Adolf Hitler en 15 ideas perversas
'Mein Kampf' se sostiene sobre falsedades y desvar¨ªos que su autor intenta cubrir de un barniz hist¨®rico o cient¨ªfico
Alemania rompe uno de sus tab¨²es y vuelve a editar Mein Kampf. El libro que escribi¨® Adolf Hitler, del que durante el nazismo se imprimieron 12 millones de ejemplares, reaparece en una edici¨®n cr¨ªtica con m¨¢s de 3.500 comentarios a cargo de expertos del Instituto de Historia Contempor¨¢nea de M¨²nich-Berl¨ªn, que pretenden poner de manifiesto las mentiras y manipulaciones del l¨ªder nazi. El Mein Kampf original se public¨® en dos vol¨²menes en 1925 y 1928. En sus 700 p¨¢ginas en alem¨¢n (las ediciones en espa?ol no ocupan m¨¢s de 400) se incluye una autobiograf¨ªa de Hitler, un an¨¢lisis de la situaci¨®n de Alemania tras la Primera Guerra Mundial y una detallada -a menudo tediosa- exposici¨®n del ideario nazi. El hombre que destruy¨® Europa trata en el libro de dar un barniz hist¨®rico o cient¨ªfico a sus mensajes de odio. Esos son 15 puntos esenciales de esta obra:
La conspiraci¨®n jud¨ªa. El juda¨ªsmo, seg¨²n afirma Adolf Hitler en Mein Kampf, no es una religi¨®n sino un intento de imponer una ¡°dictadura mundial¡± a trav¨¦s del marxismo y del capitalismo, que ve como una misma cosa. El juda¨ªsmo ¡°azuza al obrero contra el burgu¨¦s¡± para destruir la econom¨ªa y que sobre sus ruinas ¡°triunfe la Bolsa¡±. Cita como prueba el Protocolo de los Sabios de Sion, una burda falsificaci¨®n aparecida en Rusia a principios de siglo. ¡°Si los jud¨ªos fueran los habitantes exclusivos del mundo, no solo morir¨ªan ahogados en suciedad y porquer¨ªa sino que intentar¨ªan exterminarse mutuamente, teniendo en cuenta su indiscutible falta de esp¨ªritu de sacrificio, reflejado en su cobard¨ªa¡±. A?ade que no ser¨ªan capaces de gestionar un territorio. ¡°Su inteligencia nunca construir¨¢ ninguna cosa¡±.
La raza.?¡°Es un deber para con lo m¨¢s sagrado velar por la pureza racial¡±, proclama. Confunde raza y especie al explicar que en la naturaleza ¡°todo animal se apareja con un cong¨¦nere: la abeja con la abeja, el pinz¨®n con el pinz¨®n...¡±. Y en su obsesi¨®n por la superioridad aria llega a decir: ¡°Seguramente la primera etapa de la cultura humana se bas¨® menos en el empleo del animal que en los servicios prestados por hombres de raza inferior¡±. A los negros los llama ¡°medio-monos¡±, ¡°hotentotes¡± y ¡°cafres¡±. Darles educaci¨®n es una p¨¦rdida de recursos en ¡°un adiestramiento como el del perro¡±. Francia, ¡°presa de la bastardizacion negroide¡±, es una ¡°amenaza para la raza blanca¡±. Los hijos mestizos son ¡°monstruos, mitad hombre, mitad mono¡±. Alerta: ¡°Millares de nuestros conciudadanos se hallan ciegos ante el envenenamiento de nuestra raza, sistem¨¢ticamente practicado por el jud¨ªo¡±. Y se plantea crear comunidades de ¡°elite racial¡±, colonias con los individuos de sangre mas pura y mejor capacidad. ¡°Ser¨¢ el m¨¢s preciado tesoro de la naci¨®n¡±, dice.
Primera Guerra Mundial. Hitler dedica muchas p¨¢ginas a explicar que el Ej¨¦rcito alem¨¢n no fue derrotado en el frente sino por la ¡°pu?alada en la espalda¡± de la revoluci¨®n ¡°jud¨ªa-bolchevique¡± de noviembre de 1918 en Alemania (¡°el m¨¢s miserable y vil acto de la Historia alemana, la m¨¢s baja traici¨®n a la Patria¡±). Para el historiador Antony Beevor, es una falsedad manifiesta: la derrota alemana se precipit¨® tras la batalla de Amiens (el 8 de agosto) y la Ofensiva de los Cien D¨ªas. Al narrar su participaci¨®n en la guerra, Hitler da a entender que combat¨ªa en primera l¨ªnea, cuando sirvi¨® de correo, como ha explicado el historiador Thomas Weber.
