Coincidencias, vanguardias, mitos
Qu¨¦ sencillo ser¨ªa todo si uno pudiera modificar el pasado tan f¨¢cilmente, me digo cada vez que comparo dos dedicatorias de Saramago. La gesta del Alc¨¢zar, rebatida
El azar objetivo, una vez m¨¢s. El mismo d¨ªa en que recibo Los poemas de Ricardo Reis, s¨¦ptimo volumen de la Poes¨ªa de Fernando Pessoa (Abada), en edici¨®n biling¨¹e y primorosamente traducido, como los otros seis, por Juan Barja (?de d¨®nde saca tiempo para tanto?) y Juana Inarejos, encuentro en una abigarrada caseta de la Feria de oto?o del libro de ocasi¨®n, un ejemplar en buen estado de la primera edici¨®n espa?ola (Seix Barral, 1985) de El a?o de la muerte de Ricardo Reis, mi preferida (fue la primera que le¨ª) entre las tres o cuatro obras maestras de Jos¨¦ Saramago (1922-2010). Y, como hago cada vez que me topo con un ejemplar de esa edici¨®n casi desaparecida y mal encuadernada (el libro est¨¢ fresado y no cosido), volv¨ª a comprarla. No, no crean que colecciono ejemplares; los adquiero para regalar y por razones muy diferentes. Primero porque la novela del ¨²nico premio Nobel portugu¨¦s (1998) me parece de lectura obligada. Y, luego, porque cada uno de esos ejemplares constituye algo as¨ª como una prueba irrefutable de algo que siempre me ha inquietado en las biograf¨ªas de ciertos escritores que admiro. Voy a explicarme (otra vez). G¨¦rard Genette, uno de los grandes narrat¨®logos estructuralistas, dec¨ªa que la funci¨®n de la dedicatoria impresa (no la que se hace a mano en un s¨®lo ejemplar) es invocar al dedicatario del mismo modo que, antes, ¡°el aedo invocaba a la musa¡±, es decir, para implicarlo ¡°como una especie de inspirador ideal¡±. Evidentemente, Saramago se apart¨® de la norma o su musa era tornadiza, incluso retrospectivamente. En la edici¨®n mencionada, la novela est¨¢ dedicada A Isabel, otro libro, otra se?al, pero en la que public¨® Alfaguara en 1998 ¡ªmucho mejor editada y encuadernada, por cierto¡ª el mismo libro (sin cambios) estaba dedicado lac¨®nicamente A Pilar. Qu¨¦ sencillo ser¨ªa todo si uno pudiera modificar el pasado tan f¨¢cilmente, me digo cada vez que las comparo (me refiero a las ediciones, no a las musas). Y, en cierto modo, qu¨¦ raz¨®n ten¨ªa Ricardo Reis, el m¨¢s horaciano de los heter¨®nimos de Pessoa (y a quien el poeta portugu¨¦s hizo nacer en 1887 y Saramago enterr¨® en 1936), cuando con acento borgiano (pero avant l¡¯Aleph), exclamaba: ¡°Nada sino el instante me conoce. / Mi recuerdo no es nada, y es que siento / quien fui y quien soy / como distintos sue?os¡±.
Vanguardias
Si no fuera porque (todav¨ªa) est¨¢n insuficientemente distribuidos y publicitados, muchos de los libros que editan las 66 editoriales universitarias espa?olas (www.une.es) ocupar¨ªan mucho m¨¢s espacio en las mesas de novedades de las (buenas) librer¨ªas. Entre los que he recibido ¨²ltimamente, selecciono tres bastante breves que, probablemente, no hubieran publicado las editoriales privadas, y que demuestran el inter¨¦s de sus editores por aspectos o figuras de las vanguardias hist¨®ricas. Para la voz (coeditado por las universidades de Castilla-La Mancha, Cantabria y San Jorge) re¨²ne en estuche los facs¨ªmiles en ruso y espa?ol (traducci¨®n de Jos¨¦ Luis Reina Palaz¨®n) de 13 poemas de Maiakovski publicados como plaquette en 1923; preciosa edici¨®n (una ganga: 30 euros) dise?ada por El Lisitski en su momento y preparada ahora por Jos¨¦ Antonio Sarmiento. Sarmiento es tambi¨¦n el editor y compilador del librito La clase de Beuys (Castilla-La Mancha), que recoge una breve antolog¨ªa de textos (propios y ajenos) relacionados con los proyectos educativos de Joseph Beuys; especial inter¨¦s reviste su borrador del proyecto de Universidad Libre. Por ¨²ltimo, El universo dereniano (tambi¨¦n de Castilla-La Mancha) re¨²ne un conjunto de textos fundamentales (editados y traducidos por Carolina Mart¨ªnez) de la poeta, core¨®grafa, bailarina, fot¨®grafa y, sobre todo, cineasta ruso-americana Maya Daren, una de las m¨¢s relevantes, desconocidas y apasionantes figuras de las vanguardias norteamericanas de los a?os 40 y 50. Si tienen curiosidad, no se pierdan su pel¨ªcula At Land (1944) en Youtube.
