Las bocazas de los cocineros
Andoni Luis Aduriz, del restaurante Mugaritz, es una de las grandes estrellas ¨Cy no solo Michelin- del Zinemaldia
En San Sebasti¨¢n los ni?os no quieren ser cineastas, ni escritores, ni m¨²sicos. Si se apura, hasta ni les debe poner ser futbolistas. En San Sebasti¨¢n lo que de verdad les pide el cuerpo es cocinar. Antes lo hac¨ªan en las sociedades, para los amigos. Ahora, en restaurantes, y como estrellas de rock del siglo XXI: de cocineros. Andoni Luis Aduriz (San Sebasti¨¢n, 1971) va por la calle firmando aut¨®grafos, probablemente porque forma parte del espect¨¢culo-evento del oto?o donostiarra: el festival de cine.
Su Mugaritz tiene dos estrellas Michelin, y fama de amar el triple salto mortal. A veces cae bien y otras se estrella. En el Zinemaldia, el documental Campo a trav¨¦s ¨Cque inaugura hoy s¨¢bado la secci¨®n Culinary Zinema- filosofa sobre los motores del local, algo m¨¢s que un recinto. Y para el salto visual, desde hace un tiempo Aduriz ha encontrado su pareja de hecho en Pep Gatell, uno de los seis directores art¨ªsticos de La Fura dels Baus. Algo tienen en com¨²n: si en Mugaritz se defiende que comer hierba no es solo comer hierba, La Fura siempre adujo que hab¨ªa algo m¨¢s que el placer destructivo cuando en sus obras destrozaban coches. Que unos no hacen solo cocina como lo de los otros es algo m¨¢s que teatro. Que la transgresi¨®n interesa si es para ir m¨¢s all¨¢.
Aduriz asegura que es t¨ªmido en medio de una de sus respuestas de m¨¢s de 10 minutos. Se mete con los cocineros que opinan de todo. ¡°Somos como estrellas de rock. Yo me mido mucho, y hay miles de cosas que no hago porque me niego a hablar de todo. En la distancia corta claro, pero ante un micr¨®fono hay que cerrarse¡±, cuenta. Ahora, de lo suyo habla. Y c¨®mo: ¡°La gastronom¨ªa ha levantado mucho inter¨¦s en el p¨²blico en general. Otros sectores, del pensamiento, de la ciencia, de las artes esc¨¦nicas, tienen mucha relaci¨®n con este mundo porque en el fondo este es un espacio amable en el cabe de todo: pol¨ªtica, econom¨ªa¡ Todo se refleja, eso s¨ª, dentro de ese tono cordial. Cuando tienes resonancia debes recordar que conlleva responsabilidad, y nosotros no estamos preparados para ese peso, ese poder. Que no se olvide que tenemos que dar voz a otro. Un cocinero tambi¨¦n deber¨ªa de hablar en nombre del sector primario¡±.
Cuatro horas despu¨¦s, Ricardo Dar¨ªn y Javier C¨¢mara dicen lo mismo de los actores. ¡°No se puede opinar de todo. Hay que o¨ªr m¨¢s a los expertos¡±, asegura el riojano. ¡°Te preguntan de todo. ?Por qu¨¦? ?Para qu¨¦?¡±, apunta el bonaerense. Todos han acabado devenidos en objetos f¨ªlmicos. Unos, para disfrute de su director, Cesc Gay. Aduriz, para que se refleje el esfuerzo y la creatividad que hay detr¨¢s de un plato: ¡°Mi trabajo es absolutamente ef¨ªmero. Y m¨¢s que el resultado, a m¨ª siempre me ha interesado el proceso¡±. A Aduriz le ¡°pone¡± la creaci¨®n, el problema viene en que el cliente lo que come es el resultado. ¡°Claro, surgen divergencias. Yo no puedo convencer a nadie y creo que cada comensal va a sacar de mi comida lo que trajo. Si eres un esc¨¦ptico, tus reparos van a crecer; si vienes de buen humor, seguramente lo incentivaremos. Pasa en mi cocina y pasar¨¢ con este documental. Ya los veo gritando: ¡®?La secta! ?La secta!¡±.
Por cierto, para sonrojo del Zinemaldia, el primer certamen de cine de los grandes con secci¨®n especializada en gastronom¨ªa fue la Berlinale. Ambos colaboran ahora activamente. Pero en calidad y cantidad de artistas de la cocina, golea Euskadi. En estos d¨ªas se celebrar¨¢n siete cenas correspondientes a sendos documentales del ciclo: las entradas para esos ¨¢gapes ¨Cque costaban no menos de 40 euros- se agotaron en horas.
Acabada la charla, Aduriz se levanta, se acerca otro fan, y se hace una foto.
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