Esa canci¨®n pertenece a P.F. Sloan
Su muerte nos arrebata a uno de los mejores fabricantes de canciones de todos los tiempos
Es un trabajo desagradecido, pero alguien tiene que hacerlo. Los compositores cl¨¢sicos del pop son aquellos que cardaron la lana y observaron c¨®mo un guaperas de quijada de granito se llevaba la fama. P.F. Sloan, que falleci¨® de un c¨¢ncer este pasado 15 de noviembre, es el arquetipo de fabricante-de-hits-pop en la sombra para cantantes atildados. Ustedes han escuchado sus canciones sin saber que eran sus canciones, porque casi siempre las cantaban otros. Cuando yo era ni?o, PF Sloan era uno de esos nombres que se agazapaban, entre comillas, debajo de los t¨ªtulos de mis canciones preferidas, reclamando con voz queda su autor¨ªa, como suced¨ªa con Jimmy Webb (¡°J.Webb¡±), Carole King y Jerry Goffin (¡°Goffin, King¡±), etc. Por all¨¢ iba yo a los 16, berreando feliz el ¡°You baby¡± de The Turtles, o el ¡°Summer means fun¡± de Jan & Dean, sin sospechar que aquel ¡°Sloan, Barri¡± de los cr¨¦ditos significaba algo crucial. As¨ª era: PF Sloan hizo esas canciones y muchas m¨¢s. Empezando por ¡°Eve of Destruction¡±, el hitazo que le catapult¨® y, posiblemente, tambi¨¦n espachurr¨® camino a la fama. Incluso Dylan, que nunca soltaba una palabra bonita sobre nadie, la citar¨ªa de forma laudatoria en 1965.
PF Sloan naci¨® Philip Gary Schlein (su padre cambiar¨ªa el apellido por ¡°Sloan¡±) en 1945 en New York. A sus 12 a?os la familia se traslad¨® a Los ?ngeles, y all¨ª es d¨®nde PF Sloan (la F es por ¡°Flip¡±, un mote familiar) afilar¨ªa sus armas. Su vida est¨¢ tan llena de mitos que resulta complicado separar lo real de lo ilusorio, pero lo de que a los 16 escrib¨ªa canciones profesionalmente es cierto. Tambi¨¦n lo de que en 1963, a los 18, fich¨® para Lou Adler (el gran productor-manager de la Costa Oeste) y empez¨® a componer para su compa?¨ªa Screen Gems. Poco antes, Sloan se hab¨ªa asociado a Steve Barri, otro avispado jud¨ªo de NY, para crear en t¨¢ndem. Adler tom¨® a ambos y les puso a currar en el febril mundo del pop adolescente y la m¨²sica surf: un pu?ado notable de hits de Jan & Dean y otros surferos son de Sloan/Barri. Nuestro d¨²o incluso formar¨ªa su propio grupo surf, (mis favoritos) The Fantastic Baggys.
Su vida est¨¢ tan llena de mitos que resulta complicado separar lo real de lo ilusorio, pero lo de que a los 16 escrib¨ªa canciones profesionalmente es cierto
Pero lo gordo llegar¨ªa cuando Adler inaugur¨® Dunhill Records. Los ¨¦xitos enormes de Sloan llegar¨ªan all¨ª, empezando con el pepinazo ¡°Eve of destruction¡± (un alegato pacifista en clave folk-pop que cantar¨ªa Barry McGuire), y continuando con The Turtles (¡°You baby¡±, ¡°Let me be¡±), el tambi¨¦n pepinazo ¡°Secret agent man¡± para Johnny Rivers y muchas m¨¢s, para The Searchers, Herman¡¯s Hermits o The Grass Roots. De hecho, The Grass Roots nacieron como nuevo intento de Sloan/Barri de tener su propia banda, pero tras el poco ¨¦xito de su primer ¨¢lbum Dunhill les apart¨® de la luz p¨²blica y les releg¨® a compositores para el grupo. Est¨¢ claro que el destino de Sloan eran las bambalinas, pues desde all¨ª les compuso el hit ¡°Where were you when I needed you¡±.
Por si todo eso fuera poco, PF Sloan tambi¨¦n form¨® parte de la Wrecking Crew (la banda de estudio que toc¨® en discos de Beach Boys, The Carpenters y tantos otros) y sac¨® ¨¢lbumes bajo su propio nombre de 1965 a 1972. No los ignoren. Como tambi¨¦n sucede con Jimmy Webb ¨Cotro currante de la composici¨®n que decidir¨ªa dar la cara- algunas de las mejores canciones de Sloan est¨¢n en sus propios discos. Celestiales piezas de pop folky se amontonan en ¨¢lbumes espectaculares como Songs of our times (1965), Twelve more times (1966), Measure of pleasure (1968) y Raised on records (1972).
La curva de descenso de Sloan hab¨ªa empezado poco antes (algunos aducen que tras el bombazo de ¡°Eve of destruction¡±), y a lo largo de los 70 y 80 sufri¨® depresiones, entr¨® en acusadas espirales de enajenaci¨®n y sobrevivi¨® a base de trabajos excrementicios mientras unos pocos se preguntaban d¨®nde hab¨ªa ido a caer. Uno de ellos fue el propio Jimmy Webb, que le dedic¨® el expl¨ªcito homenaje ¡°P.F. Sloan¡± (¡°No cant¨¦is esa canci¨®n / Pertenece a PF Sloan¡±). La leyenda aduce que el propio Sloan la escuch¨® por la radio mientras fregaba un bar, momento ¨¦pico que sin embargo suena plausible. Sobre todo si lo comparamos a otros alegatos flipados de Flip: ¨¦l sugiri¨® el sitar en ¡°Paint it black¡±; conoci¨® a James Dean tres a?os despu¨¦s de la muerte del segundo; Elvis cant¨® a trav¨¦s de ¨¦l en un concierto; Elvis le ense?¨® a tocar ¡°Love me tender¡± en una tienda de guitarras de Hollywood cuando Sloan era un chaval (esta ¨²ltima s¨ª es cierta, contra todo pron¨®stico).
Aunque Sloan regresar¨ªa a finales de los 90, y su legado ser¨ªa revisitado desde entonces, nunca recuperar¨ªa la vieja magia compositiva de sus a?os mozos. Su muerte nos arrebata a uno de los mejores fabricantes de canciones de todos los tiempos.
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