Poeta bajo los focos
El estreno en las salas espa?olas de 'La novia', de Paula Ortiz, pone de actualidad las adaptaciones cinematogr¨¢ficas de la obra de Garc¨ªa Lorca
El genio de Federico Garc¨ªa Lorca, de cuya muerte se conmemorar¨¢ el a?o pr¨®ximo el ochenta aniversario, sobrepas¨® con creces las fronteras de la poes¨ªa, se adentr¨® en el teatro, en la pl¨¢stica, en la m¨²sica y, ya fallecido, su impronta tambi¨¦n qued¨® reflejada en el ¨¢mbito del audiovisual. De haber vivido m¨¢s tiempo, probablemente hubiera sido el propio Lorca, de la mano de Bu?uel, quien hubiera acometido estas incursiones en el cine, tal como se desprende de la lectura de Mi ¨²ltimo suspiro (Plaza y Janes Editores), el excelente libro de memorias que public¨® el realizador aragon¨¦s dos a?os antes de su fallecimiento. Pero no pudo ser, y otros retomaron este legado, que supon¨ªa casi una cuenta pendiente en la cultura hispana. De hecho, el autor de Bodas de sangre manifest¨® en diversas ocasiones su intenci¨®n de dirigir una pel¨ªcula, de ah¨ª el inter¨¦s que siempre ha despertado entre cr¨ªticos e investigadores la influencia que su obra ha tenido en cinematograf¨ªas tan dispares como la espa?ola, la mexicana, la argentina, la egipcia o la marroqu¨ª y el poder de sugesti¨®n que ¨¦sta sigue ejerciendo entre numerosos cineastas internacionales.
De Garc¨ªa Lorca se ha escrito, como de casi todos los intelectuales de su generaci¨®n, que siempre se sinti¨® profundamente fascinado por el cine y, sobre todo, por las virtualidades po¨¦ticas que ofrec¨ªa el lenguaje de la imagen a cualquier creador que, como Federico, se acercaba a ¨¦l, como a casi todas las cosas, con una pulsi¨®n creativa desbordante. Es bien sabido, por sus reiteradas afirmaciones acerca del tema, que en algunos momentos de su vida demostr¨® su deseo de dirigir pel¨ªculas con la misma libertad y devoci¨®n con que escrib¨ªa sus poemas o compon¨ªa sus dramas. De hecho, su fren¨¦tica actividad intelectual le llev¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n a anotar explosivos apuntes de guiones donde flu¨ªa la llama del genio visual que, desgraciadamente, y por los motivos pol¨ªticos que todos conocen, jam¨¢s alcanz¨® a desarrollar, cientos de im¨¢genes de una portentosa originalidad que, de haber dispuesto del veh¨ªculo apropiado y del momento oportuno para su cristalizaci¨®n, hoy formar¨ªan parte, con toda probabilidad, del cuadro de honor del mejor cine experimental de todos los tiempos. No nos cabe la menor duda.
As¨ª pues, no ser¨ªa del todo justo pasar de largo la escueta pero importante vertiente cinematogr¨¢fica que presenta la vida y la obra del poeta de Fuente Vaqueros, una vida cargada de emoci¨®n y hondura que, aunque s¨®lo dur¨® 38 a?os, gener¨® suficientes pistas como para detectar en Lorca una inclinaci¨®n inequ¨ªvoca hacia un arte que empezar¨ªa a descubrir -de la mano de su fiel amigo Luis Bu?uel- en las memorables sesiones del cine-club de la Residencia de Estudiantes de Madrid -seg¨²n algunas fuentes este cine-club no perteneci¨® jam¨¢s a esa instituci¨®n sino a la revista La Gaceta Literaria- y por el que no dudar¨ªa en seguir apostando hasta su tr¨¢gica muerte en 1936.
