Expolio del completista
Cada vez son m¨¢s los casos vergonzantes en las reediciones de ¨¢lbumes cl¨¢sicos
Que la crisis ha acabado con la opulencia navide?a lo saben bien los coleccionistas de discos, acostumbrados a ver en los escaparates ostentosas antolog¨ªas en cajas de m¨²ltiples CDs, verdaderas discotecas esenciales si un reci¨¦n llegado quer¨ªa almacenar el n¨²cleo hist¨®rico de la m¨²sica rock. Pero aquel despilfarro se acab¨®: ?qu¨¦ sentido tiene apoquinar sumas de tres cifras por m¨²sica que est¨¢ disponible, sin cargo, en la nube digital? Adem¨¢s, se est¨¢n agotando las reservas, lo que lleva a los departamentos de marketing estrat¨¦gico a apurar un mercado en declive adquisitivo que, pese a ello, a¨²n oferta a su menguante target demogr¨¢fico mamotretos como los nuevos cofres dedicados a Duke Ellington o David Bowie.
Caso vergonzante es el de la restauraci¨®n del ¨²ltimo ¨¢lbum de Velvet Underground, Loaded. En los tres primeros t¨ªtulos de los neoyorquinos Universal estableci¨® un nivel de excelencia ¡ªformato de libro, versiones mono y est¨¦reo, descartes y actuaciones¡ª que Warner trata de emular copiando minuciosamente aquella presentaci¨®n. No logran camuflar que Loaded es el menos memorable de sus trabajos y, adem¨¢s, el material extra reconfigura tomas ya conocidas y a?ade un concierto inaudible. Tambi¨¦n en Universal han ca¨ªdo finalmente en el expolio, pues no otra cosa es publicar una cajita de cuatro discos con el montante de las grabaciones del grupo de Lou Reed en el club Matrix de San Francisco. Solo ocho de los 52 temas son totalmente in¨¦ditos¡
Cuanto m¨¢s liviana y gratuita es la m¨²sica, m¨¢s importa el peso y tama?o del artefacto. Se advierte en la recuperaci¨®n de los cl¨¢sicos de Springsteen: si para Born to Run bast¨® con una cajita conteniendo el disco m¨¢s un par de DVDs con un concierto y un documental, para Darkness on the Edge of Town se necesitaron tres CDs ¡ªel ¨¢lbum original m¨¢s cuantioso material in¨¦dito¡ª y otros tantos DVDs con ensayos y actuaciones. Todo ello encajado en el facs¨ªmil del cuaderno donde Bruce perge?¨® sus canciones. Aquella t¨¢ctil libreta de espiral se empeque?ece ante el nuevo tocho The Ties that Bind, reedici¨®n ampliada de The River. Pesa dos kilos ¡ª incluye un lujoso libro fotogr¨¢fico adem¨¢s de cuatro CDs y tres DVDs¡ª pero el audio solo regala una decena de in¨¦ditos y el reclamo es el v¨ªdeo de un concierto, pues el documental se vio en HBO. ?Aparatosidad sobre sustancia?
Afortunadamente, las Bootleg Series de Bob Dylan, como Springsteen en Sony Music, no resultan tan enga?osas. Al episodio actual, The Cutting Edge 1965-1966, no le viene grande el adjetivo hist¨®rico, pues recoje descartes de las productivas sesiones que dieron cuerpo a su crucial trilog¨ªa. Un doble CD presenta la crema de lo desenterrado, pero existe una exhaustiva maleta con 18 discos, ya agotada. Quienes la compraron recibieron, a principios de diciembre, una generosa sorpresa en descarga mp3: todas las grabaciones en vivo existentes de 1965, incluyendo la gira brit¨¢nica retratada en Don¡¯t Look Back y la hecatombe de Newport. Se trata de burlar los 50 a?os de la ley europea de copyright, por supuesto, pero aqu¨ª el sufrido completista s¨ª amortiz¨® su inversi¨®n.
Babelia
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