Elena Ferrante: ¡°Escribir es una apropiaci¨®n indebida¡±
La fiebre Ferrante alcanza un nuevo pico con la publicaci¨®n de 'La ni?a perdida', ¨²ltima entrega de la serie 'Dos amigas'. La autora sigue escondida tras un seud¨®nimo
?Se propuso desaparecer sin dejar rastro. Lila no avis¨®, simplemente se borr¨® a conciencia de un d¨ªa para otro: vaci¨® los armarios, recort¨® su imagen de las fotos, no qued¨® nada. Su ¨ªntima amiga de la infancia, la escritora Elena Greco, Lena, es la ¨²nica dispuesta a llevarla la contraria con el ah¨ªnco, la rabia y el coraje del que solo son capaces las mujeres cuando se empe?an en que otra no se salga con la suya. As¨ª arranca la tetralog¨ªa ¡®Dos amigas¡¯ que ha convertido a la misteriosa Elena Ferrante en un fen¨®meno literario internacional.
La ni?a perdida (Lumen)? ¨Cque acaba de llegar a las librer¨ªas este octubre¨C pone fin a las cerca de 2000 p¨¢ginas de esta saga, en las que Lena, la narradora, desgrana la historia de su magn¨¦tica amiga, s¨²bitamente desaparecida, y recorre cerca de seis d¨¦cadas de sus vidas: desde el N¨¢poles de la posguerra en el que ambas crecieron, hasta casi el presente. A las dos mujeres las acompa?an un amplio repertorio de personajes del barrio y el trasfondo de la historia de Italia en el ¨²ltimo medio siglo. ¡°Dos amigas¡¯ continua la tradici¨®n de las novelas decimon¨®nicas (Balzac, Austen, Zola, ¡) pero al mismo tiempo son muy modernas por su estilo y su descarnada sinceridad¡±, apunta la editora italiana de Ferrante, Sandra Ozzola.
Saludada por la cr¨ªtica estadounidense como la nueva Elsa Morante y aclamada como la mejor escritora italiana de su generaci¨®n, la fiebre en torno a esta autora inunda librer¨ªas y aeropuertos. Pero Elena Ferrante mantiene su identidad en secreto desde que en 1992 public¨® su primera novela El amor molesto. Ozzola, que ha editado su obra desde entonces, confiesa que esto complica su trabajo. Ahora, a pesar de la fama y el prestigio del que goza Ferrante, no han cambiado las cosas: con un empe?o por desaparecer similar al de su personaje Lila, se esconde tras un pseud¨®nimo, no concede entrevistas en persona a ninguna persona que no sean sus editores, ni siquiera por tel¨¦fono, y nunca ha promocionado sus libros, ni ofrecido lecturas. Las especulaciones sobre su verdadera identidad apuntan en los c¨ªrculos literarios italianos al escritor napolitano Domenico Starnone o a que detr¨¢s de Ferrante se esconde una pareja (el propio Stranone y su esposa, la traductora Anita Raja), algo que ha sido desmentido una y otra vez. De forma excepcional Ferrante accede a contestar a BABELIA una serie de preguntas por correo electr¨®nico. Su agente advierte que las preguntas no deben abordar el tema de su anonimato, y, claro est¨¢, no habr¨¢ posibilidad de r¨¦plica a sus respuestas.
Mi generaci¨®n es la primera que ha dejado de creer que para escribir grandes libros hac¨ªa falta ser hombre¡±
Pregunta: A medida que iba escribiendo las novelas de ¡®Dos amigas¡¯ la popularidad de estos libros iba creciendo. La tercera entrega fue nominada al Premio Strega y cuando ha salido La ni?a perdida la saga se ha convertido en un fen¨®meno literario. ?Afect¨® esto su escritura? ?Lee las rese?as y cr¨ªticas de sus obras?
Respuesta: Suelo leer atentamente todo lo que se escribe sobre mis novelas, pero solo cuando tengo la impresi¨®n de que el libro ya se ha alejado lo bastante. En este caso no ha sido posible. Dos amigas es para m¨ª una sola novela muy larga, muy compacta. Pero su publicaci¨®n en cuatro vol¨²menes ¨Cuno al a?o- ha hecho que, mientras yo estaba a punto de completar la historia, ya hab¨ªa rese?as y cartas de los lectores. Se trata de una experiencia sobre la cual a¨²n debo reflexionar.
