La Cenicienta millonaria
David O. Russell dirige por tercera vez a Jennifer Lawrence, Bradley Cooper y Robert De Niro en ¡®Joy¡¯
Jennifer Lawrence no suele contestar al tel¨¦fono. Dice que jam¨¢s lo hace. Salvo si llama David O. Russell, quien la dirigi¨® en El lado bueno de las cosas, por la que gan¨® un Oscar y un Globo de Oro; y en La gran estafa americana, por la que consigui¨® su tercera nominaci¨®n al Oscar y su segundo Globo de Oro. Por eso, si David O. Russell llama, ella contesta al tel¨¦fono. Sobre todo, si lo hace en mitad de la noche. Como lo hizo para ofrecerle su tercera pel¨ªcula juntos, Joy.
¡°?C¨®mo ves interpretar a la inventora de la ¡®fregona milagrosa¡¯?¡±, le dijo Russell. Ella le contest¨®: ¡°Brillante¡±. Y la misma conversaci¨®n se repiti¨® con Bradley Cooper y Robert De Niro, con quien completa su triunvirato de actores fetiche. Para los cuatro, Joy es su tercera pel¨ªcula juntos. ¡°David me cont¨® la historia, mi personaje, y que estaba interesado en m¨ª. Asumimos que lo har¨ªa, ni siquiera llegamos a esa parte de ¡®?Quieres hacerlo?¡±, explica De Niro.
Cada cierto tiempo, el director volv¨ªa a llamar a sus actores, mientras convert¨ªa la vida de Joy Mangano, estrella pionera de la teletienda y millonaria inventora de la fregona milagrosa, de las perchas de terciopelo y muchas cosas m¨¢s, en su nueva pel¨ªcula. Un melodrama con fondo de telenovela. La historia de toda una vida, del fracaso al ¨¦xito, como siempre quiso hacer. ¡°La pel¨ªcula para m¨ª es sobre los tres tipos de felicidad [Joy es el nombre de la protagonista, y en ingl¨¦s significa alegr¨ªa o felicidad]: la felicidad de cuando eres una ni?a o un ni?o peque?o, que es muy pura¡±, explica David O. Russell. ¡°Luego est¨¢ la felicidad de cuando te enamoras, te casas, te r¨ªes, est¨¢s euf¨®rico, y piensas ¡®esto es el cielo¡¯; pero qu¨¦ pasa cuando te divorcias, como yo he experimentado ¨Cy como lo ha hecho la mitad del mundo¨C. Te divorcias, ?y qu¨¦ es la felicidad? ?Qu¨¦ es cuando has intentado conseguirla en los negocios y has sido cortado y mordido, metaf¨®ricamente, muchas veces? Y ahora tienes que transmitir dignidad, amor y perd¨®n. Son tres felicidades muy distintas. Todas me inspiran, pero sobre todo la ¨²ltima¡±.
Porque la ¨²ltima es en la que se encuentra ¨¦l. David O. Russell, una vez enfant terrible del cine independiente (Flirting with Disaster; I Heart Huckabees), cay¨® en desgracia por sus complicadas y tensas relaciones con sus actores, an¨¦cdotas entre las que se incluye recibir un pu?etazo de George Clooney en el rodaje de Tres reyes (1999). Sin embargo, desde ese lugar oscuro en el que lleg¨® a encontrarse en Hollywood, el director resurgi¨® encadenando tres ¨¦xitos seguidos, The Fighter, El lado bueno de las cosas y La gran estafa americana, y se reconcili¨® con el gremio de int¨¦rpretes al conseguirle premios a todos sus repartos.
A pesar de que sus m¨¦todos, completamente libres e intrusivos en el trabajo del actor, que suelen incluir multitud de reescrituras incluso en rodaje, sigan siendo los mismos. Jennifer Lawrence ha reconocido que trabajar con ¨¦l es ¡°gratificante y aterrador¡±. Y cuando un nuevo actor llega al set, los dem¨¢s les protegen y tranquilizan. A ?dgar Ram¨ªrez, que interpreta al ex marido de Joy en la pel¨ªcula, un cantante venezolano ¨Cen un gui?o a la cultura hispana que tanto admira David O. Russell¨C, nadie le dijo ¡°si¨¦ntate, y d¨¦jame darte unos consejos¡±. ¡°Fue algo m¨¢s org¨¢nico¡±, explica el actor, que acaba de estrenar Point Break. ¡°Recuerdo que en una escena, Bob [De Niro] me dijo: ¡®No te preocupes, va a ir todo bien, conf¨ªa en ¨¦l, porque todo va a funcionar al final¡¯. Ese tipo de cosas. Y Bradley s¨ª que me dijo: ¡°Estate preparado para que te lleve a lugares impredecibles y que dan miedo y cuando llegues ah¨ª, simplemente disfr¨²talo¡±.
Alguien con una larga carrera, como Isabella Rossellini, tambi¨¦n se sinti¨® a la vez ¡°halagada e insegura¡± al llegar al rodaje. Esperando ¡°estar a la altura de las expectativas¡± de David O. Russell. Pero no dud¨® en aceptar su oferta. En Joy vio ¡°muchos paralelos¡± con la vida de su madre, Ingrid Bergman, que ¡°pag¨® un precio muy alto por amar la interpretaci¨®n, por no dejar a un lado sus sue?os¡±. Por perseguir la felicidad, en cualquiera de sus tres etapas.
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