Michel Foucault en tiempos violentos
La Biblioteca can¨®nica de la Pl¨¦iade reedita los trabajos esenciales del fil¨®sofo
Michel Foucault muere en el hospital parisino de la Salpetri¨¨re. Estamos en 1984 y los primeros indicios sobre su fallecimiento son dudosos, m¨¢s tarde se confirmar¨¢ que ha muerto de una enfermedad hasta entonces poco conocida, el Sida.
Militante, agitador de masas, vive hasta entonces bajo la m¨¢xima de que no basta con pensar, hay que pasar a la acci¨®n, y ¨¦l, como fil¨®sofo, lo hace convertido en esa ¡°caja de herramientas¡± de la que hablaba Deleuze, dispuesto a apoyar los movimientos de rebeli¨®n que se sublevan contra la maquinaria estatal que asfixia al individuo.
Foucault, cuyos trabajos esenciales reedita ahora la Biblioteca can¨®nica de la Pl¨¦iade, se va a instalar en el centro de un debate filos¨®fico por la libertad, el cuerpo y la persona. O el cuerpo y el deseo. Este debate se desarrollar¨¢ en medio de la sociedad ¡°bien pensante¡± de su ¨¦poca exponiendo a los sistemas pol¨ªticos a un an¨¢lisis sobre el abuso de poder y el exceso de vigilancia.
Con Vigilar y castigar (1975), esta reflexi¨®n abarca los sistemas penitenciarios y la prisi¨®n como un ¡°dispositivo¡±, una tecnolog¨ªa pol¨ªtica que domina el cuerpo a la sombra de los reglamentos. Hay que tener en cuenta de que una de las ideas principales de Foucault fue mostrar lo que llam¨® ¡°juegos de verdad¡±, que ser¨ªan los entramados en torno a lo que es una ¡°subjetivaci¨®n¡±, la construcci¨®n de un sujeto a trav¨¦s de las diferentes t¨¦cnicas de objetivaci¨®n, que sean discursos, supersticiones o costumbres.
Justamente, mucho se le ha reprochado a Michel Foucault el hecho de renunciar a la verdad al mostrar un sujeto alienado, de diferentes m¨¢scaras, sometido a esa historia de los sistemas y de pensamiento como una historia del poder. Es cuando empieza ese deseo de construir desde los ¡°restos¡±, como un arque¨®logo que interroga los valores de verdad y falsedad, y a trav¨¦s del vagabundeo de la verdad que simboliza la fragilidad de la propia existencia, que empieza a construir lo que el llam¨® ¡°episteme¡±, relaci¨®n entre distintos discursos cient¨ªficos de una ¨¦poca.
Para Foucault el saber es una voluntad no separada del deseo. Es tambi¨¦n ese traqueteo de la batalla con las palabras, de su necesidad de identidad con las cosas, comprendiendo quiz¨¢s que hay una relaci¨®n imposible de resolver: al pensar representamos el mundo, pero nunca dejamos de ser ¡°ese mundo¡±. Esa posesi¨®n, que es como el ruido de batalla, es constante. Empieza la construcci¨®n de una nueva subjetividad, m¨¢s honesta y menos totalitaria.
Ya en su primer libro m¨¢s conocido, la Historia de la locura en la edad cl¨¢sica (1961), toca la evoluci¨®n de los sistemas de vigilancia e instala la duda sobre la noci¨®n de lo que se considera como "normal" y los escenarios donde ciertas nociones son tomadas como verdades duraderas. Este libro es tambi¨¦n una dura cr¨ªtica al funcionamiento de las instituciones m¨¦dicas y el uso del saber m¨¦dico como instrumento de poder.
En Las palabras y las cosas el an¨¢lisis del lenguaje lo lleva a hacer una epistemolog¨ªa de iconos y s¨ªmbolos, el lenguaje constituido en una problem¨¢tica frente al deseo (el centro de la reflexi¨®n de Jacques Lacan), la liberaci¨®n y la valorizaci¨®n de la palabra de los oprimidos, inversi¨®n de poderes para extraerlos a su mudez irremediable. "El trabajo de un intelectual", nos dice Foucault, "no es modelar la voluntad pol¨ªtica de los otros, es, a trav¨¦s de los an¨¢lisis que hace en los campos que son los suyos, interrogar las evidencias y los postulados, sacudir los h¨¢bitos, las formas de hacer y de pensar, disipar las familiaridades adquiridas, retomar la medida de las reglas y de las instituciones, y a partir de esa re-problematizaci¨®n (donde se juega su oficio de intelectual) participar en la formaci¨®n de una voluntad pol¨ªtica".
