Donosti Film Festival
Han transcurrido ya 63 a?os desde que diez comerciantes de San Sebasti¨¢n se propusieran hacer algo para prolongar el veraneo y con ello mantener por un tiempo superior la presencia de turistas. A uno de los comerciantes se le ocurri¨® proponer lo mismo que se ven¨ªa haciendo en Venecia, Cannes y Berl¨ªn, un festival de cine al que acudieran estrellas de renombre y en consecuencia numerosos visitantes. S¨®lo que esos festivales hab¨ªan sido creados por razones de propaganda pol¨ªtica en pleno ambiente b¨¦lico, caliente o fr¨ªo, y el de Donostia nac¨ªa bajo el auspicio del sindicato del comercio. Y otra diferencia fue que su primer a?o estuvo dedicado en exclusiva al cine espa?ol y no a un panorama internacional como los dem¨¢s. Fue curioso que al cabo de los a?os, en plena transici¨®n pol¨ªtica tras la muerte de Franco, el de Donosti acabara siendo el festival m¨¢s politizado mientras que sus hom¨®logos europeos se hab¨ªan convertido en grandes mercados de pel¨ªculas. Agua pasada. Hoy, en un ambiente pacificado, la cita donostiarra contin¨²a su conquista por hacerse un lugar entre los festivales internacionales del mundo, lo que viene consiguiendo aunque a veces haya sido a trancas y barrancas.
La edici¨®n que hoy comienza contin¨²a la f¨®rmula que ha permitido en los ¨²ltimos a?os esa superaci¨®n, esta vez con un marcado acento espa?ol. La temporada de estrenos oto?o-invierno ha coincidido este a?o con numerosas nuevas pel¨ªculas espa?olas que necesitan la tribuna de este festival para darse a conocer, aunque algunas lo hagan previamente en el de Toronto buscando ventas internacionales. Se ha comentado en repetidas ocasiones que luego, a la hora de su presencia en las salas comerciales espa?olas, se agolpan o amontonan sin que el espectador pueda discernir entre unas y otras. S¨®lo las que destaquen de forma especial obtendr¨¢n un lugar en el sol. Ya lo tienen, desde luego, las ¨²ltimas de ?lex de la Iglesia o Alejandro Amen¨¢bar que se vienen promocionando desde hace tiempo sin necesidad de festival alguno, pero otras, sin similares medios econ¨®micos, comenzar¨¢n su carrera precisamente en estos festivales. Es muy dif¨ªcil la lucha. En ¨²ltima instancia la prensa tiene la palabra. No tanto el jurado puesto que no todas estas pel¨ªculas entran en la competici¨®n.
En definitiva, este a?o, si la memoria no falla, habr¨¢ en Donostia m¨¢s pel¨ªculas espa?olas que nunca, salvo en aquella primera edici¨®n de 1953. Una apuesta tan clara como la que hace el festival de Cannes por el cine franc¨¦s, aunque all¨ª se camufla en buena parte con sus numerosas coproducciones con otros pa¨ªses. Aqu¨ª, sin embargo, se va m¨¢s a cara descubierta. Veremos si ha sido adecuado.
Babelia
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