Sin novedad
Al menos dos generaciones educadas en el franquismo fueron aleccionadas con la gesta del Alc¨¢zar de Toledo. Los vencedores a sangre y fuego necesitaron construir r¨¢pidamente una mitolog¨ªa legitimizadora de su rebeli¨®n antidemocr¨¢tica que tuviera tambi¨¦n la capacidad de eliminar los rescoldos de mala conciencia de los tibios: la m¨¢s famosa, completa y repulsiva de sus construcciones heroicas pudo verse en la c¨¦lebre pel¨ªcula fascista del italiano Augusto Genina Sin novedad en el Alc¨¢zar (1940; reestrenada con cortes en 1960). S¨ª: en las enciclopedias y las m¨¢s bien chapuceras clases de Formaci¨®n del Esp¨ªritu Nacional se adoctrinaba a ni?os y ni?as en el desprendido hero¨ªsmo patri¨®tico de los defensores de aquella plaza, adornando el relato con motivos dram¨¢ticos y narrativos que enfatizaban la moraleja buscada (sufrimiento, hambre, abnegaci¨®n frente al asedio de la horda roja). Los mitos sobre la gesta comenzaron a resquebrajarse en 1967, cuando Luis Quintanilla ¡ªun estupendo artista y cronista, adem¨¢s de un personaje apasionante¡ª public¨® en la inolvidable editorial parisina ¡ªpero tan espa?ola¡ª Ruedo Ib¨¦rico Los rehenes del Alc¨¢zar de Toledo, un libro que, entre otras cosas, ven¨ªa a explicar que existieron m¨¢s de 500 rehenes (mujeres y ni?os republicanos) encerrados en el Alc¨¢zar, y que la c¨¦lebre conversaci¨®n telef¨®nica entre Moscard¨® y su hijo (¡ª?Papa! ¡ª?Qu¨¦ hay, hijo m¨ªo?) nunca tuvo lugar. Aquel libro, editado y adaptado ahora por Esther L¨®pez Sobrado ¡ªque ha dedicado buena parte de su carrera a la figura de Luis Quintanilla¡ª acaba de publicarlo Espuela de Plata, uno de sellos de la meritoria editorial sevillana Renacimiento.
?lbumes
Significativa avalancha oto?al de ¨¢lbumes gr¨¢ficos. Empiezo con la reedici¨®n de un cl¨¢sico: el Pinochio de Winshluss (La C¨²pula, 26,90, r¨²stica), uno de esas obras maestras de la literatura gr¨¢fica que no puede faltar en ninguna biblioteca de aficionados al c¨®mic. Entre las novedades absolutas destaco dos que me han llamado la atenci¨®n por la originalidad de su gui¨®n y la puesta en p¨¢gina de los dibujos: Arenas movedizas (Impedimenta, 20,95), de Max M?nch, Alexander Lahl y Kitti Kahane, centrado en los ¨²ltimos d¨ªas de la RDA, y, sobre todo, Alicia en Sussex (Salamandra, 20 euros, traducci¨®n de Miguel S¨¢enz), una original y muy literaria recreaci¨®n del libro de Lewis Carroll ¡ªdel que este a?o celebramos el 150 aniversario de su publicaci¨®n¡ª en la que se cita a Cioran, Dostoievski o Nietzsche y se rinde abundante homenaje al exc¨¦ntrico y par¨®dico escritor vien¨¦s Hans Carl Artmann (1921-2000). Les recuerdo, por ¨²ltimo, que DeBolsillo acaba de publicar (19,95) el segundo volumen de Pies descalzos, una historia de Hiroshima, la monumental obra del mangaka Keiji Nakazawa (1939-2012).
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