Un guion vanguardista
En 1929, el mismo a?o en que el joven Bu?uel exhibe ante la escandalizada sociedad parisina su aportaci¨®n personal al arte surrealista con El perro andaluz (Un chien andalou, 1928), Lorca escribe, durante su estancia en la ciudad de Nueva York, el guion de Viaje a la luna, el ¨²nico que se le conoce. Se trata de un resumen general de todas sus obsesiones como creador cuya realizaci¨®n, al cabo de casi siete d¨¦cadas, se hizo realidad gracias a los desvelos personales del pintor Fr¨¦d¨¦ric Amat por este extra?o y desconcertante poema visual. Concluido el rodaje en 1998, Amat qued¨® satisfecho de la experiencia de adaptar un texto que, como muchos de los que inspiraban las obras de Bu?uel, carece de una trama lineal e, incluso, de argumento en el sentido can¨®nico del t¨¦rmino. Pero el director insiste en que no se trata de un filme puramente surrealista pues, a su juicio "hay una raz¨®n que liga las im¨¢genes. Hay un hilo conductor que se expresa con juegos po¨¦ticos y metaf¨®ricos. No son por tanto im¨¢genes on¨ªricas inconexas, como en los filmes de Bu?uel".
El proyecto, impulsado por la Fundaci¨®n Garc¨ªa Lorca con motivo del centenario, no buscaba, seg¨²n Amat, una aproximaci¨®n a la est¨¦tica de la ¨¦poca en que fue escrito el guion sino, por el contrario, ¡°tiene una factura de finales del siglo XX, porque utilizo las tecnolog¨ªas de posproducci¨®n de nuestra ¨¦poca, pero sin perder la humanidad que hace posible cualquier acercamiento a la figura de Garc¨ªa Lorca¡±. As¨ª, las im¨¢genes sugeridas por el escritor granadino se sirven del auxilio inform¨¢tico para ser fijadas lo m¨¢s fielmente posible a los c¨®digos del lenguaje f¨ªlmico.
Aunque el proyecto de Amat data de hace m¨¢s de diez a?os antes de la fecha de su realizaci¨®n, dificultades de toda naturaleza hab¨ªan impedido su realizaci¨®n hasta el a?o 1998. Pero, finalmente, el guion termin¨® convirti¨¦ndose en una pel¨ªcula, lo cual no ha impedido que a¨²n hoy no haya tenido su estreno comercial en Espa?a y que los espectadores espa?oles no hayan podido contemplar con sus propios ojos lo que el ingenuo filme hom¨®nimo de Georges M¨¦li¨¨s inspiro a Lorca para despertar tanto su inter¨¦s por conocer el cinemat¨®grafo.
Sea como fuere, admitamos que, por desgracia, de la obra cinematogr¨¢fica del poeta, o sea, de la que hubiese convertido al autor de Yerma en todo un cineasta, s¨®lo existen escasos textos escritos, algunas anotaciones, un pu?ado de art¨ªculos y media docena de ideas que nos acercan al posible perfil estil¨ªstico que hubiera adoptado si, en vez de caer abatido por las balas fascistas aquella aciaga madrugada de un mes de agosto, su estrella hubiera seguido brillando con libertad en el firmamento art¨ªstico espa?ol. El resto, en resumidas cuentas, no son m¨¢s que meras conjeturas acerca de una trayectoria art¨ªstica que, desafortunadamente, nunca logr¨® fraguar, como muchos de sus admiradores hubi¨¦semos deseado.
Lo que s¨ª cuaj¨®, y no dejar¨¢ de hacerlo mientras el esp¨ªritu lorquiano siga vivo, es una larga y variopinta relaci¨®n de t¨ªtulos que, de un modo u otro, han intentado aproximarse desde la pantalla al mundo descarnado del magistral dramaturgo granadino. Tanto desde la perspectiva del documental como desde el de la ficci¨®n, la obra de Garc¨ªa Lorca cuenta ya con una copioso n¨²mero de adaptaciones que abarca la practica totalidad de sus trabajos esc¨¦nicos, biograf¨ªas dispares o intentos, en su mayor¨ªa vanos, de visualizar lo invisualizable: su poes¨ªa. Y aunque no todo lo que reluce en ellas es oro, hay algunas que, por el rigor dram¨¢tico con el que han sido elaboradas y por el profundo respeto que a cada momento muestran por su autor, llenar¨ªan de gozo al propio Federico.