P. ?Ten¨ªa claro lo que les pasar¨ªa a Lena y a Lila cu¨¢ndo empez¨® a escribir? ?C¨®mo trabaj¨® la trama?
R. Nunca escribo desarrollando de manera diligente un esquema. En general, de una historia conozco de manera bastante sumaria el destino final y algunas estaciones intermedias importantes, pero de los incontables apeaderos no s¨¦ nada, y los identifico mientras escribo. Si no fuera as¨ª ¨Csi lo supiera todo de episodios y personajes¨C, me aburrir¨ªa y lo dejar¨ªa. Algo que, por otra parte, me sucede muy a menudo. Trabajo durante mucho tiempo ateni¨¦ndome al armaz¨®n del relato y a la escritura. Luego, me doy cuenta de que no me estoy acercando a ninguna verdad, que estoy dando una especie de falso testimonio, y lo dejo. En eso me veo muy lejos de Lena. Su obsesi¨®n con que todo se sostenga con coherencia y distinci¨®n, me parece un pecado capital contra la verdad.
P. Y ?hasta qu¨¦ punto se identifica con las dificultades que su personaje Lena afronta como escritora?
R. Siempre he escrito much¨ªsimo. Concibo la escritura como un arte que precisa de una pr¨¢ctica continua. Ejercitarme para mejorar es algo que no me angustia. Sin embargo, sigue angusti¨¢ndome publicar. De hecho, cuando decido publicar lo hago plagada de incertidumbres y solo lo hago cuando creo que la verdad se impone en el relato. Reconozco la verdad literaria. Si llega, lo hace cuando he agotado todos mis recursos de escritura y ya he dejado de esperarla.
El misterio de Ferrante
La lista de fans de Ferrante en EE UU, (desde Gwyneth Paltrow a Alice Munro), no ha dejado de crecer en el ¨²ltimo a?o, dando lugar a la llamada "Ferrante Fever", lema que decoraba carteles en m¨¢s de una librer¨ªa. Mientras, la inc¨®gnita sobre su verdadera identidad ha seguido abierta: ?Qu¨¦ cara tendr¨¢ Ferrante? ?Realmente es un hombre capaz estas historias?
Las discusiones y conversaciones en torno a la escritora tuvieron un momento ¨¢lgido cuando la revista The Paris Review public¨® la pasada primavera una de sus legendarias entrevistas con Ferrante. Era la primera vez en su historia que un autor con pseud¨®nimo aparec¨ªa entrevistado en sus p¨¢ginas. "Al principio pensamos que no saldr¨ªa porque Ferrante se negaba a hablar con un entrevistador y no ¨ªbamos a hacerlo por correo electr¨®nico", explica el director de The Paris Review Lorin Stein. "Yo insist¨ª en que la entrevista deb¨ªa ser de viva voz". Poco despu¨¦s se top¨® en Nueva York con los editores italianos de Ferrante y dado que ellos son los ¨²nicos que la conocen y tratan les propuso que hicieran la entrevista. Las charlas se celebraron en N¨¢poles y en Roma y junto al texto parecieron como suele ser la norma, varios manuscritos. "Creo que en la entrevista Ferrante explica de forma muy elocuente porque quiere preservar su intimidad y mantenerse alejada de los libros, del marketing y del mundo editorial", dice Stein. "Tengo que decir que creo que tiene todo el sentido. Lo ¨²nico que me pregunto es por qu¨¦ no hay m¨¢s escritores que tomen esta misma decisi¨®n". A. A.
P. ?Son las mujeres son m¨¢s cr¨ªticas con su trabajo que los hombres? ?Son m¨¢s clarividentes y duras?
R. No lo s¨¦. Pero creo que si una escritora quiere rendir al m¨¢ximo, debe imponerse cierta insatisfacci¨®n por sistema. Nos enfrentamos a gigantes. La tradici¨®n literaria masculina es milenaria, sumamente rica con obras extraordinarias, y tiene su propia forma de plantear todas las posibilidades. Quien quiera escribir debe conocer esta tradici¨®n a fondo y debe aprender a replantearla forz¨¢ndola seg¨²n sean sus necesidades. Como mujeres la batalla contra la materia bruta de nuestra experiencia exige ante todo capacidad. Adem¨¢s, debemos combatir la aprensi¨®n y buscar una genealog¨ªa literaria propia con descaro, hasta con soberbia.
