El misterioso grabado olmeca que maravill¨® a Traven
M¨¦xico recupera el ¡®Bajorelieve olmeca de Xoc¡¯, una extra?a pieza prehisp¨¢nica de 3.000 a?os de antig¨¹edad que fue robada hace 40 a?os
B. Traven qued¨® impresionado cuando vio la gran roca. Era 1926 y hab¨ªa viajado a la selva de Chiapas (sur de M¨¦xico) en una expedici¨®n arqueol¨®gica. El descubrimiento fue el ¡°m¨¢s interesante de la Selva Lacandona¡±, seg¨²n escribi¨® en sus memorias. Se trataba del Bajorelieve olmeca de Xoc, un grabado de m¨¢s de dos metros de altura elaborado sobre una gigantesca piedra 3.000 a?os atr¨¢s. Traven lo fotografi¨® y fue uno de los pocos no nativos de la regi¨®n que lleg¨® a conocerlo. Durante a?os fue el secreto mejor guardado de la selva chiapaneca hasta que fue robado a principios de la d¨¦cada de 1970.
El grabado que maravill¨® al autor de El tesoro de la Sierra Madre y a otros expedicionistas fue hallado la semana pasada en Par¨ªs. La alerta la dio la casa de subastas Binoche et Guiquello: hab¨ªan recibido una pieza prehisp¨¢nica de 400 kilos cortada en cuatro trozos y la familia de un coleccionista buscaba colocarla en alguna de las pujas de la galer¨ªa francesa. La descripci¨®n del objeto coincid¨ªa con la que la arque¨®loga Susanna Ekholm-Miller hizo en 1968 en su libro El grabado rupestre olmeca de Xoc. Tras 40 a?os de b¨²squeda, la ¨²nica evidencia de que los olmecas pisaron territorio maya estaba en Francia.
Hasta ahora los investigadores desconocen el prop¨®sito de esta pieza
Originalmente el Bajorrelieve olmeca de Xoc se encontraba tallado en una gigantesca roca cercana al pueblo chiapaneco de Ocosingo. El grabado abarcaba 2,20 metros de alto por 1,15 metros de ancho y mostraba a un hombre de la antig¨¹edad usando una m¨¢scara de ave y garras. El hombre cargaba con el brazo izquierdo un bulto parecido al de una planta de ma¨ªz. Hasta ahora los investigadores desconocen el prop¨®sito de esta pieza y las causas que llevaron a los olmecas a labrarla all¨ª, lejos de sus asentamientos en el Estado de Tabasco.
¡°Es una zona poco explorada y estos emplazamientos olmecas no son comunes, entonces habr¨¢ que interpretar por qu¨¦ estaba esta pieza tan relevante en ese lugar, si era un lugar de culto, de tr¨¢nsito comercial, o una avanzada de un grupo olmeca¡±, explica Pedro Francisco S¨¢nchez Nava, coordinador de Arqueolog¨ªa del Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia (INAH). La pieza es una de las m¨¢s grandes que el Gobierno mexicano ha recuperado en los ¨²ltimos a?os.
El ¨²ltimo registro del grabado que se tiene es el que la arque¨®loga Susanna Ekholm-Miller hizo en 1968. Entonces limpi¨® la roca y fotografi¨® a algunos campesinos chiapanecos al lado del grabado. Cuando Ekholm-Miller volvi¨® en 1973 para continuar sus estudios el bajorrelieve hab¨ªa sido arrancado de la piedra caliza en la que se hallaba. ¡°Es imposible describir el sobresalto y el enojo que sentimos cuando estando enfrente a la pe?a donde previamente hab¨ªamos contemplado la magn¨ªfica figura olmeca, el grabado ya no estaba all¨ª. Hab¨ªa sido removido brutal y completamente¡±, escribi¨® la investigadora en su libro sobre la pieza.
?C¨®mo llegaron 400 kilos de vestigios prehisp¨¢nicos a Francia? Los ladrones de la pieza desprendieron el grabado con una base de 30 cent¨ªmetros de piedra y despu¨¦s lo cortaron en cuatro partes, casi iguales. La zona donde se encontraba originalmente el bajorrelieve est¨¢ a 250 kil¨®metros de la frontera con Guatemala, por lo que la pieza pudo haber salido de M¨¦xico hacia Centroam¨¦rica sin que las autoridades lo notasen. De all¨ª, posiblemente viaj¨® en barco hacia Europa. Las autoridades desconocen por cu¨¢ntas manos circul¨® el bajorrelieve o el precio que el mercado negro fij¨® por ¨¦l.
En las pr¨®ximas semanas, el Bajorrelieve olmeca de Xoc volver¨¢ a M¨¦xico. Las autoridades del INAH todav¨ªa no se deciden entre llevarlo al Museo Nacional de Antropolog¨ªa en la Ciudad de M¨¦xico o al Museo Regional de Chiapas, donde una copia del grabado espera a ser reemplazada por el original. ¡°Una vez que sea repatriado se cerrar¨¢ un c¨ªrculo que seguramente nunca debi¨® abrirse¡±, comenta S¨¢nchez Nava. Despu¨¦s de la expedici¨®n de 1926, B. Traven volvi¨® a Ocosingo en 1928 y 1930. Su fijaci¨®n con el hallazgo del grabado fue tal que el escritor pidi¨® que a su muerte sus cenizas fueran esparcidas en el R¨ªo Jatate, a 50 kil¨®metros de donde vio por primera vez la roca grabada que lo maravill¨®.
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