Expansi¨®n territorial. Hitler cree prioritario expandir el suelo alem¨¢n hacia el Este. ¡°Solo un territorio suficientemente amplio puede garantizar a un pueblo la libertad y su vida¡±. La idea de una conquista econ¨®mica, en vez de militar, le parece ¡°rid¨ªcula¡±. Ignora deliberadamente el potencial de mejora de la productividad agraria, como subray¨® el historiador Timothy Snyder, para justificar las invasiones de otros pa¨ªses. Dice el Mein Kampf: ¡°La pol¨ªtica exterior del Estado racista tiene que asegurarle a la raza que constituye ese Estado los medios de subsistencia sobre este planeta, estableciendo una relaci¨®n natural, vital y sana entre la densidad y el aumento de la poblaci¨®n por un lado, y la extensi¨®n y la calidad del suelo en que se habita por otro¡±. Como escribe Martin Amis, es ¡°un anacronismo rid¨ªculo¡± cuya argumentaci¨®n es ¡°preindustrial¡±. Y plantearse la ganancia territorial a costa de Rusia era una insensatez desde el punto de vista geogr¨¢fico y demogr¨¢fico.
Alianzas. Dos descartes y una preferencia: ¡°El enemigo mortal inexorable del pueblo alem¨¢n es y ser¨¢ siempre Francia¡±. ¡°Rusia no puede ser aliado. No puede haber dos potencias continentales en Europa¡±. ¡°Solo nos queda un entendimiento posible y ese es con Inglaterra¡±. Hitler imagina un pacto que permita a Alemania expandirse en el Continente dejando a los brit¨¢nicos el dominio mar¨ªtimo y colonial (que aparentemente no le interesan). A?os despu¨¦s, Rudolf Hess, trascriptor del libro, viaj¨® a Reino Unido buscando un acuerdo antes de la invasi¨®n de Rusia. Fracas¨® y fue detenido.
S¨®lo una prohibici¨®n, durante seis siglos, de procreaci¨®n de los degenerados f¨ªsicos y mentales liberar¨ªa a la humanidad de esa inmensa desgracia
Ciudadan¨ªa. Hitler plantea clasificar a los habitantes en ciudadanos, s¨²bditos y extranjeros. Por nacer en Alemania solo se es s¨²bdito. Para obtener la carta de ciudadan¨ªa ¡ª¡±el t¨ªtulo m¨¢s valioso de su vida terrenal¡±¡ª se exigir¨ªa pureza racial y cumplir el servicio militar; las mujeres acceder¨ªan con el matrimonio o en funci¨®n del ¡°ejercicio autorizado de una profesi¨®n¡±.
Discapacidad. Lamenta el coste de la asistencia a enfermos o discapacitados, a quienes ve como un peligro para la raza. Considera un deber del Estado evitar ¡°un oprobio ¨²nico: engendrar estando enfermo o siendo defectuoso¡±. As¨ª que apuesta por la esterilizaci¨®n forzosa. ¡°S¨®lo una prohibici¨®n, durante seis siglos, de procreaci¨®n de los degenerados f¨ªsicos y mentales no s¨®lo liberar¨ªa a la Humanidad de esa inmensa desgracia sino que producir¨ªa una situaci¨®n de higiene y de salubridad que hoy parece casi imposible¡±.
Educaci¨®n.En su empe?o por mejorar la raza aria, Hitler quiere aumentar a un m¨ªnimo dos horas diarias la educaci¨®n f¨ªsica de los escolares. Quiere adem¨¢s promover el boxeo: ¡°No existe deporte alguno que fomente como ¨¦ste el esp¨ªritu de ataque y la facultad de r¨¢pida decisi¨®n¡±. Y las dem¨¢s materias, salvo el adoctrinamiento ideol¨®gico, le interesan poco. Apuesta textualmente por ¡°sintetizar la ense?anza intelectual reduci¨¦ndola a lo esencial¡±.
Cultura. Detesta las tendencias art¨ªsticas de principios de siglo: cubismo, dada¨ªsmo y futurismo. ¡°Es un deber de las autoridades prohibir que el pueblo caiga bajo la influencia de tales locuras. Un tan deplorable estado de cosas deber¨ªa un d¨ªa recibir un golpe fatal, decisivo¡±. As¨ª que fija como objetivo perseguir ¡°todas las tendencias art¨ªsticas y literarias pertenecientes a un g¨¦nero capaz de contribuir a la disgregaci¨®n de nuestra vida como naci¨®n¡±.
