Circo a fuego lento
Entre una veintena de n¨²meros, destaca la excelencia de los trapecistas norcoreanos, con un cu¨¢druple mortal masculino y un triple femenino
Un espect¨¢culo de largo metraje generoso, con artistas entregados y n¨²meros que permanecen en la retina. El Circo Mundial ha tirado la carpa por la ventana: no en fruta escarchada ni en az¨²car grano, sino en harina de fuerza, levadura fresca y masa madre, ingredientes indispensables de un buen rosc¨®n. Es un circo de los de siempre, con sus proezas verdaderas y simuladas, y sus r¨¦cords: contados trapecistas han conseguido reeditar aquel primer cu¨¢druple salto mortal de Miguel ?ngel, ligero de The Flying V¨¢zquez, compa?¨ªa familiar mexicana que en 1981 dej¨® boquiabierto al p¨²blico del Ringling Brothers and Barnum & Bailey Circus, en Arizona.
Salto tan improbable, lo viene ofreciendo desde noviembre el norcoreano Kim Chol Guk, uno de los seis ligeros (m¨¢s cuatro portores) del Circo Nacional de Pyongyang, que ejecuta hasta el 10 de enero el n¨²mero de trapecio volante con el que esta troupe gan¨® el Elefante de Oro en el IV Festival Internacional de Circo de Figueres, en 2015. Sin fallarlo un solo d¨ªa, Hwang Kum Hui, compa?era suya, da un triple limp¨ªsimo, como limpia es toda la serie de dobles mortales, mortales en plancha, ca¨ªdas en plancha y piruetas cuasi dobles que estos diez j¨®venes artistas clavan sin sudar ni acusar el esfuerzo de manera visible alguna (el Nacional de Pyongyang cosech¨® tambi¨¦n el reciente Clown de Oro de Montecarlo, con otro n¨²mero sideral).
Sugestivos y calibrados a la mil¨¦sima, los juegos de antipodismo en los que una norcoreana, tumbada boca arriba a m¨¢s de cinco metros de altura (sobre una larga percha que su compa?ero sostiene a pulso en vertical), sostiene a su vez sobre sus pies otra percha con cinco salientes a diferentes alturas, coronada a diez metros por una canasta, en la cual consigue encestar un bal¨®n sin tocarlo, haci¨¦ndolo botar de saliente en saliente al solo impulso que sus pies transmiten a trav¨¦s de la percha. Vertiginosos, los tres mortales hacia delante que, en sendos giros de la rueda de la muerte, pega el acr¨®bata y equilibrista b¨²lgaro Nikolay Kovachev, cuyo hermano Georgi salta luego a la comba en lo m¨¢s alto del giro, tambi¨¦n por fuera.
CIRCO A FUEGO LENTO
Madrid. Carpa en la calle de Silvano, 108.
Hasta el 10 de enero.
Elegant¨ªsimo, el vuelo malabar de los di¨¢bolos (hasta tres simult¨¢neamente, y a gran altura) del ruso Evgueni Sidelnikov, cuyos padres hacen un n¨²mero de transformismo veloz, limpio y risue?o. Extremas, las torsiones, dislocaciones e hiperextensiones del Hombre Iguana, que se despliega y vuelve a plegar como una papeleta, para acabar meti¨¦ndose en una urna, en una alegor¨ªa accidental de la encerrona que para los partidos minoritarios supone nuestro asim¨¦trico sistema electoral. Regocijantes, Los Manduca, portugueses, tan buenos pulsadores como c¨®micos. Bien ejecutada en lo acrob¨¢tico pantom¨ªmico, la entrada de payasos de Los Rivelino, y entretenidas, las de Pep¨ªn Le¨®n Tr¨ªo.
Los n¨²meros con animales (aqu¨ª hay cuatro, muy diversos, incluido uno con 25 grandes felinos, de Martin Lacey, del Circo Krone), son, sobre todo, un im¨¢n para los ni?os peque?os. El p¨²blico sale encantado, con fundamento.
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