¡®Lolita¡¯ o el triunfo de la libertad y la belleza
Poetas, narradores y fil¨®sofos explican las puertas que abri¨® a la literatura la gran y controvertida obra de Nabokov
¡°Lolita, light of my life, fire of my loins. My sin, my soul¡± (Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entra?as. Pecado m¨ªo, alma m¨ªa). Son las palabras m¨¢gicas con que Vlad¨ªmir Nabokov abre el mundo de Lolita, una de las novelas m¨¢s perturbadoras y cautivadoras de la literatura, y un cl¨¢sico universal. Uno cuya belleza aumenta con el tiempo. Como aumentan las dudas de si hoy, sesenta a?os despu¨¦s de su primera edici¨®n, ser¨ªa publicada en un mundo que parece retroceder en ciertos aspectos. Pero, ?qu¨¦ se habr¨ªa perdido la literatura de no haber existido Lolita?
En la larga lucha entre la libertad y el puritanismo, 'Lolita' est¨¢ del lado de la libertad¡±, dice el poeta Gonz¨¢lez Iglesias
Su publicaci¨®n hoy ser¨ªa dif¨ªcil seg¨²n algunos escritores, pensadores y cr¨ªticos. Incluso su condici¨®n de cl¨¢sico tambalear¨ªa, explica el poeta Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias, ¡°porque los enemigos de la libertad son muchos, y con un gran poder. En la larga lucha entre la libertad y el puritanismo, Lolita est¨¢ del lado de la libertad¡±. Una obra, seg¨²n el fil¨®sofo Manuel Cruz, que ¡°muestra que la apariencia de libertad y de tolerancia sexual y amorosa en general en la que vivimos no viene a ser otra cosa, a fin de cuentas, que la sustituci¨®n de los viejos tab¨²es visibles por otros nuevos, invisibles por representar la obviedad emergente¡±. Nabokov, asegura la escritora Marta Sanz, ¡°invit¨® a reflexionar sobre el significado de lo obsceno y sobre nuestra propia hipocres¨ªa¡±.
M¨¢s all¨¢ del deseo, m¨¢s ac¨¢ del amor, rodeado de obsesi¨®n y dolor, el protagonista de la novela, un escritor llamado Humbert Humbert, hace p¨²blico su ¡°pecado¡± de amar y desear a una adolescente con el arte de la literatura hasta crear, seg¨²n escribi¨® Mario Vargas Llosa en 1987, una de ¡°las m¨¢s sutiles y complejas creaciones literarias de nuestro tiempo¡±.
Rechazada por cuatro editoriales, solo The Olympia Press, un peque?o sello editorial parisino especializado en obras er¨®ticas, se atrevi¨® a publicarla el 15 de septiembre de 1955, tres a?os despu¨¦s apareci¨® en Estados Unidos. Lolita naci¨® casi maldita, el propio Nabokov (1899-1977) un d¨ªa ech¨® el original al fuego y su esposa Vera lo rescat¨®; luego, tras llegar a las librer¨ªas gener¨® una estela de esc¨¢ndalo y acusaciones por desafiar tab¨²es y poner a la sociedad ante el espejo de deseos oscuros. Su popularidad aument¨® cuando Stanley Kubrick le hizo justicia en el cine, en 1962, con guion del propio escritor ruso.
¡°Lo-lee-ta: the tip of de tongue taking a trip of three steps down the palate to tap, at three, on the teeth. Lo.Lee.Ta¡± (Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta).
Lanz¨® una pregunta sobre si resulta m¨¢s obsceno, incluso m¨¢s inmoral, la atracci¨®n hacia una n¨ªnfula o el asesinato. Sobre si resulta m¨¢s inmoral cometer estas acciones o mostrarlas regode¨¢ndose en ellas", explica Marta Sanz
A partir de este magistral y musical comienzo, la historia de Humbert Humbert se desliza por varios estadios de lectura donde destaca el virtuosismo del lenguaje y su arquitectura. Nabokov, asegura Marta Sanz, ¡°lanz¨® una pregunta sobre si resulta m¨¢s obsceno, incluso m¨¢s inmoral, la atracci¨®n hacia una n¨ªnfula o el asesinato. Sobre si resulta m¨¢s inmoral cometer estas acciones o mostrarlas regode¨¢ndose en ellas. Sobre si lo obsceno es la vulgaridad de una sociedad que cree que el Reader Digest es cultura o la sofisticaci¨®n intelectual (?maligna?) de un Humbert Humbert que en el fondo se mueve por el impulso lascivo de sus ojos de mono. Nabokov tal vez enlaza con esa sensibilidad est¨¦tica tan contempor¨¢nea que mantiene que la provocaci¨®n puede constituir una acci¨®n moral sin caer en el moralismo. Todo eso se sugiere a trav¨¦s de una palabra sensual en la que importan las u?as pintadas de los pies de la n¨ªnfula tanto como el sonido de su nombre: Lo-li-ta. Nabokov sabe que es imposible decir lo mismo de otra manera y que la textura de su lenguaje es tan atractiva, provocadora y morbosa como lo que nos est¨¢ contando. De hecho, es lo que nos est¨¢ contando: la fusi¨®n de la ¨¦tica y la est¨¦tica en funci¨®n del principio libertino del placer¡±.
