La crisis, de cerca

La crisis econ¨®mica encarnada en la Espa?a de los desahucios y la precariedad sostenida necesitaba encontrar su justo reflejo en una pel¨ªcula como Techo y comida que, desde su mismo t¨ªtulo, convierte en se?a de identidad su transparencia, claridad y capacidad de s¨ªntesis. Hac¨ªa falta que se abordara el tema en una pel¨ªcula de vocaci¨®n popular, sin ning¨²n tipo de coartadas, que reflejara con verosimilitud y verdad el viacrucis cotidiano de lo que no es m¨¢s que el proletariado de base, ese sector tan hu¨¦rfano de representaci¨®n en las mayores zonas de visibilidad de nuestro cine.

Techo y comida coloca su mirada a pie de calle para contar el tenso transcurrir de los d¨ªas previos a la p¨¦rdida de su piso alquilado por parte de una madre, expuesta a la intemperie laboral y afectiva, y su hijo. El debutante en la direcci¨®n Juan Miguel del Castillo sabe que su pel¨ªcula es, ante todo, una Natalia de Molina excepcional, capaz de desaparecer en el interior de su personaje, pero ser¨ªa injusto pasar por alto otra serie de decisiones que no hacen sino reforzar la eficacia de este trabajo de planteamiento austero y esp¨ªritu combativo: la firme voluntad de evitar tremendismos y la loable capacidad de retratar ambientes y personajes con un realismo libre de afectaciones. Proponer un reflejo de la crisis mediante un trabajo capaz de llegar a todo tipo de p¨²blico es, sin duda, un gran gesto pol¨ªtico.