El hombre que amaba los bates

Si la vida fuese justa, Leonardo Padura (La Habana, 1955) nunca tendr¨ªa que haber viajado a Espa?a a recoger el premio Princesa de Asturias ni haber escrito El hombre que amaba a los perros. La vida le habr¨ªa dado lo que quer¨ªa. Ser jugador de beisbol.

¡°Yo quer¨ªa ser pelotero, y sigo queriendo ser pelotero¡±, dijo el jueves en una charla de la FIL de Guadalajara, a donde lleg¨® de Cuba en un vuelo v¨ªa Panam¨¢ y de donde se regres¨® dos d¨ªas despu¨¦s por la misma ruta para evitar la escala en M¨¦xico DF, cuyos 2.300 metros de altitud le suben la presi¨®n y le dan unos mareos horribles.

Vestido de negro, al d¨ªa siguiente, le explic¨® a este peri¨®dico su preocupaci¨®n por el beisbol. ¡°No es solamente que se est¨¦n yendo de Cuba los talentos establecidos y los nacientes, que cada vez se van m¨¢s j¨®venes. Aunque haya pronto un cambio pol¨ªtico que permita a los cubanos de las Grandes Ligas competir tambi¨¦n en Cuba, lo que las estructuras internas de nuestro beisbol necesitan es una reformulaci¨®n profunda para rescatar algo que es m¨¢s que un deporte y una cultura. Es parte de una espiritualidad. La esencia de lo cubano est¨¢ muy ligada al beisbol por muchas razones. Por ejemplo, fue un elemento catalizador de la integraci¨®n de las etnias. Me duele mucho la situaci¨®n actual¡±.

Ahora los ni?os cubanos quieren ser Messi o Cristiano. Padura asume que la pol¨ªtica de ¡°expansi¨®n universal¡± de la FIFA est¨¢ calando en la isla, pero a¨²n conserva esperanzas en la raigambre ¡°gen¨¦tica¡± de la pelota. ¡°Cuando nosotros los cubanos nacemos, ya nos sabemos las 300 p¨¢ginas de las reglas del beisbol¡±.

Lo acompa?a su esposa, Luc¨ªa L¨®pez Coll, a quien dedica siempre sus libros. Llevan 25 a?os casados y 38 de relaci¨®n. Siguen viviendo en la casa de La Habana que construy¨® en 1954 el padre del escritor y sobre la que ellos, "desde el primer ladrillo", levantaron en 1983 una segunda planta.

Literatura cubana

En febrero se celebrar¨¢ la Feria del Libro de La Habana. Padura advierte de que est¨¢ algo ¡°desinformado¡± de la literatura cubana reciente por la cantidad de tiempo que le ha absorbido la documentaci¨®n hist¨®rica de sus ¨²ltimos libros, El hombre que amaba a los perros, sobre Ram¨®n Mercader, asesino de Trotski, y Herejes, en el que la trama se remonta a la ?msterdam del siglo XVII. Dicho eso, juzga que hace falta promoci¨®n p¨²blica de la novela.

¡°Se escriben muchos cuentos y hay m¨¢s poetas que verdolagas, pero el relato corto y la poes¨ªa tienen una circulaci¨®n limitada. Se ha reducido la visibilidad que tuvo la novela en los noventa, cuando empezamos Abilio Est¨¦vez, Pedro Juan Guti¨¦rrez, Eliseo Alberto, Jes¨²s D¨ªaz, Arturo Arango y yo. Es un problema que tiene que ver con una deficiente capacidad de las instituciones y con un promoci¨®n muy dirigida. No me quejo en lo personal, pero me parece rid¨ªculo que un premio como el Princesa de Asturias ganado por un escritor cubano haya tenido en los medios cubanos una repercusi¨®n casi nula, porque el reconocimiento es importante para la literatura cubana¡±.

Padura prepara una nueva historia de la saga de Mario Conde. Adelanta que el detective tendr¨¢ que buscar una Virgen negra originaria de Catalu?a que despu¨¦s de muchas peripecias ha terminado en Cuba.