¡°No quiero ser una japonesa que baila: quiero ser bailaora, sin m¨¢s¡±
Yoko Tamura recorrer¨¢ su pa¨ªs junto a artistas espa?oles con el espect¨¢culo 'Miradas'
Un d¨ªa, siendo muy joven, la japonesa Yoko Tamura supo con determinaci¨®n y convencimiento qu¨¦ quer¨ªa ser en la vida: bailaora de flamenco. Desde ni?a, esta mujer que camina por la treintena, se dedic¨® a la danza, pero su especialidad eran las danzas tradicionales japonesas y la cl¨¢sica, y m¨¢s adelante se encontrar¨ªa con el jazz.
Pero de pronto, viendo en televisi¨®n una pel¨ªcula de tema flamenco, esta artista cuyo nombre significa Hija del Sol tuvo una verdadera iluminaci¨®n, un deslumbramiento. Su camino ser¨ªa para siempre el flamenco, aunque para ello tuviera que vencer con tes¨®n la voluntad de su madre, que no acababa de ver con buenos ojos esa vocaci¨®n.
Esta es la cr¨®nica de un viaje, para ella m¨ªtico, desde el Extremo Oriente al Oriente espa?ol, a La Uni¨®n (Murcia) para participar en su famoso festival flamenco, tras ganar la primera edici¨®n del Cante de las Minas en Jap¨®n en la categor¨ªa de baile, El Desplante, cuyo premio consist¨ªa en participar en la versi¨®n original y c¨¦lebre del certamen, en La Uni¨®n, Meca de los concursos de flamenco.
El flamenco es de todos, universal, por algo la Unesco lo declar¨® Patrimonio de la Humanidad
Tamura, que pasa cada a?o varios meses en Espa?a, generalmente en Sevilla, acaba de iniciar una gira de un mes por diferentes teatros japoneses, que despu¨¦s podr¨¢ verse en Espa?a, con un espect¨¢culo montado durante las ¨²ltimas semanas en Extremadura, en el centro flamenco y de danza del bailaor y core¨®grafo Jes¨²s Ortega. El espect¨¢culo lo forman artistas japoneses y espa?oles, entre ellos el pianista Ricardo Mi?o, que acompa?ar¨¢ en solitario a Tamura en unas seguiriyas. Tambi¨¦n han rescatado para el montaje, al que han llamado Miradas, el Zorongo, la vieja canci¨®n popular que Garc¨ªa Lorca adapt¨® para La Argentinita.
Hace muchas d¨¦cadas que Jap¨®n muere con el arte jondo y que sus teatros, tablaos y pe?as son tierra de promisi¨®n para muchos artistas flamencos espa?oles, que encuentran as¨ª una salida a un mercado en crisis, saturado y con mucha competencia en Espa?a. Pero desde hace a?os surgen los artistas flamencos japoneses, sobre todo bailaoras, aunque tambi¨¦n guitarristas y hasta cantaores y cantaoras.
M¨¢s que exotismo
Al principio se les ve¨ªa como una an¨¦cdota ex¨®tica, de vez en cuando participaban en alg¨²n concurso flamenco de Andaluc¨ªa, aunque casi nunca llegaban demasiado lejos. Eso est¨¢ comenzando a cambiar, y m¨¢s all¨¢ de la fama que ya pose¨ªan de grandes imitadores mec¨¢nicos de t¨¦cnicas, pero sin alma, ahora se les reconoce que tambi¨¦n aportan en ocasiones emoci¨®n y hasta duende. En ese sentido, Tamura lo tiene muy claro: "Yo soy bailaora, no japonesa".
Tamura no consigui¨® ganar en La Uni¨®n, no pas¨® de las semifinales, pero su baile sobrio, elegante y acompasado, lleno de emoci¨®n recogida, dej¨® una gran impresi¨®n entre el p¨²blico, que la aplaudi¨® con entusiasmo. La competencia era dura, por el escenario del antiguo mercado de La Uni¨®n pasaron esos d¨ªas muchos de los mejores bailaores y bailaoras j¨®venes de toda Espa?a. El primer premio, finalmente, fue para la granadina de veinte a?os Alba Heredia, perteneciente nada menos que a la estirpe bailaora de los Maya.
"No esperaba ganar", dice resignada Tamura. "El premio era estar aqu¨ª, subir a este escenario en el que est¨¢n cada a?o los mejores". El p¨²blico se acerca en los alrededores del mercado para felicitarla y decirle que le ha gustado mucho su actuaci¨®n, y ella lo agradece con su buen castellano, siempre arropada por la periodista especializada en flamenco Mar¨ªa Isabel Rodr¨ªguez Palop, que desde siempre la ha aconsejado y guiado en sus estancias en Espa?a, y bajo la cari?osa mirada de su gran maestra espa?ola, nada menos que Cristina Hoyos, la que fuera inolvidable Carmen de Antonio Gades y partenaire del bailar¨ªn desaparecido en muchos de sus espect¨¢culos.