Entre los testimonios f¨ªlmicos de Lorca todos los historiadores coinciden en destacar como el m¨¢s significativo, debido especialmente a las circunstancias hist¨®ricas en que fue realizado, A Federico Garc¨ªa Lorca, un cortometraje de 11 minutos de duraci¨®n dirigido en 1937 por Justo Labal para la productora republicana Ediciones antifascistas, en la que se intentan escenificar los romances La casada infiel y Prendimiento de Anto?ito el Camborio mediante un pretencioso estilo visual que muestra una p¨¢lida imagen de la realidad art¨ªstica del malogrado escritor. Aunque bien intencionada, la pel¨ªcula, seg¨²n todas las fuentes consultadas, mostraba constantemente su incapacidad para ofrecer algo m¨¢s que una ilustraci¨®n fr¨ªa y desali?ada de los modelos literarios en los que se inspiraba.
Un a?o m¨¢s tarde, el cineasta argentino Edmundo Guibourg, con un presupuesto mucho m¨¢s holgado que Labal, adapta para la pantalla Bodas de sangre, con Margarita Xirgu, Amelia de la Torre y Ana Diosdado, primero de los varios intentos del cine de penetrar en las entra?as del teatro lorquiano y, sin duda, el mejor homenaje de la Argentina de aquellos tiempos a la figura del poeta asesinado. Naturalmente, el filme jam¨¢s fue estrenado en Espa?a, pero sirvi¨®, sin embargo, de punto de arranque para la larga n¨®mina de adaptaciones que seguir¨ªan perpetuando la memoria del insigne escritor granadino.
En 1965, la Escuela Oficial de Cinematograf¨ªa, ¨®rgano provisto de una relativa libertad de acci¨®n en el ¨¢mbito de la Administraci¨®n franquista, se convert¨ªa en la productora del primer trabajo de Antonio Artero, una versi¨®n libre de Do?a Rosita la soltera que puso de los nervios a m¨¢s de un censor de la ¨¦poca por su audacia (sic) en mostrar la crudeza moral de sus personajes. Protagonizada por Ana Mar¨ªa Morales y Francisco Amor¨®s, Do?a Rosita la soltera permanece a¨²n hoy en el olvido, a pesar de tratarse, seg¨²n sus conocedores, de uno de los ejercicios de carrera m¨¢s brillantes en la larga vida de aquella hist¨®rica instituci¨®n. Tambi¨¦n desconocido, pero por otros motivos, es Deep Song, Black Sound (1968), un documental de la BBC dirigido por el brit¨¢nico Peter Luke donde, para ilustrar la vida y la muerte de Lorca, se incluyen diferentes escenificaciones de sus poemas, prosas y obras teatrales.
Ese mismo a?o, TVE consagraba un episodio de su famoso programa La v¨ªspera de nuestro tiempo a glosar la Granada que vivi¨® el poeta durante los ¨²ltimos a?os de su vida. La Granada de Garc¨ªa Lorca, que recibi¨® algunos premios en importantes festivales del ramo, ten¨ªa al fallecido escritor y cineasta madrile?o Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos como director y a Angelino Fons como realizador, mientras Nuria Espert y Rafael de Penagos prestaban sus privilegiadas voces como narradores y recitadores en un trabajo cinematogr¨¢fico al que alguien no dud¨® en calificar en su d¨ªa como ¡°uno de los testimonios visuales m¨¢s ajustados al esp¨ªritu del poeta¡±.
