¡°El repertorio cl¨¢sico habla de un mundo que no es el nuestro¡±
La core¨®grafa Anne Teresa de Keersmaeker repasa su carrera ante el estreno de un programa monogr¨¢fico en la ?pera de Par¨ªs y tras emprender la edici¨®n de toda su obra
A veces tenida por herm¨¦tica hasta la antipat¨ªa, lo que Anne Teresa de Keersmaeker (Malinas, B¨¦lgica, 1960) esconde es una profunda timidez que solamente desaparece en la escena o en el sal¨®n de ensayos, cuando es su arte quien se impone como lenguaje expresivo. Empez¨® a estudiar danza algo tarde, y su formaci¨®n original vino a trav¨¦s de la m¨²sica y la flauta. Despu¨¦s estuvo en la escuela Mudra que sosten¨ªa Maurice B¨¦jart, con centro formativo en Bruselas, en paralelo al efervescente caldo creativo del Ballet del Siglo XX y el Teatro de La Moneda; Anne Teresa march¨® con una beca a la Universidad de Nueva York y estren¨® su primera obra de danza. As¨ª se inicia una carrera circular que la traer¨¢ de nuevo a Bruselas, donde dirigir¨¢ la danza en La Moneda y fundar¨¢ P.A.R.T.S., una importante escuela de bailarines y core¨®grafos.
La danza necesita de la inmediatez y del espacio f¨ªsico. Trabajo mucho con las l¨ªneas del suelo, con se?alizaciones; despu¨¦s he eliminado todo lo superfluo¡±
Keersmaeker concedi¨® esta entrevista a Babelia tras recibir el Le¨®n de Oro 2015 de la Bienal de danza de Venecia y ya adelant¨® los planes que se verifican este oto?o, una suerte de consagraci¨®n in¨¦dita en una artista de la danza contempor¨¢nea: el estreno de un programa monogr¨¢fico por el Ballet de la ?pera de Par¨ªs y su presencia con su ¨²ltima creaci¨®n y su compa?¨ªa Rosas en el Festival de Oto?o de Par¨ªs en noviembre: Die Weise von Liebe und Tod des Cornets Christoph Rilke? [La m¨¦lodie de l¡¯amour et de la mort du cornette Christoph Rilke], con m¨²sica original de Salvatore Sciarrino. La pr¨®xima temporada estar¨¢ en el Centro Pompidou con una versi¨®n expositiva de nueve jornadas que sale de una experiencia anterior en Bruselas que dur¨® nueve semanas y vieron millares de personas. Adem¨¢s, en Bruselas la core¨®grafa se ha embarcado, junto a la music¨®loga y fil¨®sofa Bojana Cvejic (Belgrado, 1975), en la edici¨®n de unos rigurosos vol¨²menes que contienen toda su obra, analizada, descrita, punteada y grabada. Hasta el 8 de noviembre, el Ballet de la ?pera de Par¨ªs representa el tr¨ªptico coreogr¨¢fico que comprende Cuarteto 4 (1986, Bartok, opus 133), Gran fuga (1992, Beethoven, opus 133) y La noche transfigurada (1995, Sch?nberg, opus 4, versi¨®n para orquesta de cuerdas).
Una de las obsesiones de esta core¨®grafa est¨¢ en la fijaci¨®n y la transmisi¨®n fidedigna de los materiales cor¨¦uticos: ¡°Hay modos muy diversos de transmitir. ?Que c¨®mo cambia la transmisi¨®n en un mundo cambiante? El proyecto de los libros A Choreographer¡¯s Score puede responder esto en parte; ha sido un ejercicio de preguntas y respuestas y el proceso de escritura ha sido en s¨ª mismo un proceso de transmisi¨®n y autoan¨¢lisis, extremadamente ¨²til. Significa volver a los procesos creativos del pasado, a pensar las motivaciones y ayudar al p¨²blico a entender procesos y resultados¡±. Y adem¨¢s analiza: ¡°La naturaleza de la danza siempre es ef¨ªmera, de ah¨ª la incapacidad de integrarla en el todo de las artes. Al hablar de coreograf¨ªa, esta unicidad resulta imposible, inasible. Se puede registrar en v¨ªdeo, pero hay algo de ficticio, de fr¨ªgido en el resultado. La danza necesita de la inmediatez y del espacio f¨ªsico. Trabajo mucho con las l¨ªneas del suelo, con se?alizaciones; despu¨¦s he eliminado todo lo superfluo¡±.
