Patricia, a los 70
Patricia Llosa, figura clave en la vida literaria iberoamericana del ¨²ltimo medio siglo, cumple setenta a?os. ?lvaro, hijo de ella y del Nobel de Literatura, traza su perfil
Mi madre acaba de cumplir 70 a?os y se puede decir de ella lo que dijo de s¨ª mismo Mark Twain: ¡°He llegado a mi septuag¨¦simo cumplea?os de la forma habitual: manteniendo estrictamente un esquema de vida que matar¨ªa a cualquier otro¡±.
Hay personas que dejan una huella en muchas otras sin que estas lo sepan: su realizaci¨®n es elusiva, vicaria. De ellas se puede decir que, en el campo en que les toc¨® ejercer, las cosas ser¨ªan distintas sin su disimulado influjo. Para ellas no hay biograf¨ªas porque si las hubiese, las cosas ser¨ªan al rev¨¦s.
Patricia ¡ªas¨ª me acostumbr¨¦ a llamar a mi madre desde peque?o¡ª ha alborotado para bien por lo menos dos ¨¢reas de la vida p¨²blica, por no mencionar las de la vida privada. Me refiero a la literatura y la pol¨ªtica.
Desde La casa verde, que vio la luz en 1966, la obra publicada de mi padre [Mario Vargas Llosa], parte de ese torrente que sali¨® de los extramuros latinoamericanos de Occidente hasta inundar la literatura de otros mundos, no se explica sin la suma vital e intelectual que es ¨¦l, como sucede con otros escritores. En esa suma, el aporte principal¨ªsimo de mi madre lo conocen los amigos o quienes ponen mucha atenci¨®n a las vidas de los seres p¨²blicos que les interesan, pero no los que m¨¢s cuentan: los lectores.
La curiosidad vital es su rasgo m¨¢s saliente, junto con su temperamento
La literatura latinoamericana se globaliz¨® cuando Am¨¦rica Latina era un subcontinente amurallado por el nacionalismo gracias a que sus autores fabularon sin fronteras. Pero tambi¨¦n gracias a un pu?ado de esp¨ªritus generosos que ejercieron de tramoyistas detr¨¢s de esas transformaciones hechiceras en el teatro de la palabra escrita. Ellas ayudaron a sostener esas relaciones personales con Carmen Balcells, editores y periodistas culturales que fueron la otra cara del boom de la lengua espa?ola a ambos lados del Atl¨¢ntico. Unas relaciones y vasos comunicantes sin los cuales no es posible sostener una vida cultural. Patricia estuvo all¨ª, tejiendo como otras personas esa tela de ara?a que vinculaba lo que hac¨ªan los fabuladores con la vida real. El boom de la lengua espa?ola fue tambi¨¦n ese grupo de personas que entend¨ªan muy bien la importancia de lo que hac¨ªan quienes fabulaban y, sobre todo, la necesidad de que aquella actividad menos visible, la intrahistoria de la cultura, no se detuviera.
Si esa fuera su contribuci¨®n a la vida p¨²blica, ser¨ªa bastante. Pero la pol¨ªtica se cruz¨® en su camino a su pesar. Los j¨®venes de hoy no tienen la menor idea de lo que fue el Movimiento Libertad y el papel seminal que le cupo, en el Per¨² y la Am¨¦rica Latina ensimismada y populista de finales de los ochenta, en la transformaci¨®n (semi)liberal que vendr¨ªa con los a?os, de distinto grado seg¨²n el pa¨ªs. Quienes vieron aquello de cerca ¡ªme lo dicen de tanto en tanto desde personas humildes hasta profesionales de ¨¦xito¡ª recuerdan la participaci¨®n de Patricia en esa gesta de corta vida y larga reverberaci¨®n. El grueso de su tiempo y esfuerzo lo pas¨® entre los pobres, junto a otras mujeres que como ella quer¨ªan algo mejor que aquella d¨¦cada perdida, como se llam¨® a los a?os 80 al otro lado del charco.
El grueso de su tiempo y esfuerzo lo pas¨® entre los pobres, junto a otras mujeres que como ella quer¨ªan algo mejor que aquella d¨¦cada perdida
El Movimiento Libertad se termin¨®, pero sus ideas mordieron carne. Patricia regres¨® a la vida anterior; empez¨® a decir ¡ªdice todav¨ªa¡ª no sin coqueter¨ªa que detesta la pol¨ªtica. Pero hay un secreto: nunca la dej¨®. Ella ha sido determinante en la decisi¨®n de muchos sobrevivientes de Libertad de hacer pol¨ªtica bajo otros l¨ªderes. Los peruanos ignoran cu¨¢nto deben algunas figuras p¨²blicas que han ocupado cargos o tribunas en dos d¨¦cadas al madrinazgo de Patricia. Tambi¨¦n los hay en otras partes, por cierto. Sus ahijadas y ahijados comparten caracter¨ªsticas estramb¨®ticas: un sentido ¨¦tico de la vida p¨²blica, amor a la libertad, lealtad.
Nadie que polemice sobre pol¨ªtica con mi madre (lo hago con frecuencia, ay) o la acompa?e a museos y salas de concierto, o discuta con ella sobre libros, o explore junto a ella los recovecos de lugares desconocidos, puede seguirle el ritmo. Ese rasgo renacentista, la curiosidad vital, es el m¨¢s saliente junto a su temperamento resistente. Un psic¨®logo sabr¨ªa explicar mejor que yo si la p¨¦rdida de una hermana a una edad muy temprana molde¨® su car¨¢cter.
Es cierto, como dec¨ªa Petrarca, que la raz¨®n habla y el sentido muerde, y que tener una buena combinaci¨®n de curiosidad vital y resistencia, que pueden ser el otro nombre del sentido y la raz¨®n, ayuda a vivir mejor a uno mismo y a los suyos.
Feliz cumplea?os, querida Patricia.
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