¡°Un pie en el mausoleo y otro en la mesa de novedades¡±
Vargas Llosa celebra la noticia de su ingreso en La Pl¨¦iade. "Me hace muy feliz", asegura
Nunca se hab¨ªa sentido m¨¢s feliz como escritor Mario Vargas Llosa que cuando Carmen Balcells, fallecida recientemente, le ense?¨® una carta de Gallimard en la que informaban a su agente de que ya era hora de que el autor de La ciudad y los perros entrara en La Pl¨¦iade. Aqu¨ª explica esa alegr¨ªa.
Pregunta. ?C¨®mo se sinti¨®?
Respuesta. Creo que nada pod¨ªa haberme dado tanta alegr¨ªa como escritor. Siempre fui afrancesado; lo fui de adolescente, le¨ª ¨¢vidamente autores franceses; me matricul¨¦ de chico en la Alianza Francesa, cre¨ªa que ah¨ª estaba el canon universal. Me compraba esos libros de La Pl¨¦iade de vez en cuando; me los regalaba. No hab¨ªa nada comparable en elegancia y rigor, en seriedad editorial. As¨ª que cuando Carmen me dio esa sorpresa es f¨¢cil imaginar c¨®mo me sent¨ª.
P. Y se lo tomaron muy en serio los de La Pl¨¦iade...
R. ?Y tanto! Crearon un equipo que ha trabajado a?os... ?Volvieron a traducir Conversaci¨®n en La Catedral porque no les satisfizo la existente!
P. ?Qu¨¦ tomo se regal¨® primero a usted mismo?
R. Me regalaba en Navidad o en cumplea?os. Ah¨ª le¨ª por primera vez La guerra y la paz de Tolstoi. Y el primero debi¨® de ser Rimbaud. Me lo compr¨¦ en una librer¨ªa francesa de la se?ora Ortiz de Ceballos. Era tan afrancesada que, cuando apareci¨® La ciudad y los perros, me dijo: ¡°Qu¨¦ bien, Marito; ojal¨¢ la traduzcan pronto al franc¨¦s para poder leerla¡±.
P. ?Y quiso ser usted Rimbaud entonces?
R. No. Yo quise ser Sartre siempre. Segu¨ªa todo lo suyo, sus vaivenes ideol¨®gicos, sus pol¨¦micas. Por eso, unos amigos me llamaban El Sartrecillo Valiente. Pero, s¨ª, Rimbaud me emocionaba, y traduje un texto suyo, Un coraz¨®n bajo una sotana.
P. Imagine a un chico de la edad que usted ten¨ªa cuando le¨ªa a Rimbaud inici¨¢ndose en la lectura de sus libros en La Pl¨¦iade.
R. Le aconsejar¨ªa que leyera por orden cronol¨®gico.
P. ?Y aquel Marito qu¨¦ leer¨ªa de lo que escribi¨® el Mario adulto?
R. Para no reconcomerme con la autocr¨ªtica, leer¨ªa Conversaci¨®n en La Catedral, que es lo menos malo de lo que he escrito.
P. Ahora publica [a finales de marzo, en su 80? cumplea?os] su nueva novela, Cinco esquinas. ?C¨®mo afecta lo que ya ha escrito a sus novedades?
R. Todos los libros son la consecuencia de una obra en marcha. Y, s¨ª, puede decirse que hay cierta unidad; a esta, por ejemplo, la acompa?an en sucesi¨®n novelas como La ciudad y los perros, Historia de Mayta, Conversaci¨®n en La Catedral...
P. Escribir le rejuvenece.
R. Para eso se escribe. Un libro te regresa a los comienzos.
P. Pues ahora va a estar usted a la vez en un mausoleo literario y en la mesa de las novedades.
R. Eso me hace muy feliz: un pie en el mausoleo y otro en la mesa de novedades. ?Nunca los dos pies en el mausoleo!
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