Sexualidad. Alarmado por la s¨ªfilis, y para evitar el ¡°oprobio¡± de la prostituci¨®n, Hitler apuesta por facilitar las bodas a edad temprana. De esta forma, los j¨®venes dejar¨ªan de acudir a burdeles. ¡°Nos referimos sobre todo a los hombres, pues en esos asuntos la mujer es siempre pasiva¡±.
Religi¨®n. Hitler hace abundantes menciones a Dios, a menudo como ¡°el creador¡±, ¡°la divinidad¡± o ¡°la ¡°providencia¡±. Y dice que ¡°solo los locos o los crim¨ªnales podr¨ªan atreverse a demoler la existencia de la religi¨®n¡±. Apuesta por un ¡°cristianismo positivo¡± del que no da detalles. Promete libertad para practicar las religiones mientras no perjudiquen los intereses nacionales, por supuesto no para el ¡°materialismo jud¨ªo¡±. Algunos historiadores, como Alan Bullock, sostienen que Hitler expres¨® m¨¢s adelante su desprecio por los valores del cristianismo, una religi¨®n ¡°apta para esclavos¡±, pero al escribir el Mein Kampf se cuida mucho de no ofender a los cat¨®licos ni a los protestantes.
Exigimos la persecuci¨®n despiadada de aquellos cuyas actividades sean perjudiciales para el inter¨¦s com¨²n
Darwin. Hitler no cita a este cient¨ªfico por su nombre pero utiliza las ideas de evoluci¨®n y de selecci¨®n natural para dar un barniz cient¨ªfico a sus teor¨ªas racistas. Beevor cree que Hitler est¨¢ m¨¢s influido por Herbert Spencer y el llamado darwinismo social cuando escribe que ¡°el exterminio del m¨¢s d¨¦bil representa la vida del m¨¢s fuerte¡± o que "las leyes eternas de la vida en este mundo son y ser¨¢n siempre una lucha a muerte por la misma vida".
Marx. Hitler admite que ha le¨ªdo a fondo El capital de Karl Marx: ¡°Llegu¨¦ a penetrar el contenido de la obra del jud¨ªo Karl Marx. Su libro El capital empez¨® a hac¨¦rseme comprensible y, asimismo, la lucha de la socialdemocracia contra la econom¨ªa nacional, lucha que no persigue otro objetivo que preparar el terreno para la hegemon¨ªa del capitalismo internacional¡±. Y concluye: ¡°Karl Marx fue, entre millones, realmente el ¨²nico que con visi¨®n de profeta descubriera en el fango de una Humanidad paulatinamente envilecida, los g¨¦rmenes del veneno social, agrup¨¢ndolos, cual un genio de la magia negra, en una soluci¨®n concentrada, para poder destruir as¨ª, con mayor celeridad, la vida independiente de las naciones soberanas del orbe. Y todo esto s¨®lo al servicio de su propia raza¡±. Eso s¨ª, considera al pensador socialista un ejemplo de uso de la propaganda: ¡°Lo que al marxismo le dio el asombroso poder sobre las muchedumbres no fue de ning¨²n modo la obra escrita, de car¨¢cter jud¨ªo, sino m¨¢s bien la enorme avalancha de propaganda oratoria que en el transcurso de los a?os se apoder¨® de las masas¡±. Una conclusi¨®n chocante: ¡°El mundo burgu¨¦s es ¡®marx¨ªstico¡±.
Democracia. Rechaza el parlamentarismo, que hace del Gobierno ¡°mendigo de la mayor¨ªa ocasional¡±. En ese r¨¦gimen ¡°la responsabilidad pr¨¢cticamente deja de existir¡±. ¡°Es insensato imaginar que, con los recursos de la democracia liberal, es posible resistir a la conquista judaica del mundo¡±.
Genocidio. Uno de los 25 puntos del programa nazi: ¡°Exigimos la persecuci¨®n despiadada de aquellos cuyas actividades sean perjudiciales para el inter¨¦s com¨²n¡±. Otro objetivo expl¨ªcito en el libro: ¡°que el Estado aniquile tanto al jud¨ªo como su obra¡±. Y apunta c¨®mo hacerlo: ¡°Si en el comienzo y durante la guerra se hubiera sometido a la prueba de los gases asfixiantes a unos 12.000 o 15.000 de esos jud¨ªos (¡), no se habr¨ªa cumplido el sacrificio de millones de nuestros compatriotas en las l¨ªneas del frente¡±.
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