A Iain Sinclair le persigue el demonio
El escritor y cineasta ingl¨¦s participa en una mesa redonda en la FIL sobre la utop¨ªa y la distop¨ªa como material literario
Iain Sinclar y Philip Hoare, dos escritores brit¨¢nicos invitados por la FIL de Guadalajara, visitaron las ruinas de Huachimontones, un asentamiento prehisp¨¢nico a las afueras de la ciudad famoso por sus peculiares pir¨¢mides c¨®nicas y escalonadas con forma de espiral. Los dos se?ores ¡ª72 y 57 a?os¡ª decidieron emular los ritos antiguos y comenzaron a danzar en c¨ªrculo el uno detr¨¢s del otro alrededor de una de las pir¨¢mides. Durante el baile, recordaron a un poeta rom¨¢ntico ingl¨¦s que, enloquecido de poes¨ªa y absenta, cre¨ªa que el diablo le persegu¨ªa.
¡ª ?Qu¨¦ pensar¨ªas si te digo que tienes el diablo en tu espalda? ¡ª solt¨® Hoare.
¡ª ?Y qui¨¦n te dice que no lo tengo detr¨¢s? ¡ªrespondi¨® Sinclair
Ambos recordaron la an¨¦cdota este martes durante una mesa redonda donde charlaron sobre las posibilidades de la utop¨ªa y la distop¨ªa como material literario. Hoare, premio Samuel Johnson de la BBC por su cr¨®nica Leviat¨¢n o la ballena, subray¨® la potencia del baile y el esoterismo en las experiencias comunitarias contraculturales. En otro de sus libros, El para¨ªso perdido de Inglaterra: aventuras de la utop¨ªa victoriana, retrat¨® la vida de una hija de un rico hacendado de la campi?a inglesa, que en el siglo XIX se presentaba como la reencarnaci¨®n femenina de Cristo. Sus devotos viv¨ªan acampados en el campo y eran impelidos a bailar hasta caer desfallecidos bajo la promesa que despertar¨ªan convertidos en criaturas celestiales inmunes a la muerte.
Sinclair es un psicoanalista de lugares, un detective m¨ªstico del Londres perdido a medio camino entre Dickens y Sherlok Homes
¡°La ¨¦poca victoriana autom¨¢ticamente se identifica con una ¨¦poca r¨ªgida saturada de convenciones, y no es as¨ª. Se produjeron tambi¨¦n muchas explosiones de ideas nuevas. La industrializaci¨®n provoc¨® una fort¨ªsima migraci¨®n del campo a la ciudad. Fue un cambio enorme en la psicolog¨ªa colectiva. La gente necesitaba un mes¨ªas¡±, apunt¨® el autor.
En esa dial¨¦ctica entre cambios de ¨¦poca y movimientos reactivos, Sinclair record¨® los efectos de los asentamientos hippies de los sesenta en Hackney, el barrio obrero del este de Londres en el que el escritor lleva viviendo ¨Cy cartografiando¨C desde hace 30 a?os. ¡°La zona estaba muy degradada y los precios de las casas eran muy baratos. Aquello se convirti¨® en un comunismo de magia, de arroz macrobi¨®tico y de nudismo. Lo que yo descubr¨ª all¨ª no es tanto el proyecto comunitario, si no el lugar, el territorio. Aquellos comunidades desplegaron una energ¨ªa en el lugar que lo transformaron en lo que es ahora, un barrio gentrificado tras la remodelaci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012¡±.
Novelista, ensayista, padre adoptivo del termino psicogeograf¨ªa ¡ªla paternidad original es de los situacioncistas franceses¡ª y cineasta, Sinclair cree que las vidas impregnan de tal modo los territorios donde habitan que su memoria permanece como una fuerza reprimida que sigue defini¨¦ndolos. Sinclair es un psicoanalista de lugares, un detective m¨ªstico del Londres perdido a medio camino entre Dickens y Sherlock Homes. En La ciudad de las desapariciones, recientemente editado en espa?ol por Alpha Decay, dibuja a trav¨¦s de maratonianos y serenos paseos un mapa de los rincones ¡ªcementerios, f¨¢bricas, iglesias¡ª apenas transformadas por el rodillo del urbanismo neoliberal. Lugares como las pir¨¢mides precolombinas, donde, seg¨²n ¨¦l, a¨²n se sienten los latidos inmanentes de otras vidas.
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