El cap¨ªtulo documental se enriquecer¨ªa m¨¢s tarde con El barranco de Viznar (1976) y Lorca y La Barraca (1977), dos mediometrajes dirigidos, respectivamente, por Jos¨¦ Antonio Zorrilla y Miguel Alcobendas donde tambi¨¦n se recogen algunos de los aspectos m¨¢s sobresalientes de la vida del escritor. Lo mismo sucede con Lorca: muerte en Granada, una producci¨®n de la RAI dirigida por Alessandro Cane y con Roberto Bissaco como protagonista que incide, una vez m¨¢s, en los siniestros episodios que condujeron a la muerte de Lorca. Pero ser¨ªa un director espa?ol, Jaime Chavarri, quien en 1977, inspir¨¢ndose en la Oda a Walt Whitman, del libro Poeta en Nueva York, logra construir el primer filme netamente lorquiano, el primer filme que supo conectar inteligentemente con su original literario: A un dios desconocido. Sin apenas l¨ªnea argumental, la pel¨ªcula, que protagoniza con su habitual solvencia el actor argentino H¨¦ctor Alterio, recorre un mundo sembrado de emociones visto a trav¨¦s de los vagos recuerdos de su desdichado protagonista. La ¨¦poca en la que se produjo, dominada a¨²n por la presi¨®n de los censores, no fue ¨®bice, sin embargo, para que se convirtiera en uno de los trabajos cinematogr¨¢ficos m¨¢s inquietantes y aplaudidos de la d¨¦cada en el ¨¢mbito del cine nacional.
1977 tambi¨¦n fue el a?o de la producci¨®n de Bodas de sangre, un excelente remake del filme de Guibourg, dirigido por el marroqu¨ª Souhel Ben Barka y con la inimitable actriz griega Irene Papas como cabeza de reparto, que no ha recibido m¨¢s que aplausos desde su estreno en el festival de Cannes hace casi 40 a?os. Aunque estrenada sin demasiada convicci¨®n por sus distribuidores, la pel¨ªcula tuvo un estimable ¨¦xito de p¨²blico en Espa?a y alcanz¨® en algunos sectores la categor¨ªa de filme de culto, lo cual no impidi¨® que, cuatro a?os despu¨¦s, Emiliano Piedra, euf¨®rico por la acogida cr¨ªtica que obtuvo Campanadas a medianoche (1965), un monumental fresco shakespeariano dirigido por el gran Orson Welles, le confiara a Carlos Saura otra versi¨®n del m¨ªtico drama, pero esta vez en clave de ballet espa?ol, con Antonio Gades y Cristina Hoyos como oficiantes mayores del espect¨¢culo y con el espl¨¦ndido oficio del director de fotograf¨ªa Teo Escamilla. El resultado naturalmente fue un majestuoso filme musical que cautiv¨® por igual a todos los espectadores y sin ceder por ello un ¨¢pice en su empe?o por magnificar el genio de Lorca.
Inspirada asimismo en Bodas de sangre, Nanas de espinas es la filmaci¨®n ¨ªntegra del espect¨¢culo hom¨®nimo que en los a?os 80 caus¨® verdadero furor en los escenarios de la Espa?a posfranquista. De muy escasa difusi¨®n, la pel¨ªcula, a la que algunos tienen por modelo de transcripci¨®n visual de un drama, mostraba una visi¨®n excesivamente convencional del universo lorquiano, t¨®pica, mim¨¦tica y tremebunda. Similares resultados tuvo la producci¨®n de TVE El balc¨®n abierto (1984), del recientemente fallecido director y realizador catal¨¢n Jaime Camino, una especie de mosaico de acontecimientos vividos por el poeta en el que la realidad y la ficci¨®n se confunden continuamente en un intento de atrapar la esencia de una realidad mucho m¨¢s fugitiva de lo que algunos ingenuos cineastas pensaron antes de emprender su b¨²squeda.
Algunas pel¨ªculas de corte m¨¢s o menos documental, como la italiana Federico Garc¨ªa Lorca (1976), de Roberto Otero; la espa?ola Quimera (1976), de Esteban Gallego o la teleserie de TVE Lorca, memorias de un poeta (1986), de Juan Ca?o, fueron otros intentos, bald¨ªos, sin duda, de encontrar el correlato f¨ªlmico de una obra literaria tan bella como dif¨ªcilmente traducible a otro lenguaje que no sea el de las palabras. El propio Juan Antonio Bardem, que en 1987 tuvo en sus manos un volumen presupuestario que superaba al de todas las series producidas por TVE hasta el momento, tampoco pudo obsequiarnos con el retrato ¡°definitivo¡± del personaje. A trav¨¦s de cinco cap¨ªtulos de 55 minutos cada uno y otro final de 85, el autor de Calle Mayor (1956) presenta la biograf¨ªa de Lorca con m¨¢s lujo formal que originalidad en su enfoque.
