Oliver Sacks, una vida escrita hasta la m¨¦dula
La prosa del neur¨®logo estalla en su autobiograf¨ªa con una evocaci¨®n intensa de su pasi¨®n literaria, su homosexualidad castigada, su vocaci¨®n cient¨ªfica y su imperativo vital
Queda feo que lo diga un tipo que se gana la vida juntando letras, pero una buena forma de empezar a leer este libro es echando un vistazo a sus fotos. Sacks rodeado de libros en Oxford, de estadistas en Jerusal¨¦n, de camioneros en Alabama. Sacks con el torso desnudo levantando pesas en Londres, con pajarita mirando al microscopio en California, con un bigote escueto tocando el piano en su casita de Topanga Canyon. Luciendo su figura atl¨¦tica y un punto macarra sobre la imponente BMW R60 que le llev¨® por media Am¨¦rica con una insaciable sed de vida y conocimiento, remang¨¢ndose la bata blanca para atender a sus pacientes neurol¨®gicos del Bronx neoyorquino, tomando el pelo al gran actor Robin Williams hasta hacerle saltar las ternillas. Y, sobre todo, Sacks escribiendo en todas partes y a todas horas, en el tren y al salir de la estaci¨®n, sobre el techo del coche y en el albergue de monta?a, en la orilla del mar y en todo lo alto del Machu Picchu, escribiendo sin parar como si no hubiera un ma?ana. Toda una vida.
Oliver Wolf Sacks (Londres, 1933-Nueva York, 2015) es sobre todo conocido como neur¨®logo y como divulgador de los misterios de la mente, a los que dedic¨® libros devorados por cient¨ªficos y legos como Despertares o El hombre que confundi¨® a su mujer con un sombrero, basados en casos de pacientes neurol¨®gicos a los que hab¨ªa tratado, pero transformados de alg¨²n modo en historias, en una narrativa para uso de buenos lectores. Su estilo brillante, profundo y transparente se puede considerar ya un cl¨¢sico de la escritura cient¨ªfica del siglo?XX, entre una lista muy corta de autores que han trascendido la nefasta frontera entre las letras y las ciencias que pugna desde hace siglos por convertirnos a todos en unos ignorantes funcionales.
Pero las cualidades literarias que hasta ahora cab¨ªa sospechar se confirman con balcones a la calle en su autobiograf¨ªa, En movimiento. Una vida, una mezcla de los innumerables diarios de viaje que escribi¨® desde joven, las cartas seleccionadas entre las que enviaba a sus padres y a sus amigos y las rememoraciones escritas en los ¨²ltimos a?os, poco antes de su muerte. Decir que el libro se puede leer como una novela no solo resulta un topicazo, sino que se queda corto: se trata en realidad de cinco novelas. Las cinco que Sacks se propuso escribir cuando era un veintea?ero, para las que tom¨® notas e investig¨® intensamente, pero que nunca se llegaron a materializar. Helas aqu¨ª, en la forma inesperada de una autobiograf¨ªa.
El aficionado a la narrativa norteamericana de los a?os sesenta disfrutar¨¢ como nunca con la lectura de ¡®Travel Happy¡¯, el diario que Sacks escribi¨® sobre su primer viaje a Nueva York, que empez¨® en solitario con su inseparable moto desde California y, tras una aver¨ªa fatal, termin¨® compartiendo la cabina de un gigantesco tr¨¢iler con Mac el camionero y su ayudante Howard, un chaval discapacitado mental que no dej¨® de estimular el ojo cl¨ªnico de Sacks, o Doc, como le conoc¨ªan en el gremio de la carretera. Oiremos all¨ª, por boca de Mac, la historia de John Henry, el negro que trabajaba en la construcci¨®n de ferrocarriles y que demostr¨® que un humano pod¨ªa vencer al ¨²ltimo modelo de ingenio mec¨¢nico: ¡°Llevaba un martillo en cada mano, iba clavando las estacas m¨¢s deprisa que la m¨¢quina y entonces se tumb¨® y muri¨®. ?S¨ª, se?or! Esta es una regi¨®n de acero¡±.
Tambi¨¦n hay p¨¢ginas emocionantes sobre la homosexualidad del autor. ¡°No parece que tengas muchas amigas¡±, le dijo su padre al chavalito Sacks. ¡°?Es que no te gustan las chicas?¡±. ¡°No est¨¢n mal¡±, respondi¨® Sacks. ¡°?Te gustan m¨¢s los chicos?¡±, insisti¨® el padre. ¡°S¨ª, me gustan m¨¢s, pero no es m¨¢s que una sensaci¨®n, nunca he hecho nada; no se lo cuentes a mam¨¢, ser¨ªa incapaz de aceptarlo¡±. Pero el padre no le hizo caso, obviamente, porque a la ma?ana siguiente la madre le abord¨® y le solt¨® por las buenas: ¡°Eres una abominaci¨®n; ojal¨¢ no hubieras nacido¡±. Esas palabras han perseguido a Sacks hasta el fin de sus d¨ªas, y le indujeron un sentimiento de culpa por lo que ¡°deber¨ªa haber sido una expresi¨®n libre y gozosa de la sexualidad¡±. Tremendo, ?no es cierto?
Aqu¨ª tiene el lector a Sacks en su plenitud vital y literaria. Un testamento y una piedra preciosa, una lectura necesaria.
En movimiento. Una vida. Oliver Sacks. Traducci¨®n de Dami¨¤ Alou. Anagrama. Barcelona, 2015. 378 p¨¢ginas. 21,90 euros
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.