo 1981-1985, cuando Ronald Reagan estaba en el poder¡±.
La batalla contra un d¨®lar sobrevalorado y por un saldo comercial favorable no casa bien, si es que no es directamente incompatible, con una pol¨ªtica agresiva de aranceles que podr¨ªa despertar de su fr¨¢gil duermevela al monstruo de la inflaci¨®n, un fen¨®meno por el que critic¨® con fuerza a su predecesor, Joe Biden, y cuyo regreso dif¨ªcilmente podr¨ªa justificar. ¡°Los aumentos de costes de mercanc¨ªas y laborales, el est¨ªmulo de la demanda por las rebajas de impuestos, as¨ª como la apreciaci¨®n del d¨®lar, supondr¨¢n una p¨¦rdida de competitividad en precio de los bienes y servicios de Estados Unidos en el exterior. Por tanto, la pol¨ªtica arancelaria, migratoria y fiscal de Trump, lejos de aliviar su d¨¦ficit comercial, lo aumentar¨¢¡±, sostiene Arnal.
Todo ir¨¢ en funci¨®n, como en casi todo, de la letra peque?a. ¡°El efecto real de la Administraci¨®n entrante sobre el tipo de cambio depender¨¢ de hasta qu¨¦ punto cumple con su amenaza de imponer aranceles¡±, resume por correo electr¨®nico Robert Triest, profesor de Econom¨ªa en la Northeastern University y vicepresidente de la Reserva Federal de Boston entre 1995 y 2018. De nuevo, la primac¨ªa de los hechos sobre las palabras. Eso no impide cierta preparaci¨®n ante lo que se viene. ¡°Las actas del Comit¨¦ Federal de Mercado Abierto (FOMC) del mes pasado indican que algunos funcionarios de la Fed ya est¨¢n tomando en cuenta los efectos probables de los cambios de pol¨ªtica previstos en sus deliberaciones sobre las tasas de inter¨¦s¡±, a?ade Triest.
Muy pendientes de lo que suceda est¨¢n tambi¨¦n las econom¨ªas emergentes, muy endeudadas en d¨®lares, y por tanto especialmente vulnerables a su apreciaci¨®n, al hacer crecer la factura en intereses.
?Trump contra la Fed?
Si el consenso de expertos e instituciones dice que los aranceles son inflacionistas y Trump quiere un d¨®lar d¨¦bil, solo caben, a priori, dos escenarios: o el republicano modera el alcance de su guerra comercial, o contempla la crudeza de sus consecuencias. Otra cosa ser¨ªa soplar y sorber a la vez. De elegir la segunda opci¨®n, la de ir con todo con su agenda proteccionista, hacer crecer la inflaci¨®n, y apreciar el d¨®lar conforme la Fed pone en pausa las bajadas de tipos, los precedentes dicen que es probable la b¨²squeda de culpables externos.
El m¨¢s expuesto parece el presidente de la Fed, Jerome Powell, que poco despu¨¦s de los comicios asegur¨® que no piensa dimitir y que Trump no puede echarle. Trump s¨ª puede, en cambio, elevar al tono contra sus pol¨ªticas si los tipos de inter¨¦s no bajan al ritmo que ¨¦l quiere. El pasado jueves, durante su intervenci¨®n en Davos, ya dej¨® clara muestra de ello. ¡°Voy a pedirle a Arabia Saud¨ª y a la OPEP que bajen el coste del petr¨®leo¡±, dijo. Y luego a?adi¨®: ¡°Una vez caigan los precios del petr¨®leo, exigir¨¦ que las tasas de inter¨¦s bajen inmediatamente¡±.
Como apunta el Real Instituto Elcano en su informe La econom¨ªa mundial y la econom¨ªa espa?ola ante el a?o 2025, su intervencionismo monetario puede tener consecuencias. ¡°Cabe la posibilidad de que Trump intente reducir la independencia de la Reserva Federal. Si lo consiguiera, no habr¨ªa subidas de tipos de inter¨¦s. Pero esto podr¨ªa hacer un enorme da?o a la fortaleza institucional de EE UU en materia econ¨®mica y precipitar problemas de estabilidad financiera dado el elevado endeudamiento¡±.
Otra carta para frenar el alza del d¨®lar, o al menos para externalizar responsabilidades, es la del enemigo exterior. Seg¨²n un documento visto por Bloomberg, la Administraci¨®n Trump ha pedido a las agencias federales competentes que aborden la manipulaci¨®n de divisas por parte de otros pa¨ªses. Jap¨®n, China, Alemania y Singapur ya est¨¢n en la lista de seguimiento del Departamento del Tesoro por sus pr¨¢cticas cambiarias. Y la presi¨®n podr¨ªa crecer bajo la premisa de que est¨¢n interviniendo para mantener sus divisas artificialmente bajas, con la consiguiente ganancia de competitividad de sus productos y servicios frente a los de EE UU.
Entonces, ?hacia d¨®nde se dirige el d¨®lar? Si se observa el cruce con el euro, el efecto de Trump en su fortaleza es clara: antes de las elecciones, un euro se cambiaba por 1,09 d¨®lares, y hoy lo hace por 1,05. A corto plazo, muchos analistas creen que la incertidumbre inicial que rodea su pol¨ªtica comercial seguir¨¢ animando al billete verde ¡ªING, por ejemplo, espera que el euro se cambie por 1,01 d¨®lares al acabar el trimestre¡ª, pero conforme se alargan los plazos, crecen quienes auguran un d¨®lar m¨¢s d¨¦bil.
¡°Lo que no ha sorprendido al mercado el primer d¨ªa de la presidencia de Trump es la volatilidad¡±, escribe Chris Turner, jefe de an¨¢lisis global de mercados del banco neerland¨¦s ING. Eso, por ahora, no tiene visos de cambiar. ¡°Es probable que los anuncios pol¨ªticos a trav¨¦s de redes sociales atraigan m¨¢s titulares y mantengan elevada la volatilidad cambiaria, al menos en los primeros d¨ªas¡±, vaticina Turner.
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