La cuadratura del aro
En el espect¨¢culo de 'Les 7 doigts' sobresale un impresionante solo en el m¨¢stil chino, sobre los desaparecidos argentinos
Una cocina enorme maravillosamente montada, con un frigor¨ªfico como aquel a trav¨¦s del cual los espectadores sal¨ªamos a escena en Loft, primer espect¨¢culo de Les 7 Doigts de la Main. Vuelan huevos, lanzados por nueve artistas de la compa?¨ªa canadiense de circo de formato mediano, fundada por exintegrantes del Cirque du Soleil. Cuisine & Confessions cruza an¨¦cdotas de fogones con n¨²meros circenses alusivos a la alquimia culinaria: en vez de mazas, Pablo Pramparo, malabarista argentino, lanza batidoras.
Los 20 primeros minutos son un perpetuum mobile gozoso, un no parar acrob¨¢tico de objetos en vuelo, que recuerda a Arlecchino y compa?¨ªa lanzando la vajilla en Il servitore di due padroni, aunque Shana Carroll y S¨¦bastien Soldevila, directores de Les 7 Doigts, no concentran ni rematan la acci¨®n con la contundencia con la que eso suced¨ªa en el montaje memorable de Strehler.
Cuisine & Confessions
Compa?¨ªa: Les 7 Doigts de la Main.
Int¨¦rpretes: Emile Pineault, Mishannock Ferrero, H¨¦lo?se Bourgeois¡ Madrid. Teatro Circo Price, hasta el 8 de noviembre.
Conforme el espect¨¢culo avanza, se pone en evidencia que en el circo lo fundamental es la calidad de los n¨²meros. El envoltorio coreogr¨¢fico y el tema culinario, expuesto sin elaboraci¨®n dramat¨²rgica, son lo de menos ante la limpieza de l¨ªnea, la amplitud de los arabescos que dibuja en el aire y el riesgo que asume Anna Kichtchenko, elegant¨ªsima y c¨¢lida contorsionista rusa, colgada de una tela por la nuca y sin arn¨¦s. O ante la imprevisibilidad y la precisi¨®n de los saltos acrob¨¢ticos que, a trav¨¦s de unos aros chinos cubistas, da la asim¨¦trica pareja formada por Sindney Iking Bateman (peque?o y entrado en carnes, para despistar) y Melvin Diggs.
Pero si la velada acaba valiendo la pena es, sobre todo, por el relato cierto, seco y emocionante que de la desaparici¨®n de Oswaldo Plaul, intelectual comunista argentino, nos hace su hijo Mat¨ªas, y por su traducci¨®n al lenguaje circense. En lo alto del m¨¢stil chino, Plaul hijo compone met¨¢foras vertiginosas de la impotencia sentida entonces, del precipicio que se abri¨® ante ¨¦l y de la necesidad de seguir viviendo, pese a quien pese. Cuatro minutos de teatro tr¨¢gico, seco, sin dramatismo, escrito con el cuerpo, como so?aron en los a?os veinte los directores sovi¨¦ticos de vanguardia. La hermosa escena coral ¨²ltima, es la demostraci¨®n mejor de que en las anteriores se pod¨ªa haber ido m¨¢s lejos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.