¡°Espa?a ten¨ªa un relato de naci¨®n coherente y po¨¦tico¡±
Tom¨¢s P¨¦rez Vejo recrea en su ¨²ltimo libro c¨®mo los sucesivos Estados difundieron su concepci¨®n del pa¨ªs a trav¨¦s de la pintura de historia
El debate sobre la identidad espa?ola, tan vivo hoy, es tan antiguo como la propia historia del pa¨ªs. La idea de qu¨¦ es Espa?a y qu¨¦ son los espa?oles ha flotado en el imaginario colectivo desde los Reyes Cat¨®licos hasta estos d¨ªas de soberanismo catal¨¢n. Y c¨®mo se ha construido a lo largo de los siglos esa identidad, con sus ¨¦xitos y fracasos, ayuda a iluminar la concepci¨®n que ahora existe sobre la naci¨®n. En Espa?a imaginada. Historia de la invenci¨®n de una naci¨®n, Tom¨¢s P¨¦rez Vejo, profesor-investigador en la Escuela Nacional de Antropolog¨ªa e Historia de M¨¦xico, pone el acento sobre una de las herramientas que ayudaron a edificar esa idea: la pintura de historia. Durante ¨¦pocas, el Estado tuvo en los pintores el mejor instrumento para transmitir qu¨¦ quer¨ªa que se entendiera por Espa?a. El Estado aprovechaba el arte para sus fines pol¨ªticos, y el artista se aseguraba con tan solvente socio un comprador y un prestigio social.
¡°Una corriente historiogr¨¢fica en los ¨²ltimos a?os plantea que las naciones son construcciones culturales, no son realidades naturales, no son, sino que se crean ellas. Una naci¨®n es un relato¡±, explica Tom¨¢s P¨¦rez Vejo. El embri¨®n, seg¨²n el autor, tiene una fecha de nacimiento, la monarqu¨ªa de los Reyes Cat¨®licos, un momento de m¨¢ximo auge y esplendor que se prolonga hasta finales del siglo XVI, con Carlos V y Felipe II, las glorias de la casa espa?ola; que entra en decadencia en el siglo XVII para continuar con un XVIII afrancesado y que resucita con la Guerra de Independencia en 1808 y la Constituci¨®n de C¨¢diz. ¡°Esa ser¨ªa la imagen central de Espa?a, no vinculada a im¨¢genes concretas, sino reiterativas¡±, dice P¨¦rez Vejo. ?Cu¨¢les son esas im¨¢genes? El reinado de los Reyes Cat¨®licos aparece definido por la unificaci¨®n, la conquista del reino de Granada y el descubrimiento de Am¨¦rica; Carlos V es el dominio sobre Europa, pero tambi¨¦n la muerte de los comuneros y el fin de las libertades castellanas; Felipe II es el hombre de El Escorial; y de ah¨ª a los obras de Goya sobre el levantamiento contra los franceses, ¡°la naci¨®n que vuelve a rebelarse contra el extranjero¡±.
As¨ª se pint¨® Espa?a a s¨ª misma a trav¨¦s de los dedos de unos pintores que poco menos eran funcionarios del Estado. ¡°Donde el artista demostraba su val¨ªa era pintando cuadros de historia, en los que hab¨ªa un relato. Solo eso se consideraba gran arte¡±, cuenta P¨¦rez Vejo; ¡°lo que defin¨ªa la importancia de una pintura era el tema, no c¨®mo estaba pintada. Y ese pintor solo pod¨ªa pintar para el Estado. Los cuadros med¨ªan 20 metros cuadrados y no los pod¨ªan comprar personas privadas. Todo pasaba por las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes. Si un pintor quer¨ªa conseguir una medalla, ten¨ªa que pintar los cuadros de historia que el Estado quer¨ªa. Si pintaba otra cosa, iba a fracasar en la exposici¨®n, no obten¨ªa medalla, no vend¨ªa su cuadro, no lograba cargos acad¨¦micos¡±. La ecuaci¨®n estaba clara. En esa l¨ªnea ideol¨®gica, los pintores fueron unos actores m¨¢s ¨²tiles que los escritores, que disfrutaban de una autonom¨ªa mayor y un mercado privado. ¡°La vida de los pintores de historia estaba controlada por el Estado¡±.