La sexualidad y el bio-poder
Agitador de masas, el fil¨®sofo vivi¨® bajo la m¨¢xima de que no basta con pensar: hay que pasar a la acci¨®n
No hay nada m¨¢s apasionante que leer la Historia de la sexualidad (1976) para ir descubriendo c¨®mo, a partir del siglo XVIII, ¨¦sta se convierte en el principal inter¨¦s de una gobernabilidad bio-pol¨ªtica. Un ejemplo, los diferentes t¨¦rminos que se usaron para designar la homosexualidad, inscrita por K.H Ulldirchs, jurista de Hanovre, en el registro m¨¦dico de las perversiones y en el marco de una medicina social. La categor¨ªa de ¡°homosexual¡± fue inventada tard¨ªamente, despu¨¦s de considerarla como ¡°un cierto tipo de pr¨¢cticas sexuales¡± (la sodom¨ªa), condenables. Pero, el individuo homosexual, no exist¨ªa como tal.
El an¨¢lisis de estos distintos discursos en torno al tema del cuerpo han sido el nicho para la Teor¨ªa de g¨¦nero, el g¨¦nero como perfomance del propio cuerpo (como escenario), forma de actuaci¨®n social que se toma de los modelos que la sociedad propone como normales. La sexualidad ser¨¢ un objeto de control demogr¨¢fico en medio de la econom¨ªa capitalista que surge a comienzos del siglo XIX, la que considera al cuerpo como valor de producci¨®n y fuerza de trabajo. Hay que leer este libro para entender c¨®mo los asilos son tambi¨¦n templos arquitect¨®nicos de modelos morales.
Al poner el cuerpo biol¨®gico en el seno de la pr¨¢ctica hist¨®rica, Foucault abre la v¨ªa a una forma de historia de la resistencia y de la subjetivaci¨®n, una forma fenomenol¨®gica que abarca el momento hist¨®rico y las condiciones de vida del individuo: ¡°¡la locura simboliza una inquietud mayor en el horizonte de la cultura europea, hacia finales de la edad media. La locura y el loco se convierten en personajes mayores en su ambig¨¹edad: amenaza y burla, vertiginosa burla del mundo, y lamentable rid¨ªculo de los hombres¡±. El Quijote ser¨ªa una figura emblem¨¢tica de la sinraz¨®n como la aventura de la comunidad humana. Adem¨¢s de haber interrogado la raz¨®n a trav¨¦s de la locura, interrog¨® tambi¨¦n nuestros sistemas de vigilancia a trav¨¦s de la tipolog¨ªa del crimen, lo que es marginal, inquietante y misterioso.
Foucault se instal¨® en el centro de un debate filos¨®fico por la libertad, el cuerpo y la persona
El crimen (o la criminalidad supuesta) es un tema importante en nuestro tiempo, puesto que el discurso sobre la seguridad y la vigilancia se agudiza debido a una explosi¨®n demogr¨¢fica, o la reciente crisis de los refugiados. ?Hasta qu¨¦ punto todos estos discursos sobre el peligro que representan los emigrantes, tan seductores para el discurso pol¨ªtico, no se apropian de algunos dispositivos que circulan en el ambiente?
Foucault, que siempre dec¨ªa que se desplazaba como un cangrejo, sin seguir la linealidad del discurso cartesiano, descubri¨® siempre esos ¡°momentos de una verdad¡±, sus condiciones sociales y sus limitaciones, tal como lo dijo en su historia de la sexualidad: ¡°Cada configuraci¨®n de est¨¢ (que sea historia de la sexualidad, de la enfermedad, o de la locura) dotada de conceptos e instrumentos de sistemas de pensamiento espec¨ªficos que mantienen relaciones con instancias pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales¡±.
Hay tambi¨¦n mucha poes¨ªa en Foucault, porque ese hombre que frecuentaba el mundano ruido del Par¨ªs (bares y discotecas libertinas) y que se desplazaba en bicicleta hasta la biblioteca nacional de la calle Richelieu, nos ha hecho ver aquella Nave de los locos, ¡°extra?o barco ebrio que corre por las aguas calmas del r¨ªo, con sus figuras insensatas y burlescas¡±, como un maestro del claroscuro, a manera de un cuadro de Goya, donde la raz¨®n produce sus monstruos.
Con un discurso pol¨ªtico sobre la sexualidad de plena actualidad, el matrimonio homosexual es uno de ellos, el pensamiento de Foucault vuelve a cobrar vigencia, pero no en el sentido quiz¨¢s que ¨¦l esperaba, la sexualidad como una forma de utop¨ªa, proyecto individual de libertad fuera de las normas, sino como un discurso conformista donde se indexa el poder. La pregunta m¨¢s importante concierne a la idea actual de qu¨¦ es la libertad en un mundo dominado por la guerra y la amenaza climatol¨®gica, la renuncia a la acci¨®n pol¨ªtica (el apolitismo de los j¨®venes) y una forma de poder ideol¨®gico globalizado: el consumo. El tema de las libertades individuales, del compromiso de los intelectuales, de sus alcances y sus l¨ªmites, etc¡, es ese ¨¢ngel oscuro que abre sus alas mientras dormimos.
Michel Foucault, Obras, tomos I y II, bajo la direcci¨®n de Fr¨¦deric Gros. Biblioteca La pl¨¦iade, Gallimard 2015.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.