Genealog¨ªa de la creaci¨®n
El canon po¨¦tico de Bloom es muy angloc¨¦ntrico, muy esp¨ªritu nacional norteamericano, muy egol¨¢trico, muy sabio y tambi¨¦n, en ocasiones, muy hijo de la moda deconstructiva
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Harold Bloom (1930) public¨® en 1973 su principal libro te¨®rico, La angustia de las influencias, donde sosten¨ªa, b¨¢sicamente, que la poes¨ªa nace de la poes¨ªa y que un autor nuevo es fuerte (strong) si es capaz de digerir las inevitables influencias de los autores precedentes, dot¨¢ndolas de un sello inconfundiblemente propio. ?C¨®mo se hace eso? Despu¨¦s de marear mucho la perdiz, en El canon occidental (1994) lo dice a las claras, con vieja f¨®rmula (rom¨¢ntica): con fuerza interior, con experiencia propia. Desde entonces, Bloom no se ha apeado de esa idea y no hay libro suyo que no la convierta en la espina dorsal de su argumentaci¨®n.
Este que comento ahora tampoco escapa a esa ley fatal. En ¨¦l todos los poetas surgen de alguna influencia angustiosa ¡ªmejor o peor justificada¡ª y, al hilo de esa idea seminal, toda la poes¨ªa moderna en lengua inglesa surge de W. Wordsworth. Quiz¨¢ por esa raz¨®n el siglo XIX ingl¨¦s est¨¢ en este libro muy bien representado, y tal vez tambi¨¦n por ello dos gigantes norteamericanos, Whitman y Dickinson, se erigen en muy potentes faros de la poes¨ªa por venir en EE UU. Sorprendentemente, ya en el XX, Inglaterra casi desaparece: solo Graves, Auden y Geof?frey Hill sobreviven (Heaney es norirland¨¦s).
Del resto de las lenguas, de Petrarca solo destaca su dependencia con Dante, pero no su genialidad introspectiva. Pushkin es m¨¢s un narrador que un poeta que da pie a plantear el viejo problema de la traducci¨®n, ese enigm¨¢tico arte, asegura Bloom. Baudelaire sobrevive a la influencia de Hugo gracias a la inmensa penetraci¨®n psicol¨®gica de sus visiones. Rimbaud es objeto de una reflexi¨®n extravagante, y Val¨¦ry es un cr¨ªtico af¨ªn al propio Bloom puesto que anticip¨® una visi¨®n moderna del problema de las influencias.
Del mundo hispano, adem¨¢s de ligeras y mal asesoradas apreciaciones, Neruda es un extra?o seguidor de Quevedo con potentes injertos de la cepa Whitman, y Paz es sobre todo un ensayista que busca desesperadamente el quid angustioso de la mexicanidad.
El libro es muy angloc¨¦ntrico ¡ª49 poetas en ingl¨¦s sobre 56 en total¡ª, muy esp¨ªritu nacional norteamericano (Bloom lo llama ¡°sublime americano¡±), muy egol¨¢trico ¡ªno existe m¨¢s cr¨ªtica que la de Bloom¡ª, muy sabio y tambi¨¦n, en ocasiones, muy hijo de la moda deconstructiva (v¨¦ase el cap¨ªtulo Blake, casi incomprensible, e incluso el dedicado a Rimbaud, un verdadero galimat¨ªas). Por ¨²ltimo, el libro es valiente e independiente y apela a la voz biogr¨¢fica del cr¨ªtico para justificar evaluaciones y emociones m¨¢s propias de lector apasionado que de un amojamado especialista lleno de miedo al oscuro tribunal de la Academia. Solo para disfrutar de esta rara y gran lecci¨®n conviene leer este libro de uno de los grandes cr¨ªticos literarios de cualquier ¨¦poca.
Poemas y poetas. Harold Bloom. Traducci¨®n de Antonio Rivero Taramillo P¨¢ginas de Espuma. Madrid, 2015. 686 p¨¢ginas. 29 euros.
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