Ay, si esto lo pillan Scorsese o Michael Mann...
¡®Black Mass¡¯ es convencional; Depp encarna a un asesino sin matices
Que yo recuerde, jam¨¢s ha existido crisis, ni pasajera ni c¨ªclica, para el g¨¦nero del cine de g¨¢ngsters desde que este comenz¨® a hablar. Aparte del morbo o el escalofr¨ªo que pueden provocar la violencia, el suspense y el peligro en multitud de espectadores que jam¨¢s han tenido un arma en sus manos ni la vocaci¨®n o la necesidad de utilizarla contra otros seres humanos, es innegable la ancestral fascinaci¨®n que ejercen entre los que acatan o se resignan a las leyes institucionalizadas aquellos que las desaf¨ªan, las transgreden, o solo obedecen a sus propios c¨®digos. Y el g¨¦nero, sus posibilidades para crear espect¨¢culo, tratar la corrupci¨®n, el horror, las tenues barreras entre los presuntos representantes de la justicia y el orden y la villan¨ªa del crimen organizado, el siempre turbio combate entre el bien y el mal, ha tentado a muchos de los grandes directores de la historia del cine, de Hawks a Scorsese, de Walsh a Coppola.
BLACK MASS
Direcci¨®n: Scott Cooper.
Int¨¦rpretes: Johnny Depp, Dakota Johnson, Joel Edgerton, Juno Temple, Guy Pearce, Benedict Cumberbatch, Kevin Bacon.
G¨¦nero: G¨¢ngsters
Duraci¨®n: 122 minutos.
La eterna rentabilidad econ¨®mica de un g¨¦nero y sus variantes que han creado tantas obras de arte, que en ¨¦pocas fue esquem¨¢tico o convencional pero en otras enormemente complejo, provoca que Hollywood invierta en ¨¦l un a?o s¨ª y al siguiente tambi¨¦n. Nunca pasar¨¢ de moda. Ni los circenses efectos especiales, ni los blockbusters, ni los superh¨¦roes, ni la sobredosis de im¨¢genes vacuas que no deben durar en la pantalla m¨¢s de diez segundos, no vaya a ser que al espectador le hagan pensar, conseguir¨¢n que el p¨²blico pierda la adicci¨®n al cine enamorado de la negrura.
Y, por supuesto, ninguna de las grandes estrellas masculinas desde?ar¨¢ meterse en la piel (y en el coraz¨®n, suponiendo que el malvado disponga de ¨®rgano tan vulnerable) de un fuera de la ley o del tipo que se ha propuesto cazarlo, aunque la profesionalidad de ambos funcione con similar y alarmante metodolog¨ªa, que los dos combinen luces y sombras. Hagan memoria y recuerden cu¨¢ntas veces han visto a Pacino, de Niro, Nicholson, Penn, Crowe y otras incontestables leyendas actuales interpretando a g¨¢ngsters o polic¨ªas de primera clase.
A Johnny Depp tambi¨¦n le va esa prestigiosa marcha. Su trabajo y su presencia eran muy potentes en la excelente Donnie Brasco e interpretando al m¨ªtico John Dillinger en Enemigos p¨²blicos. Este actor, en posesi¨®n de tanto sentido de la comicidad, la caricatura, el esperpento y la comedia (logra ser brillante incluso en esa saga tan boba y cansina de los piratas caribe?os) tambi¨¦n apuesta a que puede bordar a un personaje exclusivamente siniestro, a un psic¨®pata con mucho y turbio poder, a un fulano que no deja testigos de sus salvajadas y que disfruta matando.
Encarna en Black Mass a Whitey Bulger, un jefe de la mafia irlandesa de Boston inspirado en un personaje real. Alguien que descubri¨® las ventajas de trabajar como informante de lujo para el FBI a cambio de que hicieran la vista gorda con su criminal imperio y le libraran de la competencia. La tem¨¢tica del profundo, pragm¨¢tico y asqueroso cord¨®n umbilical que une en funci¨®n de intereses comunes a la mafia genuina con la mafia pol¨ªtica, empresarial, judicial y policial, la ha desarrollado con impresionante talento literario James Ellroy en toda su obra.
El director Scott Cooper cuenta aceptable y convencionalmente una historia que en manos de Scorsese o de Michael Mann podr¨ªa haber sido memorable. Tengo la sensaci¨®n de que s¨¦ c¨®mo va a transcurrir desde el principio, las pretensiones de complejidad se diluyen, los personajes responden a moldes fijos, no hay progresi¨®n ni sorpresa. Y parte de Depp, ha dispuesto de un gran presupuesto y de muy buenos actores en papeles secundarios. La ves sin disgusto, la olvidas r¨¢pido.
En cuanto a Depp, no s¨¦ si le nominaran al Oscar, pero yo siento en todo momento que le aplasta el aparatoso maquillaje, los implantes que le han colocado para simular la calvicie. De acuerdo en que su mirada acojona, pero hay una especie de artificio molesto en su trabajo. Ve¨ªa a Brando en El padrino, pero tambi¨¦n su magistral creaci¨®n de Vito Corleone. Aqu¨ª veo todo el rato a Depp disfrazado, encarnando a un asesino sin matices.
Babelia
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