P. Las protagonistas de sus libros siempre son mujeres escritoras. ?Por qu¨¦? Tambi¨¦n la maternidad es uno de sus temas recurrentes. ?Es dif¨ªcil escribir abiertamente sobre esto?
R. Las mujeres escriben mucho, y no tanto por profesi¨®n cuanto por necesidad. Recurren a la escritura sobre todo en momentos de crisis, y lo hacen para explicarse a s¨ª mismas. Hay muchas cosas de nosotras que no se han contado hasta el fondo o que simplemente no se han contado, y lo acabamos descubriendo cuando la vida de cada d¨ªa se enturbia y sentimos la necesidad de poner orden. La maternidad, precisamente, me parece una de esas experiencias, exclusivamente nuestras, cuya verdad a¨²n debe ser explorada.
P. Resulta ir¨®nico que en sus libros trate el tema del contacto de su personaje Lena con la prensa, y de c¨®mo las entrevistas y la exposici¨®n p¨²blica la afectan. ?Una forma sutil de reafirmar su postura personal?
R. No ironizo sobre la condici¨®n del escritor en la actualidad. Me limito a contar el efecto que esto tiene en mis dos protagonistas: Lena lo vive debati¨¦ndose entre la adhesi¨®n y el desaliento, Lila choca con ella: la padece, o trata de utilizarla.
P. Al recordar las giras promocionales de sus libros, Lena dice que encontr¨® su tono y su discurso en el cara a cara con los lectores. Confiesa que a menudo improvisaba a partir de su propia experiencia. ?Hay algo de esto en c¨®mo usted se enfrenta a la escritura?
R. No. La escritura es diferente de cualquier exhibici¨®n p¨²blica. En estas respuestas escritas, por ejemplo, yo soy una escritora que se dirige a los lectores bajo el est¨ªmulo de sus preguntas, tambi¨¦n escritas. No improviso respuestas como en otros intercambios, no salgo a escena. Guardo mucho, much¨ªsimo mi intimidad, la cual, bajo formas distintas de comunicaci¨®n, exhibir¨ªa sin problemas. Para m¨ª escribir es una actividad bajo un control riguroso, que contempla una ¨²nica confrontaci¨®n posible: la lectura.
P. Cuando Lena recuerda las charlas y lecturas p¨²blicas, dice que echaba mano de historias que no le pertenec¨ªan. ?La ficci¨®n siempre acarrea un sentimiento de culpa?
R. Sin duda alguna. Escribir ¨Cy no solo ficci¨®n¨C es siempre una apropiaci¨®n indebida. Nuestra singularidad como autores es una peque?a nota al margen. Todo el resto lo tomamos de quienes han escrito antes que nosotros, de las vidas y los sentimientos de los dem¨¢s. Sin autorizaci¨®n alguna.
Concibo la escritura como un arte que precisa de una pr¨¢ctica continua. Ejercitarme para mejorar es algo que no me angustia"
P. Lena habla de sus libros y de lo que escribe Lila, pero los lectores de esta historia nunca llegan a verlo. En sus libros hay un cierto rechazo a los hechos en favor de la memoria y el sentimiento. ?Esta abierta subjetividad hace que una historia sea m¨¢s realista y contundente?
R. Descart¨¦ casi de entrada introducir fragmentos de los libros de Lena, y de los cuadernos de Lila. A efectos del relato, su objetividad cuenta poco. Lo que importa es que Lena, a pesar del ¨¦xito, sienta sus obras como una p¨¢lida sombra de aquellas que Lila habr¨ªa escrito; es m¨¢s, que ella misma se perciba como as¨ª fuera. La fuerza de los relatos no est¨¢ en mimar de modo veros¨ªmil a personas y hechos, sino en captar la confusi¨®n de las existencias, c¨®mo se hacen y deshacen las creencias, c¨®mo colisionan esquirlas de procedencia diversa en el mundo y en nuestras cabezas.
P. A medida que avanza este cuarto libro, La ni?a perdida, el personaje de Lila parece encarnar N¨¢poles. ?Fue algo que se propuso?
