Lorca de dise?o
Paula Ortiz ha preferido intentar atrapar lo bello. Y lo malo de aspirar a lo bello es que te puedes quedar en su simulacro
Con Lorca se puede alcanzar lo sublime, pero Paula Ortiz ha preferido intentar atrapar lo bello. Y lo malo de aspirar a lo bello es que te puedes quedar en su simulacro. Lo bello puede agotar y no llegar a la conmoci¨®n, quedarse en el adorno, durar apenas un segundo, si acaso. Y La novia, nuevo largometraje de Ortiz tras De tu ventana a la m¨ªa, libre adaptaci¨®n de Bodas de sangre, de Federico Garc¨ªa Lorca, se queda, casi siempre, en el adorno. Lo sublime ha de ser sencillo y La novia no lo es. Es grandilocuente y aparatosa. Tambi¨¦n valiente. Hay que ser muy brava, casi al borde de lo incauto, para adaptar a Lorca con los tiempos que corren, para intentar abrazar su letra con el dise?o, aunque por el camino haya perdido su cr¨ªtica social. Pero a La novia le sobra dise?o, el que acaricia al ojo pero nunca destroza las tripas: en las ropas, en la ambientaci¨®n, en la foto, en las risibles c¨¢maras lentas, en los rayos de sol refulgente que nubla la vista, al estilo Terrence Malick. Como la primera obra de Ortiz, huele demasiado a imitador de Malick, ahora que incluso ¨¦l parece agotado.
LA NOVIA
Direcci¨®n: Paula Ortiz.
Int¨¦rpretes: Inma Cuesta, ?lex Garc¨ªa, Asier Etxeandia, Luisa Gabasa, Leticia Dolera.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2015.
Duraci¨®n: 96 minutos.
Lorca es popular, recio, amargo. Esta pel¨ªcula es remilgada, bonita en el sentido m¨¢s subjetivo de la palabra, presuntamente estilosa, donde las motos persiguen a los caballos y los hombres luchan con pu?ales de cristal con apariencia de Lladr¨®. Eso s¨ª, pese a sus desperfectos, demasiados, la po¨¦tica nobleza de los textos sigue ah¨ª ("Vuestras l¨¢grimas son l¨¢grimas de los ojos; las m¨ªas vendr¨¢n cuando yo est¨¦ sola, y saldr¨¢n de las plantas de mis pies"), y algunas grandes interpretaciones (Inma Cuesta, Carlos ?lvarez-N¨®voa, Mar¨ªa Alfonsa Rosso), con la sublime, ella s¨ª, Luisa Gavasa a la cabeza. Cada s¨ªlaba suya, cada respiraci¨®n, es una conmoci¨®n de verdad lorquiana. Aunque solo sea por eso, y por el acontecimiento, La novia tambi¨¦n es imprescindible. Y luego decidan.
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