?Por qu¨¦ no hay narcos en las telenovelas mexicanas?
Las televisiones se resisten a producir series sobre el narcotr¨¢fico pese a ser ¨¦xitos de audiencia en Estados Unidos
Cristian Gonz¨¢lez aterriz¨® en Guadalajara dos horas antes de que sicarios asesinaran al cardenal Juan Jes¨²s Posadas Ocampo en el estacionamiento del aeropuerto. El cineasta hab¨ªa llegado a la capital de Jalisco esa ma?ana del 24 de mayo de 1993 para comenzar a rodar una pel¨ªcula sobre la matanza de la secta de los davidianos en Waco, Texas, ocurrida un mes antes. Inmediatamente, llam¨® a sus productores en Estados Unidos para decirles que esa era noticia vieja. Se encerr¨® en un cuarto de hotel con dos j¨®venes mecan¨®grafas y en una semana ten¨ªa listo el gui¨®n de La muerte de un cardenal, una de las m¨¢s de 90 pel¨ªculas de bajo presupuesto, conocidas en M¨¦xico como videohome, que ha filmado en 30 a?os de carrera.
¡°El clero me estaba vigilando m¨¢s cerca que el narco cuando filmaba en Sinaloa¡±, cuenta el director, conocido como el rey del videohome. El realizador asegura que nadie censur¨® su gui¨®n, pero que unos se?ores se acercaron para invitarlo a comer durante la filmaci¨®n. ¡°No diga que los asesinos son narcos¡±, sugirieron. ¡°Mejor diga que son agricultores. Su pel¨ªcula ser¨¢ m¨¢s realista¡±, le corrigieron.
Las series sobre el narcotr¨¢fico son un manjar para las audiencias porque ofrecen glamour y espect¨¢culo ?lvaro Cueva, cr¨ªtico de TV
El cardenal Posadas fue interpretado por el actor Eric del Castillo. Dieciocho a?os m¨¢s tarde, su hija Kate apuntalar¨ªa su carrera interpretando a la narcotraficante Teresa Mendoza en La reina del sur, una telenovela de Telemundo basada en el libro de Arturo P¨¦rez Reverte. ?Qu¨¦ hizo saltar a las historias de la delincuencia organizada de modestas pel¨ªculas serie B al horario estelar en las televisiones en menos de 20 a?os?
¡°La telenovelas est¨¢n congeladas en el tiempo y el p¨²blico tiene una necesidad de contenidos nuevos. Las series sobre el narcotr¨¢fico son un manjar para las audiencias porque ofrecen glamour y espect¨¢culo¡±, afirma ?lvaro Cueva, cr¨ªtico de televisi¨®n. Estos culebrones se han convertido en un negocio redondo para las cadenas productoras. La estadounidense Telemundo, propiedad de Comcast, ha producido 13 series, seis de ellas siguieron la estela marcada por Kate del Castillo explotando tem¨¢ticas del narco. Entre ellas est¨¢ Se?ora Acero y Due?os del para¨ªso.
El se?or de los cielos, sin embargo, es un fen¨®meno aparte. Su debut en 2013 se convirti¨® en el programa m¨¢s visto en el horario de las diez de la noche, desbancando a programas angolsajones de las cadenas ABC, CBS y NBC. Es la primera novela de Telemundo que firm¨® una segunda y tercera temporada. De hecho, moderniz¨® la forma de hacer culebrones. En lugar de filmar m¨¢s de 110 cap¨ªtulos, como se acostumbra, los productores rebajaron cada temporada a 75 episodios y diluyeron la estructura narrativa para poder extender el cl¨ªmax narrativo a lo largo de varios a?os. El inicio de la tercera temporada, transmitido en abril de 2015, fue visto por 2.6 millones de personas en Estados Unidos y se convirti¨® en el programa m¨¢s visto en la historia de la cadena.
Las cifras de audiencia no logran convencer a las grandes televisiones mexicanas de abrir sus mejores horarios a este tipo de contenidos. ¡°Las telenovelas son tan poderosas en t¨¦rminos ideol¨®gicos, culturales y econ¨®micos que reciben mucha vigilancia y son sometidas a varios filtros. Esto hace imposible que estos programas avancen¡±, asegura Cueva. El cr¨ªtico cree que a¨²n falta tiempo para ver a un capo protagonizar las telenovelas del Canal 2 de Televisa o del Canal 13 de Televisi¨®n Azteca. ¡°Ser¨ªan un ca?onazo de audiencia, pero corporativamente tendr¨ªan implicaciones. Dejar¨ªan de recibir beneficios de las autoridades o publicidad¡±.
Colombia fue el primer pa¨ªs que abri¨® sus pantallas a las narco novelas, desatando un debate nacional.
Colombia fue el primer pa¨ªs que abri¨® sus pantallas a las narco novelas, desatando un debate nacional. Caracol produjo en 2006 la muy exitosa Sin tetas no hay para¨ªso que fue seguida por El c¨¢rtel de los sapos dos a?os despu¨¦s. El jefe de la Polic¨ªa Nacional en ese entonces, el general ?scar Naranjo, acus¨® a esta ¨²ltima de ridiculizar al Estado y retratar a los criminales como estrellas. Pero las audiencias y la cr¨ªtica opinaban diferente. ¡°El pa¨ªs est¨¢ mejor contado en la pantalla que en el d¨ªa a d¨ªa¡±, dijo sobre El c¨¢rtel?el cr¨ªtico Omar Rinc¨®n. A?os despu¨¦s la compa?¨ªa rompi¨® un tab¨² y llevo a la pantalla la vida de Pablo Escobar en El patr¨®n del mal. Fue tan grande el fen¨®menos que Netflix adapt¨® la idea partiendo de la visi¨®n de la DEA, la agencia de drogas de Estados Unidos.?
Arrinconadas por la doble moral, las televisoras mexicanas han creado una paradoja. Se niegan a ceder los principales espacios de sus telenovelas a este tipo de contenidos, pero estos les generan utilidades a trav¨¦s de sus sistemas de televisi¨®n de paga y canales secundarios. ¡°Tratan de detenerlos y ocultarlos¡±, cuenta Cristian Gonz¨¢lez, el rey del videohome. Sin embargo, es com¨²n toparse con varias de sus pel¨ªculas en la parrilla televisiva. ¡°Univisi¨®n [socio de Televisa en Estados Unidos] no deja de transmitir El gatillero de la mafia¡±.
La llave del cambio pueden tenerla los hispanos en Estados Unidos, un mercado con mucho apetito para estas historias. Los 54 millones de latinos contabilizados en 2013, el 17% de la poblaci¨®n del pa¨ªs, son una audiencia que crece en influencia pol¨ªtica y econ¨®mica. En este tipo de contenidos encuentran referentes culturales que dejaron en sus pa¨ªses de origen. ¡°Para las nuevas generaciones las novelas del narcotr¨¢fico son tan importantes como El chavo del ocho. Si ellos las piden, habr¨¢ que d¨¢rselas¡±.
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