Y Ana Pastor se lio¡
Lo que convirti¨® el encuentro con Artur Mas en una inexcusable nader¨ªa fue esa obsesi¨®n por quedarse en la letra peque?a
Igual que en esos gags mudos de boxeo donde un contrincante sujeta la frente del otro mientras golpea al aire y no acierta con el h¨ªgado, tal cual transcurri¨® la entrevista de Ana Pastor con Artur Mas en El objetivo (La Sexta).
El primer error fue dejarse envolver en su terreno. El ahora candidato confunde la hospitalidad de una personalista representaci¨®n institucional con burdo oportunismo al utilizar la sede de la Generalitat. Los responsables del espacio tragaron. Mal comienzo, incluso entendiendo que le produzca urticaria ir a Madrid.
Ya en harina, por m¨¢s que la periodista quisiera marcar la din¨¢mica, no acertaba. Lo que convirti¨® el encuentro en una inexcusable nader¨ªa fue esa obsesi¨®n por quedarse en la letra peque?a y no salir del bucle a causa de su castrante manera de impedir respuestas mediante un bombardeo inane de preguntas.
M¨¢s all¨¢ de un pre¨¢mbulo interminable sobre la cuesti¨®n votos o esca?os ¡ªde la que el pol¨ªtico escap¨®¡ª, Pastor se liaba en su est¨¦ril y frustrante man¨ªa de repreguntar sin dejar esgrimir argumentos. A las pocas horas, llov¨ªan los comentarios. Pero esa urgente reacci¨®n lleva a enga?o. Todo qued¨® en una ligera cuesti¨®n de detalles sin ning¨²n fondo.
La venda de Pastor no le permit¨ªa intuir que, llevado a ciertas v¨ªas, Mas podr¨ªa haberse hundido en el rid¨ªculo. A la propuesta de que le apuntara tres riesgos de la independencia, se mostr¨® bastante realista. Cuando, a cambio, ¨¦ste le pidi¨® que le dejara esgrimir tres ventajas y la entrevistadora se neg¨® con el argumento de que caer¨ªa en propaganda, perdi¨® una preciosa oportunidad para que, a voluntad propia, mostrara un delirio semejante al del reciente art¨ªculo aparecido en EL PA?S.
Se aturulla Pastor. No es la primera vez. Se ciega, quiz¨¢s se deja aconsejar mal: m¨¢s frialdad y menos testarudez podr¨ªan convertirla en una sagaz entrevistadora.
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