Pret¨¦rito perfecto
La contralto Ewa Podle? y la pianista Anna Marchwi¨½ska, en el Ciclo Lied de La Zarzuela
Si hace unos meses el programa del recital de Matthias Goerne que cerr¨® en junio la pasada edici¨®n del Ciclo de Lied era merecedor de un premio a la congruencia, el que acaba de ofrecer la contralto polaca Ewa?Podle? en la actual edici¨®n se sit¨²a justo en el extremo contrario, rozando el desprop¨®sito. Se abri¨® con varias canciones intrascendentes de Fryderyk Chopin, prosigui¨® con la ¡°cantata a voce sola¡± Arianna a Naxos, de Joseph Haydn, la segunda parte arranc¨® con Towards Emily Dickinson, de Antoni Parera Fons, y se cerr¨® con una nueva tanda de canciones livianas de Johannes Brahms, sus Zigeunerlieder op. 103, que, para colmo, tienen much¨ªsimo m¨¢s inter¨¦s y entidad en su versi¨®n original para cuarteto vocal y piano. Ni la selecci¨®n ni la secuencia parecen obedecer a l¨®gica alguna.
Obras de Chopin, Haydn, Parera Fons y Brahms. Ewa Podle? (contralto) y Ania Marchwi¨½ska (piano). Teatro de la Zarzuela. 21 de diciembre.
Al contrario que sus amigos Schumann o Mendelssohn, Chopin no mostr¨® nunca un gran inter¨¦s por la composici¨®n de canciones, aun siendo como fue un melodista inigualable. Su op. 74 apareci¨® p¨®stumamente y en las cinco escogidas por su compatriota faltaron las dos mejores de la colecci¨®n, las n¨²meros 13 y 17, esta ¨²ltima un perturbador ¡°Himno desde la tumba¡±. A?Podle? le sirvieron para calentar la voz, aunque su interpretaci¨®n se vio lastrada por una parte pian¨ªstica verdaderamente pedestre: ni siquiera los ritmos inequ¨ªvocamente polacos, como el kujawiak de la n¨²mero 8, conocieron una traducci¨®n en estilo.
En Haydn, un compositor que pocos asociar¨ªan con Podle?, hubo fogonazos de la gran operista, especialmente en el segundo recitativo (¡°il pie vacilla¡±), pero abundaron tambi¨¦n los desajustes entre voz y piano, este ¨²ltimo de nuevo bajo m¨ªnimos. Lo mejor del recital lleg¨®, sorprendentemente, en Towards Emily Dickinson, la obra con que Parera Fons se une a la larga lista de compositores, encabezada por Aaron Copland, que han puesto m¨²sica a los versos de la estadounidense. Estrenada por la propia?Podle? en su versi¨®n orquestal en 2013, le va muy bien a su voz (aunque trampe¨® el solitario y cavernoso Fa sostenido inicial) y, como la parte pian¨ªstica no es en absoluto exigente, la interpretaci¨®n avanz¨® mansamente, alcanz¨¢ndose el punto m¨¢s alto en A sepal, petal and a thorn, quiz¨¢ la canci¨®n m¨¢s lograda del ciclo.
Los Zigeunerlieder de Brahms son una obra menor de quien fue un genial creador de canciones. Una vez m¨¢s,?Podle? ech¨® mano de oficio, recre¨¢ndose en determinadas notas graves y agudas (la secci¨®n central parece la m¨¢s desgastada), pero esta m¨²sica con dejos folcl¨®ricos vuelve a requerir un piano ¨¢gil, cambiante, libre, fantasioso, y el de Marchwi¨½ska no lo fue en un solo momento. Ya fuera de programa escuchamos la Romanza op. 8 n¨²m. 2 de Rajm¨¢ninov, quiz¨¢ lo mejor del recital y una muestra m¨¢s del talento ling¨¹¨ªstico de la cantante polaca: cinco compositores, cinco lenguas diferentes, y todas ellas con excelente dicci¨®n. Pero, ?por qu¨¦ no cant¨® m¨¢s repertorio ruso, una de sus grandes especialidades?
En su tercera aparici¨®n ya en este ciclo,?Podle? fue recibida con muy c¨¢lidos aplausos, reveladores de que el p¨²blico conoce y valora su amplia trayectoria oper¨ªstica. Atesora la polaca una rara y aut¨¦ntica voz de contralto, un don muy exiguamente repartido, que ha sabido utilizar mucho y bien. Pero, como acaba de suceder con Leo Nucci en el Teatro Real, el p¨²blico parece aplaudir m¨¢s a lo que ha escuchado en el pasado que a este programa deslavazado y trist¨®n, a la cantante que ha sido que a la que es.
Babelia
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