Cuesti¨®n de tama?o
Cuando la pantalla era m¨¢s grande que el espectador y este, dominado y seducido por ella, so?aba con adentrarse en sus im¨¢genes para participar de su magia, el cine era una fiesta. Hoy, esa tentaci¨®n apenas existe al haberse devaluado la gran pantalla por la posibilidad de que las pel¨ªculas puedan verse en un ordenador o en un tel¨¦fono m¨®vil sin que sus tama?os puedan ejercer aquel poder de fascinaci¨®n. As¨ª lo comentaba Pedro Almod¨®var en la clase maestra que imparti¨® anteayer en Madrid ante un p¨²blico entregado.
La importancia del tama?o pudo valorarse igualmente un par de d¨ªas antes en la Filmoteca Espa?ola en el tributo que se le rindi¨® a Antonio Isasi con motivo del quincuag¨¦simo aniversario de su pel¨ªcula Estambul 65, que se exhibi¨® en pantalla grande. Esa es, en definitiva, la ¨²nica manera de disfrutar plenamente de su espectacularidad y de meterse de lleno en su trepidante acci¨®n, resuelta en el rodaje con escasos medios y mucho talento. Asombra ver c¨®mo Isasi se las apa?¨® en 1965, sin grandiosos trucos ni efectos digitales para hacer una pel¨ªcula espa?ola que pudiera codearse con las de otros c¨®mics cinematogr¨¢ficos similares de pa¨ªses m¨¢s poderosos. Ah, pero su condici¨®n de espa?ola qued¨® patente cuando tras la proyecci¨®n de Estambul 65 se mostr¨® alguna secuencia que la censura hab¨ªa mutilado simplemente porque una actriz aparec¨ªa vestida s¨®lo con bragas y sost¨¦n¡ uno de aquellos del tama?o de entonces que hoy hace sonre¨ªr.
El paso del tiempo ha dejado obsoletos por su ingenuidad aquellos desnudillos, pero tambi¨¦n, al menos en Espa?a, hace m¨¢s dif¨ªcil que puedan hacerse pel¨ªculas tan corrosivas como algunas de Almod¨®var en las que, por ejemplo, la madre superiora de un convento es drogadicta y lesbiana. ?l mismo lo recordaba en su intervenci¨®n. Las pantallas se han achicado y junto a ellas el sentido l¨²dico de una sociedad que ha sustituido la capacidad cr¨ªtica por lo pol¨ªticamente correcto. Las pel¨ªculas de Almod¨®var se han hecho algo m¨¢s sombr¨ªas, seg¨²n su propia definici¨®n, aunque no por ello menos interesantes, a?ado yo. En definitiva, cada ¨¦poca marca su propio estilo; hoy son muchas las opciones. Pero el cine-cine sigue siendo m¨¢s hermoso en una pantalla grande.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.