?Qui¨¦n ahorc¨® al gorri¨®n?
El fascinante regreso a la direcci¨®n de Andrzej Zulawski despu¨¦s de 15 a?os
En una entrada de 1962 en sus inmortales Diarios, el polaco Witold Gombrowicz escribi¨®: ¡°?Qu¨¦ es una novela polic¨ªaca? Un intento de organizar el caos. Por eso mi Cosmos, que me gusta llamar ¡°una novela sobre la formaci¨®n de la realidad¡±, ser¨¢ una especie de novela policial¡±. Al a?o siguiente, a?adi¨®: ¡°Trazo dos puntos de partida, dos anomal¨ªas muy distantes una de otra: a) un gorri¨®n colgado; b) la asociaci¨®n entre la boca de Katasia y la boca de Lena¡±. Gombrowicz public¨® Cosmos en 1965, una novela que, de hecho, parec¨ªa ser la hermana juvenil de la precedente Pornograf¨ªa, aparecida en 1960, en la que dos viejos verdes alojados en casa ajena se empe?aban en crear la situaci¨®n propicia para que la primog¨¦nita de ese hogar acomodado traicionase a su atildado novio y acabase acost¨¢ndose con el mozo de cuadra. En Cosmos, dos estudiantes se retiran a una pensi¨®n rural y la mirada de uno de ellos siente la atracci¨®n del misterio y del pecado al toparse con un p¨¢jaro ahorcado, la carnal visi¨®n de los muslos y los labios perfectos de la hija de la due?a de la pensi¨®n y los labios deformes de la criada. Con ese extra?o punto de partida, el autor de ese inmortal canto a la inmadurez que fue Ferdydurke logr¨® proponer un extra?o objeto literario que era, al mismo tiempo, novela criminal por otros medios y zumbona reflexi¨®n sobre el sentido de la existencia en un universo ca¨®tico.
'Cosmos' no solo no ha decepcionado a sus incondicionales: tambi¨¦n ha espoleado su inevitable grado de desconcierto
Cosmos es la inspiraci¨®n que ha elegido otro polaco, Andrzej Zulawski, para volver al cine tras 15 a?os de silencio cinematogr¨¢fico. La presencia del director, finalmente cancelada a ¨²ltima hora por motivos personales, era una de las m¨¢s esperadas en esta 48? edici¨®n del Festival de Sitges, pero su pel¨ªcula no solo no ha decepcionado a sus incondicionales: tambi¨¦n ha espoleado su inevitable grado de desconcierto y ha motivado m¨¢s de una deserci¨®n en su pase de prensa. Zulawski sigue en forma, aunque muchos de quienes le consideraron autor de culto en los tiempos de Lo importante es amar (1975) repudien hoy sus formas por hist¨¦ricas, exasperadas y excesivas. Lo cierto es que el peculiar estilo de rodar de Zulawski, con esa c¨¢mara que parece un nervio crudo en movimiento, se adapta a la perfecci¨®n a la vehemencia verbal de Gombrowicz.
Con el respaldo financiero de Paulo Branco -productor que, junto a Jeremy Thomas y Luis Mi?arro, ha consagrado su carrera a proteger e impulsar las formas m¨¢s radicales del contempor¨¢neo cine de autor- y con una Sabine Azema que parece estar pas¨¢ndoselo aqu¨ª tan bien como en sus trabajos para Alain Resnais, Zulawski se toma muy en serio a Gombrowicz, pero, al mismo tiempo, lo inserta en un incesante juego de referencias que incluye abundantes chanzas verbales sobre directores de cine -Steven Spielberg incluido- y gui?os al pante¨®n de la historieta franco-belga, con Tint¨ªn y Blake y Mortimer como iconos primordiales, mientras las televisiones y los iMacs desgranan im¨¢genes de la guerra en Extremo Oriente y los desfiles de moda en Par¨ªs.
Programada en la secci¨®n Noves Visions One y potencialmente irritante para todo aquel espectador que no conozca la novela original o tenga alergia al registro afectado de su actor principal (Jonathan Genet), Cosmos ha sido, sin duda, una de las pel¨ªculas m¨¢s libres y salvajes de este certamen donde, en ocasiones, los mayores deslumbramientos y el m¨¢s directo poder de transgresi¨®n se han refugiado fuera de la secci¨®n oficial. Con todo, los protocolos que, d¨¦cadas atr¨¢s, llevaban al grueso del p¨²blico a abuchear todo aquello que sonara remotamente intelectual y a jalear incluso la m¨¢s rutinaria decapitaci¨®n parecen haberse atenuado en una edici¨®n que ha programado no pocos t¨ªtulos en la ¨®rbita del m¨¢s ambicioso cine de autor. Aunque es posible que el jurado no le conceda excesivas oportunidades, la secci¨®n oficial tuvo uno de sus mejores trabajos en la human¨ªsima y reposada Cemetery of Splendour, del tailand¨¦s Apichatpong Weerasethakul, donde lo fant¨¢stico se infiltra arm¨®nicamente en lo cotidiano en una historia protagonizada por un soldado en coma y su cuidadora voluntaria. En sus sesiones especiales fuera de competici¨®n, la secci¨®n oficial tambi¨¦n tuvo espacio para el wuxia deconstruido de The Assassin, del taiwan¨¦s Hou Hsiao-Hsien, y para Youth, del italiano Paolo Sorrentino, cuya proyecci¨®n fue recibida como todo un acontecimiento a celebrar por parte del grueso del p¨²blico asistente.
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