Con gui¨®n suyo y de Antonio Larreta, Mario Camus estrena con ¨¦xito en 1987 una original adaptaci¨®n de La casa de Bernarda Alba, interpretada por Irene Guti¨¦rrez Caba, Enriqueta Carballeira, Ana Bel¨¦n y Victoria Pe?a. El cineasta santanderino, cuya inclinaci¨®n por las adaptaciones literarias es sobradamente conocida, parti¨® en aquella ocasi¨®n desde cero para explorar este drama tenso, ag¨®nico y claustrof¨®bico que tantos directores han anhelado siempre adaptar. Sin la menor tradici¨®n iconogr¨¢fica, con precedentes cinematogr¨¢ficos m¨¢s bien escasos, y sin otra referencia que su propio y muy prestigiado ¡°instinto¡± narrativo, Camus logr¨® un nuevo e interesante acercamiento a la obra de Lorca desde la posici¨®n del observador que intenta distanciarse lo suficiente del drama como para poder esquivar a cada momento la tentaci¨®n de simplificarlo.
A similares elogios se hizo tambi¨¦n acreedor el cineasta granadino Miguel Hermoso en el a?o 2003 tras su inspirada adaptaci¨®n de la novela de Fernando Mar¨ªas La luz prodigiosa donde, a partir de una trama centrada en la exc¨¦ntrica hip¨®tesis de que Garc¨ªa Lorca s¨®lo result¨® mal herido de su fusilamiento y que, horas despu¨¦s del luctuoso hecho, fue recogido por un pastor de la zona y mantenido oculto durante d¨¦cadas, evoca la figura del poeta con un profundo respeto y una manifiesta admiraci¨®n, a pesar de su alucinante base argumental. Hermoso, con la invaluable colaboraci¨®n de Nino Manfredi y Alfredo Landa, consigue contagiar al p¨²blico de su irreprimible pasi¨®n por el escritor asesinado, mostr¨¢ndonos una f¨¢bula que, con toda seguridad, hubiera compartido con fruici¨®n y gratitud el propio Federico.
No es precisamente el caso del realizador de origen hispano Marcos Zurinaga quien, a sueldo de Andy Garc¨ªa, rod¨® en 1996 Muerte en Granada, una desafortunada coproducci¨®n entre Puerto Rico y Espa?a sobre las enigm¨¢ticas circunstancias que rodearon la muerte del escritor, que fue virtualmente despedazada por la cr¨ªtica. Efectivamente, tras su visionado, la desaparici¨®n de Lorca contin¨²a siendo un misterio insondable, un turbio y esquinado asunto sobre el que han corrido r¨ªos de tinta y ante el cual investigadores solventes, como el insigne hispanista Ian Gibson, han logrado aportar algunas evidencias lo suficientemente reveladoras para confiar en que alg¨²n d¨ªa se podr¨¢ descifrar toda la verdad y podamos, al fin, descubrir la aut¨¦ntica identidad de todos los responsables de aquel tr¨¢gico e infame magnicidio.
El cat¨¢logo de filmes inspirados en la obra el poeta se cierra, por ahora, con La novia, segundo largometraje de la joven cineasta Paula Ortiz, una nueva adaptaci¨®n de Bodas de sangre, estrenada en la pasada edici¨®n del Festival de San Sebasti¨¢n, y que llegar¨¢ este mismo viernes a las salas comerciales espa?olas. Se trata, probablemente, de uno de los ejercicios de escritura f¨ªlmica m¨¢s brillantes, imaginativos y originales que se han visto en el cine espa?ol en los ¨²ltimos a?os, una pieza ¨²nica que nadie se explica c¨®mo no fue incluido en la secci¨®n competitiva del certamen donostiarra. El respeto cuasi reverencial al texto del poeta, no impide que la directora, ganadora, entre otros, del Premio Pilar Mir¨® al Mejor Director Novel en la Seminci, afronte el dif¨ªcil reto de la adaptaci¨®n mediante un dispositivo formal tan audaz como profundamente efectivo.
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