Una fot¨®grafa pionera
Julia Margaret Cameron deline¨® un mundo propio, de ensue?o, a partir de la vida corriente. Capaz de ver arte donde solo hab¨ªa cotidianeidad
Si en el siglo XIX se permiti¨® a las mujeres ¡ªa veces¡ª ser fot¨®grafas fue porque entonces la foto no era tomada en consideraci¨®n. Es m¨¢s, trat¨¢ndose para muchos ¡ªincluido el propio Baudelaire¡ª de un proceso meramente t¨¦cnico, y por lo tanto exento de cualquier connotaci¨®n art¨ªstica, parec¨ªa ajustarse a lo que la sociedad victoriana ve¨ªa como las virtudes esperadas en las se?oras: paciencia, tacto y af¨¢n de superaci¨®n. Bien es cierto que, pese a todo, las mujeres que participaban en el proceso fotogr¨¢fico lo hac¨ªan a menudo como meras comparsas, coloreando o enmarcando las im¨¢genes que los hombres tomaban en ese complejo trabajo de estudio que a finales del XIX se instauraba casi como una industria. Por eso, cuando Julia Margaret Cameron aparece en escena con su estilo transparente y sus figuras de regusto prerrafaelita, todos se quedan desconcertados: desde el principio, desde mediados de los sesenta del XIX, esta mujer nacida en Calcuta dentro del seno de una familia colonial, insiste en que su producci¨®n fotogr¨¢fica es ¡°arte¡±.
No era la ¨²nica sorpresa que Cameron, cuya posici¨®n social fue siempre desahogada, deparar¨ªa a los coet¨¢neos y posteriores investigadores. Madre de cinco hijos y madre adoptiva de otros seis ¡ªentre los cuales estaba la ni?a irlandesa Mary Ryan a quien recogi¨® de la calle y que ser¨ªa una de sus modelos favoritas¡ª, recib¨ªa la c¨¢mara como regalo de su hija y su yerno siendo ya una mujer mayor, con 48 a?os de edad, en 1863. Empezaba a trabajar a tientas, sin conocimientos previos ¡ªprueba y error¡ª, buscando a cada paso ese efecto tan caracter¨ªstico de sus im¨¢genes, un poco borrosas, como salidas de un sue?o, que sus contempor¨¢neos achacaron a una falta de t¨¦cnica y no a la voluntad art¨ªstica que pivota en su producci¨®n completa.
Julia Margaret Cameron deline¨® un mundo propio, de ensue?o, a partir de la vida corriente. Capaz de ver arte donde solo hab¨ªa cotidianeidad
De hecho, se trata en cada imagen de una propuesta de estilo bien definida que termina por ser inconfundible, ese ¡°arte¡± que Julia Margaret Cameron defend¨ªa como parte de una estrategia ¡ªim¨¢genes medievalizantes de inocentes doncellas y ni?as vestidas con ropas amplias, hombres con barba, imponentes retratos de sus amigos, escenas con un sabor pr¨®ximo al de los cuadros vivientes¡¡ª. Es verdad que la c¨¢mara era pesada y los productos qu¨ªmicos un engorro y es probable que en su trabajo recibiera la ayuda de los sirvientes, pero no es menos cierto que fue una de las pocas madres de familia victorianas que pudo escapar a las r¨ªgidas reglas y los cors¨¦s impuestos por la ¨¦poca a las mujeres, que supo tomar el rumbo de su vida al llegar a la edad madura y crear las im¨¢genes art¨ªsticas que pueden verse hasta finales de febrero en el Museo Victoria y Alberto de Londres.
Denostada durante a?os por su estilo excesivo, para algunos empalagoso, t¨ªpico victoriano en suma, hoy es reconocida como una de las pioneras del medio, sobre todo por su consciencia de la fotograf¨ªa como algo m¨¢s que un mero control t¨¦cnico. Qui¨¦n sabe si a esta percepci¨®n, en cierto modo negativa, contribuyeron algunos personajes pr¨®ximos a Blooomsbery como Roger Fry, quien en un texto insiste sobre la confianza naif, tan victoriana, que destilan las im¨¢genes de Cameron. La propia Virginia Woolf, sobrina nieta de Cameron, sent¨ªa gran admiraci¨®n hacia las maneras resolutivas de la fot¨®grafa, pero ninguna benevolencia por su propuesta est¨¦tica. Sin embargo, artista, escritora, amiga de intelectuales y poetas, Julia Margaret Cameron deline¨® un mundo propio, de ensue?o, a partir de la vida corriente, donde las doncellas eran santas y las ni?as recogidas hero¨ªnas; capaz de ver arte donde solo hab¨ªa cotidianidad, como a menudo ocurre con las mujeres.
Julia Margaret Cameron. Victoria and Albert Museum. Londres. Hasta el 21 de febrero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.