Miguel Picazo, el padre de ¡®La t¨ªa Tula¡¯
En 1996 cuando recibi¨® el Goya de Honor decidi¨® retirarse a Cazorla. Compiti¨® con Elia Kazan en San Sebasti¨¢n y Bu?uel alab¨® su filmograf¨ªa
Miguel Picazo comprendi¨® que la vida en Madrid se le estaba haciendo muy dura. ¡°Cuando en 1996 me dieron el Goya de Honor cerr¨¦ el quiosco. Soy un anciano y a la hora de elegir una residencia opt¨¦ por Cazorla, el pueblo donde nac¨ª y en el que transcurri¨® mi infancia. Recuerdo que cuando mi familia me llev¨® a Guadalajara y abandonamos este para¨ªso sent¨ª algo parecido a lo de Ad¨¢n al salir del Ed¨¦n. Ahora lo he recuperado¡±. A sus 88 a?os padece una sordera muy notable y conversar con ¨¦l no es sencillo. Sigue recibiendo visitas o llamadas de amigos y familiares. Con muchos de ellos se comunica por intermediaci¨®n de una amable enfermera que discretamente me comenta preocupada el aumento de peso del anciano. Pero eso parece no tener arreglo porque el entusiasmo de Picazo por el buen comer es bien conocido desde sus a?os mozos. Cuentan que mientras rodaba pel¨ªculas llevaba oculto un bocadillo al que le daba mordiscos cuando cre¨ªa que nadie le miraba. Picazo rod¨® mucho, con o sin bocadillos, especialmente para televisi¨®n donde trabaj¨® de forma regular hasta mediada la d¨¦cada de los ochenta, y se siente muy satisfecho de todos sus trabajos. ¡°Por ejemplo, en una convenci¨®n de especialistas de Valle Incl¨¢n se reconoci¨® que lo ¨²nico que se hab¨ªa rodado respetando de verdad el esp¨ªritu de Valle hab¨ªa sido la Sonata de Primavera que yo hice para TVE¡±.
Para el cine s¨®lo ha dirigido cinco largometrajes. El primero de ellos, una versi¨®n de la novela de Unamuno La t¨ªa Tula, ha pasado con letras de molde a la historia del cine espa?ol, aplaudida, premiada, es un cl¨¢sico por el que no pasa el tiempo, como ¨¦l mismo reconoce: ¡°La veo y parece que est¨¢ hecha hoy mismo. La verdad es que de vez en cuando veo mis pel¨ªculas y me gustan¡±. Y le gusta tambi¨¦n hablar de ellas y recrearse en sus recuerdos. Mantiene vivos los que se refieren a La t¨ªa Tula y es entra?able o¨ªrle contar el enorme ¨¦xito que tuvo en el Festival de San Sebasti¨¢n de 1964. ¡°Me llamaron para comunicarme que el jurado que presid¨ªa Nicholas Ray me hab¨ªa considerado el mejor director. En ese mismo momento La t¨ªa Tula se estaba proyectando para el p¨²blico y pude o¨ªr una ovaci¨®n como no te puedes imaginar. Sal¨ª a saludar, yo no sab¨ªa hacia d¨®nde mirar; quise escaparme del escenario pero alguien me empuj¨® para que volviera a salir: ¡®Nunca interrumpas un aplauso¡¯, me dijo, y me qued¨¦ hasta el final. El estruendo me dej¨® anonadado, el p¨²blico en pie gritaba bravos. Algo apote¨®sico¡±. No obstante, fue Am¨¦rica, Am¨¦rica, de Elia Kazan, la que se alz¨® con la Concha de Oro. ¡°Me alegr¨¦ mucho. Nunca me ha dado rabia el bien ajeno, me conformo con el m¨ªo. Bu?uel consideraba que La t¨ªa Tula era la mejor pel¨ªcula espa?ola que hab¨ªa visto nunca¡±.
Aquel festival no se le puede olvidar. Ni otro en el que estuvo anteriormente con unos compa?eros de la Escuela de Cine, cuando ¡°todos quer¨ªamos cambiar el cine, la vida, el mundo¡ y lugares adyacentes. Pero con el tiempo la realidad nos fue bajando los humos¡¡±. De aquella primera visita habla con singular regusto de ¡°unas cazuelitas de arroz riqu¨ªsimas que daban en un bar cercano al teatro¡±.
El ¨¦xito de La t¨ªa Tula no le permiti¨®, sin embargo, resucitar los proyectos previos que la censura le hab¨ªa echado abajo, Jimena, Homenaje a Adriana, o Los hijos de Alvargonz¨¢lez, que hab¨ªa partido de un encargo de TVE pero cuyo guion, que se ha publicado recientemente, alarm¨® a los censores: el padre se equiparaba a Franco, y por si fuera poco Picazo pretend¨ªa que Joan Manuel Serrat interpretara a un emigrante en Alemania, sin olvidar las osadas escenas de sexo o referencias a la homosexualidad que eran inviables en aquellos a?os.
En su lugar pudo dirigir para el cine Oscuros sue?os de agosto tres a?os despu¨¦s de La t¨ªa Tula, y Los claros motivos del deseo diez a?os despu¨¦s de la anterior. Ambas, que hablaban de la represi¨®n sexual, tuvieron muchos problemas con la censura, ¡°pero yo amenac¨¦ con retirar mi nombre si las cortaban¡±. Picazo ha enfrentado con valent¨ªa las imposiciones de censores y funcionarios. Cuando en TVE obligaron a los empleados a llevar en lugar visible una pegatina identificativa, ¨¦l se la coloc¨® en el pantal¨®n a la altura de los genitales. Cuando le llamaron al orden, replic¨® con desparpajo: ¡°?Es que no est¨¢ bien a la vista?¡±.
Despu¨¦s de realizar por encargo El hombre que supo amar, sobre la vida de san Juan de Dios, Picazo culmin¨® su carrera como director con Extramuros, seg¨²n la novela de Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos, ¡ª¡±una pel¨ªcula que asombra hoy por su modernidad¡±, comenta¡ª que fue premiada, de nuevo en San Sebasti¨¢n en su actriz Mercedes Sampietro. En la pel¨ªcula aparec¨ªa Aurora Bautista, la ya legendaria t¨ªa Tula, aunque en esa ocasi¨®n en un peque?o papel. ¡°Me qued¨¦ con las ganas de hacer con Aurora una segunda parte de La t¨ªa Tula. Cuando muri¨® su compa?ero de reparto, Carlos Estrada, el cu?ado con quien Tula no quiso casarse, pens¨¦ que ser¨ªa bueno que ella acudiera a fisgonear, a mangonear, con la disculpa de ver a sus sobrinos y a la mujer que la sustituy¨®. Y quise rodar la pel¨ªcula aqu¨ª, en Cazorla. Pero el proyecto no prosper¨®¡ La verdad es que he hecho muy poco cine¡ Tendr¨ªa que haber rodado m¨¢s¡ pero no me he vendido bien, no he conectado con los productores¡±. Y se retira para seguir leyendo y para informarse de lo que est¨¢ ocurriendo fuera de las paredes de la residencia en que vive. El recuerdo de La t¨ªa Tula est¨¢ siempre con ¨¦l. Y nuestro aplauso por ella.
Babelia
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