Para Am¨¦rica Latina, Espa?a no dejar¨¢ de ser el pa¨ªs de los conquistadores. No existe ese invento de la marca Espa?a¡±
Claro que en ocasiones el contenido fue objeto de diferencias en el seno del poder. En el siglo XIX, Espa?a se convierte en un pa¨ªs rom¨¢ntico para el resto del mundo. ¡°Los viajeros vienen a buscar el exotismo: bandoleros, gitanas, toreros. Eso est¨¢ asociado a una cierta concepci¨®n del ser espa?ol, la valent¨ªa, el car¨¢cter dram¨¢tico¡, pero tambi¨¦n tiene que ver con el retraso de la sociedad espa?ola. Eso no significa que la sociedad fuera as¨ª. Pero uno ven¨ªa de Londres no a ver la clase media que ya hab¨ªa en su ciudad, sino bandoleros, gitanas, toreros. Frente a eso, las ¨¦lites pueden asumirlo como parte intr¨ªnseca de Espa?a o apostar por el progreso o regeneraci¨®n. Hay un conflicto¡±.
PREGUNTA.??Tuvo ¨¦xito o fracas¨® esa creaci¨®n de la identidad nacional?
RESPUESTA.?El Estado espa?ol tiene ¨¦xito en el siglo XIX en la construcci¨®n de un relato de naci¨®n coherente y con una cierta belleza po¨¦tica, hab¨ªa una narrativa razonable. El fracaso no es en ese siglo, sino que tiene que ver con el fracaso en la construcci¨®n de un modelo de ense?anza para difundir ese relato. El Estado construye la novela, pero no sabe difundirla, la escolarizaci¨®n universal es muy tard¨ªa. Y si hay que hablar de fracaso, hay que relacionarlo con lo que pas¨® despu¨¦s de la Guerra Civil. La asociaci¨®n entre franquismo y Espa?a fue tan fuerte que eso deslegitim¨® el relato de naci¨®n espa?ola¡ Tuvo un efecto devastador. Hoy, los problemas de una generaci¨®n de espa?oles con la bandera tienen que ver con que fue utilizada en la Guerra Civil por uno de los bandos. No podemos pedir que se sienta identificado con la bandera espa?ola alguien que combati¨® con los republicanos.
P.??Qu¨¦ diferencias hay con Am¨¦rica Latina?
R.?En el lado americano de la monarqu¨ªa, el ¨¦xito de la construcci¨®n de la naci¨®n es absoluto. Nadie cuestiona la existencia de M¨¦xico como naci¨®n, pero s¨ª de Espa?a.
P.??Hay una imagen estereotipada de Espa?a?
R.?Hay una serie de estereotipos que perviven. Vista desde Latinoam¨¦rica, Espa?a no dejar¨¢ de ser el pa¨ªs de los conquistadores. No existe eso que se han inventado de marca Espa?a. Somos aquello que nos contamos que somos. El problema de la marca Espa?a es que no es relato, sino que tenemos unas empresas muy eficientes.
P.??Existe una Espa?a o varias?
R.?Las naciones son construcciones imaginarias que siguen funcionando mientras la gente cree en ellas. Entonces hay tantas Espa?as como espa?oles.
P.??Y c¨®mo se lee el cap¨ªtulo de Catalu?a?
R.?El conflicto catal¨¢n no ha aparecido ahora por casualidad. Es el resultado de un proceso de construcci¨®n nacional llevado a cabo de forma coherente, con objetivos claros, por parte de los sucesivos Gobiernos catalanes desde la Transici¨®n. La Generalitat no ha utilizado la pintura hist¨®rica, pero s¨ª la televisi¨®n, la ense?anza¡ para contar un relato de lo que Catalu?a es. ?
Espa?a imaginada. Historia de la invenci¨®n de una naci¨®n.?Tom¨¢s P¨¦rez Vejo. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2015. 616 p¨¢ginas. 26,50 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.