Marta Sanz: ¡°La lucidez es una navaja que se te clava en el ojo¡±
La ganadora del Premio Herralde arroja una mirada ir¨®nica sobre la devaluaci¨®n de la cultura en 'Far¨¢ndula'. ¡°Antes la marca de este pa¨ªs eran los artistas y hoy es Inditex¡±, dice
"Como chupar un lim¨®n¡±. As¨ª dice Marta Sanz (Madrid, 1967) que es leer su ¨²ltima novela, Far¨¢ndula (Anagrama), una historia coral ¡ªcon gala de los Goya incluida¡ª en la que actrices olvidadas se cruzan con j¨®venes llamados a comerse el mundo y con actores que se lo est¨¢n comiendo. O el mundo a ellos. Escrita en un desatado tono sat¨ªrico, la novela le ha valido el ¨²ltimo Premio Herralde, pero su escritura, aclara, no ha sido tan feliz como aparenta ese tono.
PREGUNTA. En Daniela Astor y la caja negra, su anterior novela, la ni?a protagonista jugaba a ser actriz y en Far¨¢ndula hay actrices de verdad. ?Quer¨ªa enfrentar imaginaci¨®n y realidad?
RESPUESTA. Todos los libros que escribo salen de libros anteriores. Far¨¢ndula surge de las ideas que se recogen en el ensayo No tan incendiario y de ese leitmotiv de Daniela Astor que es la relaci¨®n entre la realidad y sus representaciones. Ese tema me sigue preocupando porque creo que es una manera de hablar del papel que representa la cultura en nuestras vidas en un momento en el que estamos cambiando de modelo. Antes la marca de este pa¨ªs eran sus artistas y hoy es Inditex. Como en literatura la forma de decir las cosas son las cosas mismas, recurro a un c¨®digo sat¨ªrico.
P. ?Por qu¨¦ la s¨¢tira?
R. Porque me parec¨ªa la manera m¨¢s eficaz de expresar mi disconformidad y mi incertidumbre. Llevamos a?os prestigiando un lenguaje literario anor¨¦xico y me ven¨ªa muy bien la exageraci¨®n sat¨ªrica. Intento que la lectura perturbe al lector.
P. En Far¨¢ndula se dice que gustar (al p¨²blico) es estar de acuerdo (con el sistema). ?No hay otro camino para ser reconocido como artista?
R. Tambi¨¦n dice un personaje que la inteligencia es la capacidad de adaptaci¨®n al medio. Yo me pregunto si las personas m¨¢s inteligentes no ser¨¢n aquellas capaces de hacerse preguntas que no se hace nadie porque damos por hecho que todo est¨¢ bien.
?Se puede ejercer la cr¨ªtica desde dentro de un sistema que te est¨¢ premiando y que est¨¢ reconociendo econ¨®micamente tu trabajo? Esa es mi duda.
P. Si cambiamos actores por escritores, ?la novela funcionar¨ªa?
R. Valdr¨ªa para cualquier ¨¢mbito de la cultura. Tambi¨¦n me pregunto si eso que llamamos ¡°escribir bien¡± no es una forma de ¡°estar de acuerdo¡±. Por eso, como dec¨ªa, busco un estilo que perturbe.
P. ?El personaje de Daniel Valls estaba basado en Javier Bardem? Un actor de ¨¦xito internacional que firma un manifiesto pol¨ªtico...
R. Tuve presente que la gente pensar¨ªa en Bardem, al que todo el mundo se le ech¨® encima cuando critic¨® una actuaci¨®n del Ej¨¦rcito israel¨ª, pero tambi¨¦n pens¨¦ en Willy Toledo y en Antonio Banderas. Lo que quer¨ªa plantear es hasta qu¨¦ punto, si eres una persona cr¨ªtica, alcanzar el ¨¦xito no significa que est¨¢s haciendo algo mal, que est¨¢s siendo aceptado por el poder. Quise plantearme un problema de legitimidad: ?qui¨¦n puede criticar?, ?se puede ejercer la cr¨ªtica desde dentro de un sistema que te est¨¢ premiando y que est¨¢ reconociendo econ¨®micamente tu trabajo? Esa sigue siendo mi duda. Porque no sabes d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite entre ser connivente con las cosas que nos hacen desgraciados y hacer un voto de pobreza franciscano para reivindicar determinadas cosas.
P. Con esta novela usted ha ganado un premio, algo que se ha vuelto sospechoso. ?No le produce ninguna contradicci¨®n?
R. Todas las del mundo, pero yo estoy haciendo literatura desde dentro de la tripa del caballo, no desde los m¨¢rgenes. Intento aprovechar mi relativa posici¨®n de centralidad para decir lo que quiero. En la medida en que puedes llegar a m¨¢s lectores a trav¨¦s de tus libros y de tu discurso p¨²blico, bienvenidos sean los premios. Y luego hay que tener en cuenta otra cosa que est¨¢ muy mal vista porque estamos en un momento de prestigio de la pureza ideol¨®gica: todos tenemos que comer.
P. Lo dec¨ªa m¨¢s bien por el propio mecanismo de los premios, por esa gente que se presenta an¨®nima confiando en la limpieza del proceso. Usted ya publicaba en Anagrama.