R. S¨ª, pero es una idea que descart¨¦. No quer¨ªa que Lila quedara cifrada como esto o lo otro. Lo que deseaba es que la dispersi¨®n continua de todos los personajes, desde la infancia a la vejez, acabara derram¨¢ndose sobre la topograf¨ªa del barrio y de toda la ciudad. N¨¢poles es dif¨ªcil de explicar porque no es lineal, los opuestos se difuminan entre s¨ª, su belleza maravillosa se torna fea, su exquisita cultura se hace trivial, su famosa cordialidad se invierte como violencia.
P. ?Qui¨¦nes son las escritoras que m¨¢s admira? ?Y los personajes femeninos que la atraparon?
R. La lista ser¨ªa interminable, prefiero ahorr¨¢rsela. Pero s¨ª quisiera subrayar que a lo largo del siglo XX la tradici¨®n de las mujeres escritoras se ha fortalecido extraordinariamente, y no solo en Occidente. Creo que mi generaci¨®n es la primera que ha dejado de pensar que para escribir grandes libros hac¨ªa falta ser un hombre. Hoy podemos pensar con serenidad que es posible salir del gineceo literario en el que se tiende a encasillarnos y que podemos enfrentarnos a la comparaci¨®n.
P. La amistad entre mujeres es un tema que apenas ha sido tratado en la literatura. ?Por qu¨¦?
Las mujeres escriben mucho, y no tanto por profesi¨®n cuanto por necesidad. Recurren a la escritura sobre todo en momentos de crisis, y lo hacen para explicarse a s¨ª mismas"
R. La amistad masculina cuenta con una larga tradici¨®n literaria y un c¨®digo de comportamiento muy elaborado. En cambio, la amistad femenina cuenta con un mapa de tanteo que no ha comenzado a definirse hasta hace poco. Existe el riesgo de que el atajo del lugar com¨²n se imponga al esfuerzo de otros trayectos m¨¢s arduos.
P. Lena habla de su distanciamiento del feminismo. ?Cu¨¢l es su postura al respecto?
R. Sin el feminismo a¨²n estar¨ªa como cuando era chiquilla: sobrecargada con una cultura y subcultura masculina que asum¨ªa como pensamiento propio y libre. El feminismo me ha ayudado a crecer. Aunque hoy veo que las nuevas generaciones se burlan de ello. No saben que con muy poco se puede volver atr¨¢s. Nuestras conquistas son muy recientes y, por tanto, fr¨¢giles. Lo saben bien todas las mujeres que he narrado en mis libros.
P. En La ni?a perdida el ritmo se acelera, Lena narra d¨¦cadas enteras r¨¢pidamente. Parece que le cuesta m¨¢s describir a medida que se acerca al presente. ?Ha sido dif¨ªcil concluir esta historia?
R. Es dif¨ªcil hablar del presente, porque es vol¨¢til por naturaleza. Lo he narrado imagin¨¢ndolo como un precipicio, como el agua que se evapora en una cascada. Aun as¨ª, el libro m¨¢s dif¨ªcil de escribir no ha sido el cuarto, sino el tercero. A¨²n es demasiado pronto para sentir realmente distancia de estos libros. De hecho, es como si estuviera todav¨ªa escribiendo.
P. Hay un eco de destino fatal y tragedia griega que en sus libros. ?Hasta qu¨¦ punto le han influido las obras cl¨¢sicas?
R. Estudi¨¦ Lenguas Cl¨¢sicas y de joven traduje mucho, por placer, tanto del griego como del lat¨ªn. Quer¨ªa aprender a escribir y se me antojaba un ejercicio perfecto. Luego no ten¨ªa tiempo suficiente y lo dej¨¦. Dice que se nota esa formaci¨®n en los libros y la creo gustosamente, pero siempre he pensado que mis mujeres, m¨¢s que atrapadas en el destino, estaban encerradas en compartimentos hist¨®rico-culturales.
P. ?Trabaja en un nuevo libro?
R. S¨ª, es raro que pase sin escribir periodos largos. Terminar un libro, sin embargo, no es algo que me suceda tan a menudo. Y cuando sucede, publicar no me entusiasma. Escribir me pone de buen humor, publicar no.
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