No debe olvidarse que, en cierta manera, Anna Teresa est¨¢ en su formaci¨®n ligada al ballet moderno. En la escuela Mudra tuvo como maestro de r¨ªtmica al pedagogo y percusionista Fernand Schirren (1920-2001), y que despu¨¦s lo integra en la did¨¢ctica de P.A.R.T.S. ?Qu¨¦ queda en la core¨®grafa de sus tiempos de Mudra? ¡°B¨¦jart no estaba muy presente en la escuela, hab¨ªa dado forma a la instituci¨®n, con su sentido de lo que entend¨ªa como formaci¨®n total. La vecindad con el Ballet del Siglo XX y con la plantilla de bailarines excepcionales claro que nos influenciaba. En Mudra he aprendido lo que no quer¨ªa hacer, pero quiz¨¢s he estado demasiado negativa al formular esta frase. Hab¨ªa personalidades muy fuertes que inspiraban, que nos impel¨ªan a tener una respuesta fuerte. Rigor y anarqu¨ªa en un modo excepcional¡±. Entonces menciono al maestro de ballet Jos¨¦ Par¨¦s y se nota en Anne Teresa una leve conmoci¨®n de su gesto: ¡°Par¨¦s era muy aficionado a m¨ª, yo le gustaba en las clases¡±.
Y en 1995, ocho a?os despu¨¦s de la dram¨¢tica salida de B¨¦jart de Bruselas, Keers?maerer es nombrada adjunta de la danza en el Teatro de La Moneda y enseguida crea P.A.R.T.S.: ¡°La compa?¨ªa Rosas ten¨ªa un a?o y hab¨ªa llegado como residente a La Moneda. Se cre¨® porque Mudra hab¨ªa desaparecido. Se trataba de trabajar con m¨²sica en vivo y en profundidad sobre la instrucci¨®n de los artistas, lo hice junto a Bernard Foccroulle (Lieja, 1953) [que sustituy¨® en 1992 a G¨¦rard Mortier como director de La Moneda]. Algunas cosas hab¨ªan cambiado en el panorama del baile en B¨¦lgica. Nunca tuvimos all¨ª una tradici¨®n, la danza estaba muy ligada al Ballet del Siglo XX de B¨¦jart y todo empez¨® en esta nueva etapa con esta pieza [Fase] que ahora bailo en Venecia. En 1995 decidimos solidificar y dar sede a una nueva generaci¨®n de bailarines y core¨®grafos en el camino de la danza contempor¨¢nea y no del ballet acad¨¦mico¡±.
La naturaleza de la danza siempre es ef¨ªmera, de ah¨ª la incapacidad de integrarla en el todo de las artes¡±
Pero en esta artista hay una obsesi¨®n por el perfeccionismo hasta lo milim¨¦trico, de modo que, al revisar obras antiguas, es necesario acudir a su concepto de repertorio: ¡°El repertorio representa un sector del que debemos pensar como con la pintura o con la m¨²sica: hay piezas extraordinarias en su lenguaje. Como El lago de los cisnes. Pero son las im¨¢genes de un mundo que no es el nuestro. Balanchine o Forsythe han renovado ese lenguaje. La mayor parte de mi formaci¨®n se desarroll¨® en ese ¨¢mbito, pero entiendo que hay en nuestra generaci¨®n inteligencia y sensibilidad, signos de calidad sin pasar por el ballet cl¨¢sico. Mi reacci¨®n con el ballet cl¨¢sico era con la m¨²sica. En varios modos y niveles he sido una clasicista. Y en cuanto a ese repertorio acad¨¦mico, se necesita tenerlo vivo, por todo lo que comporta para la danza misma. Inevitablemente surge un conflicto de fondo: ?a qu¨¦ se da prioridad, al arte nuevo o a las piezas antiguas?¡±.
Ahora, para el trabajo de reconstruir Fase, que baila ella misma despu¨¦s del estreno bruselense de 1982, hoy acompa?ada de la bailarina noruega Tale Dolven, se remueven los mismos conceptos: ¡°Hay una escritura que se respeta, pues debe ser danzada por las nuevas generaciones de bailarines; en algunos casos reescribo, pero, en general, sigo la lectura b¨¢sica. Para la escritura de la coreograf¨ªa probamos el m¨¦todo Laban, pero con Rosas no funcion¨®¡±.
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