Pero Lolita desat¨® un esc¨¢ndalo moral, cuando justo lo que Nabokov buscaba era alejarse de la moral, afirma Javier Aparicio Maydeu, cr¨ªtico literario y especialista en el autor ruso. La novela es mucho m¨¢s que esos adjetivos envenenados al convertirse en un eslab¨®n en la sensibilidad del siglo XX. Es sobre todo, agrega Aparicio Maydeu, ¡°el triunfo de la novela que no persigue ya la militancia moral que sostuvo la novela naturalista del XIX (de la que parece burlarse). Lolita parece extirparle la ¨¦tica a la novela y, sin lugar a dudas, conquista para la novela moderna la ambig¨¹edad (del narrador) y el protagonismo del lenguaje por encima de la trama en s¨ª¡±.
¡°Era Lo, sencillamente Lo, por la ma?ana, cuando estaba de pie, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcet¨ªn. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita¡±.
A partir de ah¨ª se acu?¨® ese nombre para referirse a aquellas preadolescentes tan seductoras como inocentes de su propio milagro de atracci¨®n sobre algunos hombres. Vlad¨ªmir Nabokov no estuvo del todo contento con la popularidad y algunas interpretaciones de su obra. En una entrevista en la televisi¨®n francesa a Bernard Pivot dijo: ¡°Fuera de la mirada maniaca del se?or Humbert no hay n¨ªnfula. Lolita, la n¨ªnfula, s¨®lo existe a trav¨¦s de la obsesi¨®n que destruye a Humbert. Este es un aspecto esencial de un libro singular que ha sido falseado por una popularidad artificiosa".
La novela muestra que la apariencia de libertad y de tolerancia sexual y amorosa en general en la que vivimos no viene ser otra cosa, a fin de cuentas, que la sustituci¨®n de los viejos tab¨²es visibles por otros nuevos", asegura Manuel Cruz
La lucha de esta historia en la novela es entre la obsesi¨®n presente del protagonista y un recuerdo y sue?o frustrado que se niega a morir; y, en la vida real, entre la libertad y el puritanismo, entre la ¨¦tica y la est¨¦tica. ¡°No es ¨²nicamente un placer intelectual para cada lector¡±, asegura el poeta Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias. Ese mundo que Nabokov crea, agrega el poeta, ¡°ensancha los l¨ªmites de nuestro mundo. Lolita es una novela de estirpe po¨¦tica, tiene la belleza, la sensibilidad y la perfecci¨®n, pero tambi¨¦n la tensi¨®n ¨¦tica y pol¨ªtica de un acontecimiento que es de todos. En la larga lucha entre la libertad y el puritanismo, Lolita est¨¢ del lado de la libertad. Su impacto universal es hacia el futuro, aunque tambi¨¦n repercute en el pasado. Permite releer la experiencia humana de otra manera¡±. No duda Gonz¨¢lez Iglesias en considerarla un cl¨¢sico con fuerza para modificar el mundo. A lo cual contribuy¨®, a?ade, la vocaci¨®n formal de Nabokov, y tambi¨¦n el hecho de que ¨¦l lo escribiera fuera de su pa¨ªs y fuera de su lengua natal: ¡°Expone un arquetipo y por eso pertenece a la historia de la literatura. A la universal, no a la norteamericana ni a la rusa, ni debe centrarse s¨®lo en lo superficial de la cuesti¨®n er¨®tica. Afortunadamente, Lolita es ya un cl¨¢sico. Me pregunto si llegar¨ªa a serlo en caso de publicarse ahora¡±.
