Buen estilo de Iv¨¢n Vicente y entrega de Jim¨¦nez en el cierre de Madrid

Madrid concluy¨® la temporada 2015 con una corrida de escaso contenido, a pesar de algunos interesantes detalles a cargo de Iv¨¢n Vicente, que realiz¨® el mejor toreo de la tarde, y de Javier Jim¨¦nez, sin que ninguno de los dos alcanzara el triunfo.

Con un tercio de entrada, se lidiaron cuatro toros de Mart¨ªn Lorca y dos -tercero y quinto- de Escribano Mart¨ªn, bien presentados, pero de desiguales hechuras y arboladuras, y de juego tambi¨¦n variado. Tuvo nobleza y calidad el flojito primero; fue complicado el segundo; el tercero tuvo transmisi¨®n, a¨²n sin humillar; inv¨¢lido el cuarto; y deslucidos, quinto y sexto.

La plaza de Las Ventas ech¨® el cierre a la temporada con una corrida gris en lo art¨ªstico, en la que, no obstante, hubo alg¨²n conato de esperanza por el buen estilo y la capacidad de Iv¨¢n Vicente y la disposici¨®n de Javier Jim¨¦nez. L¨¢stima que por circunstancias nada se concret¨®.

Cinco lances de maravilla y media al ralent¨ª fueron la carta de presentaci¨®n de Iv¨¢n Vicente en el que abri¨® plaza, un toro noble y con calidad, pero justo de fuerzas. El torero madrile?o instrument¨® una faena muy templada, de gusto y plasticidad, aunque sin compactarla del todo por lo r¨¢pido que se apag¨® el animal.

Y no pudo redondear nada Vicente con el inv¨¢lido y claudicante cuarto, que estuvo m¨¢s tiempo en el suelo que de pie; fue imposible darle dos muletazos seguidos sin que perdiera las manos. Lo mejor, la estocada final, que por s¨ª sola mereci¨® la ovaci¨®n que recibi¨®.

Jim¨¦nez se luci¨® en el saludo a la ver¨®nica a su primero, un toro que manse¨® en los primeros tercios, pero que respondi¨® con transmisi¨®n en la muleta, a¨²n sin humillar lo suficiente; permiti¨®, no obstante, al sevillano mostrar su dimensi¨®n de torero valiente y capaz en dos primeras tandas a derechas en las que enganch¨® muy bien a su oponente para llevarlo largo y embebido en la muleta.

L¨¢stima que no hubiera continuidad, unas veces por un molesto calamocheo del toro, y otras por no acertar el torero en la distancia y la velocidad, lo que hizo que abundaran los enganchones, lo que dio la sensaci¨®n de falta de acople. Unas ajustadas bernadinas finales no fueron suficientes para remontar un ambiente que ya se hab¨ªa vuelto en contra.

El ¨²ltimo toro de la tarde y del a?o en Madrid no regal¨® ni una sola embestida. Fue un animal sin clase y con mal estilo, con el que Jim¨¦nez hizo un esfuerzo bald¨ªo.

Lo del mexicano Amaya fue caso aparte. No quiso ni ver a su primero, toro que tuvo sus complicaciones, pero no con la exageraci¨®n que lo trat¨® el azteca, que se limit¨® a ¡®quitarle las moscas¡¯, sin el m¨¢s m¨ªnimo compromiso.

El descaro continu¨® en el quinto, brind¨® inopinadamente al p¨²blico, lo que, al final, se tradujo en cierta rechifla del tendido, pues el mexicano, que esta vez intent¨® quedarse m¨¢s quieto, de nuevo no lleg¨® pasar de las vulgares y ap¨¢ticas apariencias. El mitin con la espada fue tambi¨¦n algo muy serio. De ah¨ª la bronca final.