Tamura lleva ahora 20 a?os dedicada en exclusiva al baile flamenco, aunque le parece que fue ayer cuando qued¨® deslumbrada por su fuerza. Pas¨® 10 a?os en la compa?¨ªa de la gran dama del baile flamenco en Jap¨®n, Yoko Komatsubara, que suele hacer temporadas en Espa?a y que actu¨® hace una d¨¦cada en este mismo escenario. A Cristina Hoyos la conoci¨® porque la bailaora sevillana fue miembro del jurado en el concurso Maruwua de Jap¨®n, y despu¨¦s la "invit¨® a su casa en Sevilla".
Tamura ensaya en una sala del hotel en el que se hospeda en Cartagena durante los d¨ªas del festival. Cristina Hoyos la mira atentamente y la corrige en algunos detalles. "?Verdad que posee un gran sentido del comp¨¢s?", pregunta -y es casi una afirmaci¨®n-.
Garc¨ªa Palop no tiene dudas: "Es admirable que haya sabido captar la esencia del flamenco. La cultura milenaria de la que ella viene ha sido un nexo directo de uni¨®n y salvaguarda de la raza y la expresi¨®n de sentimientos propios del flamenco".
Donde s¨ª tiene dudas la periodista extreme?a es en el reconocimiento que pueda tener en Espa?a entre jurados, cr¨ªtica y expertos. En ese sentido, dice del paso por La Uni¨®n de Tamura y del hecho de que no ganara: "No s¨¦ si fue miedo de abrir a los mortales la puerta de alg¨²n Santo Grial de nuestro flamenco o que no vieron los suficientes merecimientos, me queda esa duda". E insiste: "Es evidente que con el trabajo y la t¨¦cnica se puede alcanzar tambi¨¦n el duende".
Bailar con las tripas
Sorprendentemente, Tamura no se muestra demasiado nerviosa en las horas previas a su subida al escenario, mientras en un camerino Hoyos le retoca el vestido, le ajusta el pelo, se detiene, la mira y le hace unas ¨²ltimas indicaciones. Va a bailar un taranto, palo obligatorio en el concurso de baile de La Uni¨®n, un palo que a ella le gusta mucho, como la Farruca. "Me gustan porque hay que bailarlos con mucho sentimiento y eso es lo que yo quiero sacar de dentro: sentimientos" Y cree que no se le da mal "porque fue Cristina la que me ense?¨® a expresar as¨ª las emociones".
La bailaora sevillana ratifica esas palabras: "Yo le ense?¨¦ a sacar la pasi¨®n, le dec¨ªa que ten¨ªa que bailar con las tripas, que al p¨²blico le ten¨ªa que llegar la emoci¨®n que ella sent¨ªa bailando. Espero mucho de ella porque es muy trabajadora". Jes¨²s Ortega, que tambi¨¦n acompa?a a la artista en esta especie de viaje inici¨¢tico, confirma esa fuerza interior: "El flamenco es t¨¦cnica, pero tambi¨¦n la capacidad de transmisi¨®n que ella tiene".
Y la propia Tamura resume: "El flamenco es de todos, universal, por algo la Unesco lo declar¨® Patrimonio de la Humanidad. Yo no quiero ser una japonesa que baila, quiero ser bailaora. Sin m¨¢s".
La otra patria del flamenco
No hay duda de que Jap¨®n es desde hace tiempo la segunda patria del flamenco, por detr¨¢s de Espa?a, aunque por algunos n¨²meros, ya que no por ra¨ªces, bien podr¨ªa ser la primera. Aunque en los a?os veinte del pasado siglo ya se estren¨® all¨ª la pel¨ªcula El amor brujo, fue a partir de los a?os cincuenta cuando comenz¨® la pasi¨®n, con los primeros j¨®venes flamencos que vinieron a Espa?a a aprender.
Desde entonces, Jap¨®n es tierra prometida para muchos profesionales espa?oles, que hacen all¨ª temporada, a veces muy larga. Pero si eso ocurre es por el entusiasmo que despierta all¨ª el flamenco.
Se estima que unas 60.000 personas estudian en las 650 academias que hay distribuidas por todo el pa¨ªs, es decir, m¨¢s que en Espa?a. Adem¨¢s de estos centros el pa¨ªs est¨¢ lleno de restaurantes y tablaos flamencos. Entre los m¨¢s populares est¨¢ El flamenco, por cuyo escenario han pasado artistas como Sara Baras, Cristina Hoyos y Mano,o Sanl¨²car.
Y en el camino de vuelta, los centenares de japoneses que llenan los curso ofrecidos durante festivales como el de Jerez o la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla.
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