Este libro nos acaricia
William Boyd seduce con una trama redonda escrita con solidez: la historia de una fot¨®grafa que recorre el siglo XX
Ning¨²n t¨ªtulo m¨¢s apropiado para esta novela, Suave caricia, porque eso es lo que siente el lector cuando la lee. ?William Boyd cuenta en ella la historia personal de Amory Clay, nacida al comienzo del siglo XX en una familia compuesta por el padre, un modesto autor teatral y hombre de letras que, tras la Primera Guerra Mundial, queda seriamente afectado y alejado de la familia; la madre, una mujer tradicional y de car¨¢cter, y los hermanos de Amory, Elizabeth y Xan. A diferencia de su hermana Elizabeth, que recibe estudios superiores de m¨²sica, Amory, una vez que abandona el colegio, debe buscarse la vida y a ello la ayudar¨¢ su t¨ªo Greville, un reputado fot¨®grafo de sociedad que le regala una c¨¢mara y la introduce en la revista BeauMonde.
A partir de este comienzo, Amory, una muchacha valiente y decidida, comienza a labrarse una reputaci¨®n profesional e inicia un periplo por el mundo, c¨¢mara al brazo, que cubre el Berl¨ªn de los a?os veinte, la Nueva York de los treinta, asiste a las tropel¨ªas de la escuadras fascistas de sir Oswald Mosley de vuelta a Londres, donde es brutalmente agredida, cubre el final de la Segunda Guerra Mundial desde Par¨ªs y, convertida en corresponsal de guerra, acude a Vietnam en el que ser¨¢ su ¨²ltimo trabajo period¨ªstico. Despu¨¦s se retira a una isla al norte de Escocia y su ¨²ltima salida, personal, es a Estados Unidos en pos de su hija Blythe, instalada en una especie de secta. Ya de vuelta a Barradale, le tocar¨¢ mirar a la muerte de cara.
La novela est¨¢ toda ella escrita en funci¨®n del personaje Amory y desde su punto de vista. El relato cronol¨®gico de su vida se ve interrumpido regularmente por el relato en presente de su vida en la isla a la que se ha retirado. Es un contraste bien utilizado, pues si su vida es un torbellino de situaciones, la estancia en el refugio de Barradale muestra a una persona deudora de su propia historia y ya cansada que, sin embargo, no dudar¨¢ en acudir al lado de su hija en cuanto sospecha que su vida est¨¢ siendo secuestrada por un grupo naturalista y aislacionista.
Si echamos una ojeada a las fechas de su vida (1908-1983), veremos que alguien que ha estado en el vientre del siglo mientras ¨¦ste deglut¨ªa el fin del Ancien R¨¦gime, la ruinas de Europa, el nazismo, la Guerra Fr¨ªa¡ y hasta la revoluci¨®n hippy. Sin embargo, todos estos acontecimientos son s¨®lo el decorado ante el que se desarrolla su vida; digo decorado y no escenario porque los sucesos hist¨®ricos la afectan relativamente, ya que son su vida profesional y sus amores los que predominan mientras la historia se convierte en un tel¨®n de fondo ante el que se representan esa vida y esos amores. S¨®lo su paso por la guerra de Vietnam, ya en la edad madura, contiene la intensidad dram¨¢tica que se echa de menos en lo anterior. Quiz¨¢ porque el ego, coherentemente, ha dado paso a una mirada m¨¢s amplia.
Lo que la novela gana en an¨¦cdota lo pierde en hondura. En su soltura, Amory Clay es un personaje atractivo, pero no profundo. Sus conflictos dram¨¢ticos est¨¢n relatados con una escritura brillante y solvente al servicio de una historia que produce una cierta sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu. Pero en lo que siempre destaca Boyd es en su capacidad de seducci¨®n y en la habilidad extraordinaria para construir una trama redonda, bien contada y que se lee sin desmayo a lo largo de m¨¢s de 500 p¨¢ginas.
Suave caricia. William Boyd. Traducci¨®n de Dami¨¤ Alou. Alfaguara. Madrid, 2015. 552 p¨¢ginas. 20,90 euros.
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