Recuerdo de un amigo
Carlos Bouso?o le dedic¨® su obra po¨¦tica completa. Hoy, Vicente Puchol le rememora como un gran humanista
De la estirpe asturiana descendi¨® Carlos Bouso?o, el mayor humanista del siglo XX espa?ol, que injert¨® en su profunda vocaci¨®n intelectual su sabidur¨ªa po¨¦tica, hasta el extremo de alcanzar un destino culminante entre los dem¨¢s poetas de su siglo. Mi amistad fraterna con ¨¦l me ha estimulado en el estudio de su doble vertiente especulativa y po¨¦tica.
En su primer libro, La teor¨ªa de la expresi¨®n po¨¦tica, enriquecida en sucesivas ediciones, desentra?¨® para siempre lo que Carl Schiller, en su Educaci¨®n est¨¦tica del hombre, consider¨® "el sagrado misterio de la poes¨ªa", alumbrando cient¨ªficamente las leyes intr¨ªnsecas de la poes¨ªa de todos los tiempos y culturas. Posteriormente, sus libros: El irracionalismo po¨¦tico ¨Cel s¨ªmbolo- y, sobre todo, ?pocas literarias y evoluci¨®n, que contiene en un ap¨¦ndice La historia del individualismo, y que en ediciones posteriores desarroll¨® fruct¨ªferamente, descorrieron el velo de un horizonte nuevo para el estudio de la cultura, constituyendo, ella misma, la m¨¢s avanzada teor¨ªa de la literatura.
Paralelamente al desarrollo de su obra te¨®rica, Bouso?o fue elaborando su poes¨ªa que, a diferencia de la mayor¨ªa de los poetas, no constituye un continuum desde una inicial visi¨®n personal del mundo, sino m¨²ltiples visiones contemplativas de ¨¦l, mediante distintas concepciones po¨¦ticas. Su po¨¦tica ha sido as¨ª multiforme y ha ido fragu¨¢ndose a tempo vivere.
Tengo para m¨ª, que lo m¨¢s encarecido de su obra po¨¦tica es su grandiosa imaginaci¨®n ling¨¹¨ªstica. Dir¨ªase un r¨ªo que durante su curso atraviesa los m¨¢s variados paisajes, se remansa en ellos, se precipita por abruptas bre?as o se dilata por estuarios desconocidos. Recuerdo haberme dicho:
¡ªHaces un agujero, ahondas en ¨¦l, y llegas a conectar con la cultura universal.
Leer su poes¨ªa es abrirse a las m¨²ltiples sonrisas est¨¦ticas del mundo. A la manera de Hegel fue un peregrino de la belleza, esperanzado en fundirse en su posesi¨®n. Ajeno a las modas y sus intereses, creador de estilos y expresiones diversas, su af¨¢n fue la emoci¨®n est¨¦tica, por la que vivi¨® siempre entregado.
Pero su mejor obra fue su vida. Busc¨® el amor y la comprensi¨®n de todo lo humano. Una de las veces en que estuvo enamorado, su mejor amigo le traicion¨®. Me extra?¨® que continuara inc¨®lume su amistad con ¨¦l. Pero ¨¦l me dijo:
¡ªElla me ha causado un gran sufrimiento, pero hacia ¨¦l no le guardo ning¨²n rencor, porque yo, en su lugar, hubiera hecho lo mismo.
Una editorial alemana le visit¨® para difundir su obra especulativa mundialmente, y le rog¨® que intercediera con la editorial que ten¨ªa sus derechos, porque se enroc¨® en unos royalties excesivos. Carlos les dijo:
¡ªSu trato conmigo ha sido siempre exquisito, nunca me han puesto la m¨¢s m¨ªnima objeci¨®n a mis innumerables correcciones de las diversas ediciones de mis obras, a las man¨ªas que tenemos los intelectuales. ?C¨®mo voy a corresponder poni¨¦ndome del lado de ustedes, por muy loables que sean sus razones?
¡ª?Se da cuenta que se trata de la difusi¨®n mundial de su obra?
¡ª?Y ustedes comprenden mi deber de cortes¨ªa hacia ellos?
Yo le dije que las argumentaciones de la editorial alemana eran de mayor peso que las de su editorial espa?ola; ¨¦l me replic¨®:
¡ªYo me reserv¨¦ lo mejor: el disfrute de crear mi obra, libremente, sin ninguna limitaci¨®n.
Los hombres preclaros, como ¨¦l, son los que han impedido que la humanidad acabe destruy¨¦ndose, los aut¨¦nticos cancilleres que la gu¨ªan a trav¨¦s de la niebla.
Carlos Bouso?o me dio a conocer la amistad verdadera, y su generosidad lleg¨® al extremo de dedicarme su obra po¨¦tica completa. Su esposa me comunic¨® su fallecimiento de inmediato, y yo sent¨ª el profundo dolor de haber perdido al amigo m¨¢s querido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.