Pintura sin palabras (y sin t¨ªtulo)
En Madrid se puede ver una gran retrospectiva de uno de los padres de la abstracci¨®n, el pintor ruso Vasili Kandinsky
?Qu¨¦ es una pintura abstracta? ?Simplemente la que no es figurativa? ?Y por qu¨¦ los artistas que han definido la naturaleza del arte contempor¨¢neo se sintieron obligados, a principios del siglo pasado, a romper con la figuraci¨®n? Estas preguntas, aunque puedan parecer algo t¨®picas, resurgen siempre ante la obra de Vasili Kandinsky, y lo hacen a¨²n con m¨¢s urgencia cuando, como sucede en la muestra que puede verse estos d¨ªas en el palacio de Cibeles de Madrid, podemos asistir casi en vivo al proceso de ruptura que abrieron en la sensibilidad del siglo?XX las llamadas ¡°vanguardias hist¨®ricas¡±, que probablemente dice m¨¢s de nuestra ¨¦poca que cien gruesos vol¨²menes de eruditas descripciones.
Las primeras obras abstractas de Kandinsky, que parecen surgir casi naturalmente de su experimentaci¨®n formal, nos impiden conformarnos con la definici¨®n negativa de lo abstracto como ¡°no-figurativo¡±, sobre todo porque tambi¨¦n nos ver¨ªamos en un aprieto para definir qu¨¦ es lo figurativo. F¨¦lix de Az¨²a propone una forma ingeniosa de salir de ese aprieto: es figurativa toda representaci¨®n visual en la que aparecen seres cuyos nombres se encuentran en los diccionarios. Por tanto, tendr¨ªamos que llamar ¡°abstracta¡± a toda representaci¨®n en la que aparecen formas, colores, manchas o texturas para los cuales no tenemos nombre. Algo que refuerzan los r¨®tulos que leemos junto a los cuadros y que, para decepci¨®n de quien busque en ellos el significado figurativo oculto, no dicen m¨¢s que Composici¨®n n? 8, Negro y violeta o, incluso, Sin t¨ªtulo. As¨ª pues, una manera de describir esa herida (por la que a¨²n respiramos) en la representaci¨®n contempor¨¢nea, que supuso la ruptura con la figuraci¨®n, consistir¨ªa en decir que, en ese momento, por alg¨²n motivo, los pintores se quedaron sin palabras.
Es figurativa toda representaci¨®n visual en la que aparecen seres cuyos nombres se encuentran en los diccionarios
Eso mismo es lo que, seg¨²n Walter Benjamin, les sucedi¨® a los soldados de la Guerra del 14: cuando volvieron del frente no ten¨ªan nada que contar porque la experiencia de lo que hab¨ªan visto (la primera guerra tecnol¨®gica a gran escala) no cab¨ªa en las viejas y gastadas palabras de las que dispon¨ªan para relatar su historia. Y eso ocurr¨ªa en el momento mismo en el que Kandinsky se desplazaba hacia la abstracci¨®n. Algo similar le pasa a Charlot en la ¨²ltima secuencia de Tiempos modernos, cuando sus excesos m¨ªmicos le hacen perder los papeles en los que llevaba anotada la letra de la canci¨®n que ten¨ªa que cantar y se queda sin palabras ante el p¨²blico. Quiz¨¢ es algo de este tipo lo que significa la abstracci¨®n en pintura: la aparici¨®n de una experiencia que, al menos en el momento en el que se est¨¢ instalando como organizadora del mundo moderno, no conoce a¨²n las palabras con las que podr¨ªa integrarse en el relato de unas vidas humanas cuyas capacidades perceptivas se ven absolutamente desbordadas y superadas por las nuevas tramas tecnol¨®gicas y econ¨®micas. Quiz¨¢ es por eso que los pintores se quedaron sin palabras. Y esos r¨®tulos ¡°decepcionantes¡± (Sin t¨ªtulo) podr¨ªan tambi¨¦n ponerse bajo los retratos fragmentarios de todos los pobres diablos cuyo mundo hab¨ªa estallado entonces en mil pedazos por culpa de la guerra o de la inflaci¨®n y hab¨ªa salido disparado como los obuses y como los falsos pu?os de la camisa de Chaplin, sin que pudieran explicarse c¨®mo hab¨ªa ocurrido ni hacerse una composici¨®n ¡°figurativa¡± de lo sucedido.
Ya s¨¦ que las explicaciones del propio Kandinsky apuntan a razones exclusivamente formales, est¨¦ticas, y en todo caso de una profunda geometr¨ªa espiritual, y que en ellas ni siquiera hay mucho espacio para su experiencia como colaborador de la pol¨ªtica cultural sovi¨¦tica en los primeros a?os de la revoluci¨®n rusa. Pero si ustedes se fijan en una de las pinturas de esta muestra, que se llama Sobre blanco, II, creo que, adem¨¢s de trapecios, tri¨¢ngulos, cuadrados, diagonales y colores, ver¨¢n sin dificultad la cabeza de un avi¨®n cuyas aspas, al girar, van triturando la realidad crom¨¢tica y visual y arrojan sus fragmentos en todas direcciones, como lo har¨ªa una bomba reci¨¦n estallada en cuyas esquirlas se mezclan la metralla y la carne, el punto y la l¨ªnea. Esa bomba es la que hizo estallar la realidad en la que viv¨ªan los hombres en la primera mitad del siglo XX. La pintura no les devolvi¨® la palabra que la historia les quitaba, pero al menos convirti¨® su confusi¨®n y su dolor en algo visible. Y en nuestro desconcierto ante esos cuadros sin palabras podemos a¨²n sentir algo de aquella cat¨¢strofe de la que somos herederos.
Kandinsky. Una retrospectiva. CentroCentro. Palacio de Cibeles. Madrid. Hasta el 28 de febrero de 2016.
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