R. Estoy segura de que los 562 ejemplares que llegaron al Herralde se leyeron. Es el momento que tienen las editoriales de leer cosas nuevas, pero tambi¨¦n estoy convencida de que hay novelas que llegan directamente al jurado sin pasar por una criba previa. No soy ingenua y que nadie lo sea. Tambi¨¦n te digo que si yo entr¨¦ en Anagrama fue porque me present¨¦ al Premio Herralde con Black, black, black cuando no era autora de la casa. Llegu¨¦ a pecho descubierto y a partir de ah¨ª empec¨¦ a publicar con ellos.
P. ?Los premios han dejado de descubrir nuevas voces?
R. Estoy segura de que los sellos que quieren seguir siendo literarios est¨¢n buscando nuevas voces, pero no es f¨¢cil. Es un mito eso de que todo lo bueno se queda fuera. Lo s¨¦ porque durante a?os he sido lectora para editoriales.
P. ?Siente que ha pasado su traves¨ªa del desierto? En 2006 fue finalista del Nadal y aquello parec¨ªa la consagraci¨®n digamos popular de una autora de prestigio.
R. Lo que pasaba era que t¨² publicabas dos novelas y si en la tercera no hab¨ªas vendido 15.000 ejemplares, no te quer¨ªa nadie. Yo he pasado por eso.
P. ?Despu¨¦s del Nadal?
R. S¨ª. Fue quedar finalista y no encontrar editor para la siguiente novela. Parad¨®jico, ?no? Me la pagaron varias editoriales pero nunca me la publicaron. Se titulaba Amour fou y me la acab¨® publicando una editorial de Miami que se llama La Pereza en el a?o 2014. Cuando crees que un premio te da cierta seguridad, pues no.
Fue quedar finalista del Nadal y no encontrar editor para la siguiente novela. Me la pagaron varias editoriales pero nunca me la publicaron.
P. ?Ha resuelto sus dudas sobre qui¨¦n puede criticar al sistema? ?Qu¨¦ espacio queda para el compromiso?
R. Es que somos muy c¨ªnicos como sociedad. Hay un compromiso tolerado y un compromiso no tolerado. El tolerado es el de las galas de beneficencia, que solo sirve para poner una tirita al sistema. El que participa se reviste del aura de la verdad y tiene una contrapartida publicitaria. El no tolerado depende de los callos que pises. Ese duele y hace que en Internet haya 200 an¨®nimos insult¨¢ndote.
P. ?Tiene usted activada una alerta de Google?
R. S¨ª. ?Por qu¨¦?
P. Las alertas salen en la novela.
R. No me acordaba. Supongo que la tengo por morbo y por la peque?a cuota de vanidad que todos tenemos. A veces te vas contenta a la cama y a veces te querr¨ªas morir. Los oficios art¨ªsticos o se sacralizan o se bufonizan. A los actores o se les coloca en un altar o se les tiran huevos. La libertad de expresi¨®n y la voz son un derecho fundamental en nuestras sociedades, pero hay que justificarse por tener voz cuando se lleva la contraria. Vivimos en un Occidente en el que hay muchas cosas que no se pueden decir.
P. ?Qu¨¦ es lo que no se puede decir?
R. Nada que agreda a la vanidad de la gente como gente; nada que cuestione el concepto de la patria espa?ola ¡ªf¨ªjate lo que le ha pasado al pobre Fernando Trueba¡ª ni lo ¡°buenas¡± que son las glorias deportivas nacionales. No se puede hacer la cr¨ªtica a los m¨¢s vendidos ni decir que el cliente no siempre tiene la raz¨®n. No se puede hablar en t¨¦rminos de clase, ni ser agorero ni poner en tela de juicio la idea de libertad digital. No se puede decir que en Occidente se tortura. No se puede decir que el criterio cuantitativo es perverso a la hora de subvencionar el cine y que tal vez pel¨ªculas que se ven o ver¨¢n muy poco son precisamente las que deber¨ªan ser subvencionadas.
En Occidente no se puede cuestionar la patria ni decir que se tortura. Puede reducirse tu 'target' hasta hacerte desaparecer
P. ?Por ejemplo?
R. Pienso en la estupenda Techo y comida. Tampoco se puede decir que, bajo nuestra ¡°democr¨¢tica¡± manera de medir, hay dictaduras buenas y malas, o que se medicaliza el dolor de las personas para beneficiar a las farmac¨¦uticas¡ Decir todas esas cosas te puede convertir en una persona muy antip¨¢tica y reducir ostensiblemente tu target cultural hasta hacerte desaparecer del mapa.
P. ?Tiene miedo de que le pase?
R. Es un riesgo, pero los libros que me interesa escribir son los que hacen visible la ideolog¨ªa invisible, esa que tenemos naturalizada, las creencias, los valores que ya no nos cuestionamos. No es verdad que los libros, leer, saber c¨®mo funciona el mundo te haga feliz. La lucidez es una navaja que, como la de Bu?uel, se te clava en el ojo. A lo mejor luego sirve para reparar un da?o, pero de momento duele.
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