?Que viva M¨¦xico!
Peter Greenaway aborda su sexualidad y sus juergas alcoh¨®licas, tambi¨¦n su etapa en Estados Unidos como figura pol¨ªtica
Acercarse al mito del cineasta sovi¨¦tico Sergu¨¦i Mij¨¢ilovich Eisenstein con la extravagancia, el fuego y la impudicia de Eisenstein en Guanajuato requiere valor o inconsciencia o provocaci¨®n o vanidad o las cuatro cosas al alim¨®n, algo de lo que seguramente sabe mucho el artista brit¨¢nico Peter Greenaway, el hombre que se atrevi¨® a glosar que el cine tal y como se ha desarrollado hasta ahora hab¨ªa muerto y que ¨¦l ser¨ªa su redentor. Una desmitificaci¨®n, la del autor de El acorazado Potemkin, en la que confluyen diferentes capas sobre la creaci¨®n, que acaban convergiendo casi sorprendentemente en una pel¨ªcula que, lejos del dislate, se abraza con el placer del cin¨¦filo desprejuiciado.
EISENSTEIN EN GUANAJUATO
Direcci¨®n: Peter Greenaway.
Int¨¦rpretes: Elmer B?ck, Luis Alberti, Maya Zapata, Lisa Owen, Stelio Savante.
G¨¦nero: biograf¨ªa. M¨¦xico, 2015.
Duraci¨®n: 105 minutos.
Tras una serie de fascinantes obras en los a?os 80, las que van de El contrato del dibujante a El cocinero, el ladr¨®n, su mujer y su amante, Greenaway entr¨® en una deriva (a¨²n m¨¢s) manierista de complicada asimilaci¨®n. Un exceso del que no prescinde en su nueva pel¨ªcula, pero que esta vez encaja con una historia en la que no s¨®lo se acerca a la obra de director ruso sino tambi¨¦n a temas personales hasta ahora no tratados, como su salida del armario homosexual durante su estancia en la ciudad del t¨ªtulo para el rodaje de ?Que viva M¨¦xico! Greenaway aborda as¨ª su sexualidad y sus juergas alcoh¨®licas, pero tambi¨¦n su etapa en Estados Unidos como controvertida figura pol¨ªtica e incuestionable figura art¨ªstica, esa que estuvo a punto de llevarle a hacer pel¨ªculas en Hollywood. Con la fuerza habitual de Greenaway en la experimentaci¨®n con el montaje, el de imagen y el de sonido, a?adiendo fotograf¨ªas y secuencias t¨ªpicas del documental a lo que en principio, y al final, es una ficci¨®n, el brit¨¢nico contin¨²a con sus explosiones de sexo expl¨ªcito y con su obsesi¨®n por la simetr¨ªa en los planos, aunque sus habituales travellings horizontales de mastod¨®ntica duraci¨®n se han convertido ahora en travellings circulares de igual vehemencia aunque m¨¢s cargantes. El director de El vientre de un arquitecto, como siempre, rompe moldes. Pero esta vez con el ardor de un guerrero de la c¨¢mara: sin fronteras de ning¨²n tipo.
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