Lo que no puede ser es imposible
La terna de j¨®venes toreros sevillanos, por debajo de la noble y sosa corrida de Alcurruc¨¦n
Entre los tres toreros sumaban poco m¨¢s de una quincena de actuaciones en Espa?a y Am¨¦rica en toda la temporada; los tres se jugaban en la Maestranza una parte importante de su futuro; y los tres llegaron al hotel cabizbajos porque no consiguieron el objetivo propuesto.
Normal, por otra parte, porque lo contrario hubiera sido el gordo de la loter¨ªa y eso es una casualidad muy grande. Est¨¢ claro que cuando no se torea, el toro pasa una factura de peso incalculable, m¨¢xime cuando el escenario es de tanta responsabilidad como la plaza sevillana, aunque sea cada vez m¨¢s pueblerina y bullanguera.
Y, en esta ocasi¨®n, la culpa no fue de los toros de Alcurruc¨¦n, que, en mayor o menor media, con un punto general de soser¨ªa en sus embestidas, facilitaron la lidia y posibilitaron el triunfo, si sus matadores hubieran manejado los enga?os, y, sobre todo, la espada, con m¨¢s pericia.
Se llev¨® la palma Esa¨² Fern¨¢ndez; atisb¨® la gloria entre comillas y la mand¨® a paseo al fallar estrepitosamente con el estoque en sus dos toros. Quiz¨¢, en caso contrario, hubiera cortado una oreja en cada uno, pero m¨¢s por su entrega y las dos volteretas que sufri¨® que por la profundidad de su toreo.
Alcurruc¨¦n/Fern¨¢ndez, Jim¨¦nez, De G¨®ngora
Toros de Alcurruc¨¦n, bien presentados, cumplidores en los caballos, sosos y nobles; destac¨® el primero por su movilidad.
Esa¨² Fern¨¢ndez: tres pinchazos _aviso_ pinchazo y estocada (ovaci¨®n); seis pinchazos, media baja _aviso_ y tres descabellos (saludos por su cuenta).
Borja Jim¨¦nez: cuatro pinchazos _aviso_ dos pinchazos y casi entera (silencio); estocada baja (ovaci¨®n).
Lama de G¨®ngora: estocada (silencio); dos pinchazos y estocada (silencio).
Plaza de la Maestranza. Segunda y ¨²ltima corrida de la Feria de San Miguel. 27 de septiembre. Media entrada.
Le toc¨® la perita el dulce del primero de la tarde, que acudi¨® a la muleta con nobleza y recorrido, y Fern¨¢ndez lo tore¨® con temple y relajo en un par de tandas con la mano derecha y otra de naturales muy estimables. Alarg¨® en exceso la faena porque no alcanz¨® la emoci¨®n que la calidad del toro requer¨ªa; cuando quiso lucirse con una arrucina sufri¨® una espectacular voltereta de la que, no se sabe c¨®mo, sali¨® ileso. Despu¨¦s, mat¨® mal y se acab¨® la historia.
Esper¨® al cuarto de rodillas en los medios. Tard¨® el toro en salir, y cuando lo hizo se par¨® a un metro del torero, lo mir¨®, lo midi¨® y, antes de que le diera tiempo de recobrar la verticalidad, lo empal¨® por la corva de la pierna izquierda y lo lanz¨® por los aires, pero como el muchacho es joven y debe ser de chicle, se levant¨® como si tal cosa y lo capote¨® como pudo. Con este toro, que acudi¨® con buen son a la muleta, aunque con la cara a media altura, dibuj¨® algunos naturales aceptables, sin redondear la labor que se esperaba. En esta ocasi¨®n mat¨® a¨²n peor.
A pesar del impresentable mitin con la espada, tuvo la osad¨ªa de coger el capote y salir al tercio a saludar las palmas de cuatro amigos. ?Incomprensible! ?C¨®mo es que alguien no lo retuvo y le facilit¨® una toalla para que se tapara la cara entre barreras en lugar de salir a ridiculizar su dignidad? En fin¡
Borja Jim¨¦nez y Lama de G¨®ngora estuvieron por debajo de las condiciones de sus nobles oponentes. Decidido, pero muy despegado, acelerado, sin reposo y sin fondo el primero, y Lama, que no se vest¨ªa de luces en p¨²blico desde el d¨ªa de su alternativa, el 18 de abril, en esta misma plaza, evidenci¨® que no est¨¢ placeado; derroch¨® voluntad, le falt¨® seguridad y ajuste, y le sobr¨® un toreo mecanizado y mudo.
Sin duda, los tres dieron lo mejor de s¨ª, pero que est¨¢ visto que la experiencia es un grado, que la Maestranza impone mucho, aunque ya no sea la que fue, y que triunfar en las condiciones que llegaron los tres era como comprar un d¨¦cimo y que te toque el gordo. O sea, que lo que no puede ser es imposible.
Babelia
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