Entonces, tal vez la respiraci¨®n de algunos volver¨ªa a alterarse. Cuando la verdad, explica el fil¨®sofo Manuel Cruz, es que ¡°la gran virtud del libro es haber puesto en evidencia, m¨¢s all¨¢ de los recovecos del deseo, el modo oscuro e invisible en que nuestras sociedades responden a ¨¦l. El cat¨¢logo de figuras de los distintos poderes que (cada uno a su manera) atemorizan al protagonista, los fantasmas que lo amenazan con convertirlo ante s¨ª mismo y ante los dem¨¢s en la materializaci¨®n de las diferentes figuras de la maldad (delincuente, pervertido, loco...) muestra que la apariencia de libertad y de tolerancia sexual y amorosa en general en la que vivimos no viene a ser otra cosa, a fin de cuentas, que la sustituci¨®n de los viejos tab¨²es visibles por otros nuevos, invisibles por representar la obviedad emergente. ?O es que alguien se atrever¨ªa a escribir hoy un libro en el que el autor hiciera suya la mirada amorosa de Dante hacia Beatriz? ¡°.
Tesoros perdidos o secretos. Un grito que se niega a ser silenciado. El resultado, seg¨²n el escritor Colm T¨®ib¨ªn, ¡°es como si Nabokov insertara una m¨²sica art¨ªstica y exquisita en la vida estadounidense. Encontr¨® un tono astuto, c¨®mico, lleno de belleza y deseo para ponerlo en el pa¨ªs que estaba menos dispuesto a resistir todo eso. El hecho de que Lolita fuera estadounidense y la novela se desarrollara en los suburbios y carreteras abiertas de ese pa¨ªs cre¨® la gracia del estilo, la risa oscura en las sentencias y la hizo m¨¢s seductora¡±.
Lolita es una matrioska en la realidad y en la ficci¨®n. En manos de los lectores surgen m¨²ltiples lecturas, pero siempre belleza. Debajo de la novela, en su origen, est¨¢ El hechicero, un relato que Nabokov escribi¨® en 1939 y que mantuvo entre sombras hasta un par de a?os despu¨¦s de la publicaci¨®n de Lolita. A su vez, esa n¨ªnfula de la ficci¨®n tiene una precursora, el fantasma que persigue Humbert Humbert llamado Annabel Leigh, aquel amor adolescente, correspondido pero frustrado en el l¨ªmite de la realizaci¨®n. Y Annabel, a su vez, viene de un tiempo muy lejano. Nace en 1849 de la mano del ¨²ltimo poema completo que escribi¨® Edgar Allan Poe: Annabel Lee:
¡°Fue hace muchos y muchos a?os,
en un reino junto al mar,
habit¨® una se?orita a quien puedes conocer
por el nombre de Annabel Lee;
y esta se?orita no viv¨ªa con otro pensamiento
que amar y ser amada por m¨ª.
Porque la luna no luce sin tra¨¦rme sue?os
de la hermosa Annabel Lee;
ni brilla una estrella sin que vea los ojos brillantes
de la hermosa Annabel Lee;
y as¨ª paso la noche acostado al lado
de mi querida, mi querida, mi vida, mi novia,
en su sepulcro junto al mar¡ª
en su tumba a orillas del mar¡±.
Y a orillas del mar fue la ¨²ltima vez que Humbert Humbert vio a su primer amor, Annabel Leigh, que luego se convertir¨ªa en un deseo malsano. Aquella historia de amor y pasi¨®n de Poe con su m¨²sica de elegante tristeza y orfandad, Vlad¨ªmir Nabokov la hace resonar en su protagonista que sue?a con su n¨ªnfula y su amor marchitado antes de florecer, y sobre todo, desea ser deseado. "Simplemente me gusta componer acertijos con soluciones elegantes", dijo su autor. Y dej¨® clara su concepci¨®n de la literatura: "una obra de ficci¨®n solo existe en la medida en que me proporciona lo que llamar¨¦, lisa y llanamente, placer est¨¦tico".
Y es as¨ª como en la confesi¨®n de su escritor Humbert Humbert, se lee: "A decir verdad, es muy posible que la atracci¨®n que ejerce sobre m¨ª la inmadurez resida no tanto en la limpidez de la belleza infantil, inmaculada, prohibida, cuanto en la seguridad de una situaci¨®n en que perfecciones infinitas colman el abismo entre lo poco concedido y lo mucho prometido...".
Babelia
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