El padre de la activista
Muy entre l¨ªneas va surgiendo la gran nebulosa de esta historia. Esa sombra de una duda la habita el padre de Malala.
Si tras el ¨²ltimo plano de un documental el primer t¨ªtulo de cr¨¦dito es el anuncio de la web oficial del personaje protagonista de la historia, mal vamos. Aunque ese nombre y su mensaje sean dignos de rendida admiraci¨®n. Los publirreportajes est¨¢n bien, si se anuncian como tal, pero los documentales, por definici¨®n, deber¨ªan consistir en una b¨²squeda, en el estudio de lo que hay oculto tras lo que se conoce de un tema en cuesti¨®n, incluso tras una fachada impoluta, aunque sea para culminar que la investigaci¨®n ha sido en vano, que es oro todo lo que reluce.
?L ME LLAM? MALALA
Direcci¨®n: Davis Guggenheim.
G¨¦nero: documental. EE UU, 2015.
Duraci¨®n: 95 minutos.
La imagen de Malala Yousafzai, la joven paquistan¨ª a la que dispararon en la cabeza los talib¨¢n en 2012, cuando ten¨ªa 15 a?os, es irreprochable. Y as¨ª lo muestra el documental ?l me llam¨® Malala, dirigido por Davis Guggenheim, el autor del muy interesante Una verdad inc¨®moda (2006). Sin embargo, muy entre l¨ªneas, durante el transcurso del relato, que va acompa?ado de unas animaciones melifluas y poco creativas y de una extra?a estructura que ni es cronol¨®gica ni tem¨¢tica, va surgiendo la gran nebulosa de esta historia, que queda aclarada no durante su visi¨®n sino en la lectura posterior de este cronista de los datos biogr¨¢ficos adecuados. Esa sombra de una duda la habita el padre de Malala: un encantador y culto profesor que en un determinado momento de su vida, por este orden, vira hacia la pol¨ªtica y la reivindicaci¨®n social, pone a escribir a su hija de 11 a?os un blog con seud¨®nimo para la BBC en defensa de la educaci¨®n de las f¨¦minas, decide m¨¢s tarde exponerla con nombre, apellido y rostro, y gu¨ªa a la cr¨ªa en sus discursos pol¨ªticos pese a las amenazas. Unas dudas morales que sobrevuelan al documental y que se pasan por alto con una ambigua excusa paterna ("Nunca pens¨¦ que se atrevieran con una ni?a") y cuatro voces discordantes de personas an¨®nimas, cuando otros documentales sobre Malala, como los realizados por Adam B. Ellick para The New York Times, hablan de una familia demasiado ambiciosa.
?Puede ser mala, cinematogr¨¢ficamente hablando, una pel¨ªcula que intenta corroborar la figura de una premio Nobel de la Paz? S¨ª. ?Enturbia esto la valent¨ªa de Malala y su mensaje, ya sea de ella, de su padre o de ambos? No.
Babelia
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