¡°Cela construy¨® un personaje tambi¨¦n para su familia¡±
El hijo del escritor habla de la personalidad de su padre el a?o de su centenario
Cela, el Nobel, muri¨® tal d¨ªa como ma?ana en 2002. Y su ¨²nico hijo, Camilo Jos¨¦ Cela Conde, del matrimonio del escrtitor con Rosario Conde, naci¨® precisamente un 17 de enero, en 1946. En sus ¨²ltimos a?os su padre abandon¨® el hogar familiar en Mallorca, y se cas¨® con la periodista Marina Casta?o. Este a?o se conmemora el centenario de Cela, y su hijo, que ha recuperado sus derechos como heredero, organiza los actos que honran la memoria del autor de La familia de Pascual Duarte. Camilo Jos¨¦ hijo habla aqu¨ª de la personalidad del padre en relaci¨®n con ¨¦l, especialmente. ?l es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho en la Universidad de Baleares y autor de varios libros.
Pregunta. ?Qu¨¦ le dec¨ªan en la escuela sus compa?eros teniendo un padre como Cela?
Respuesta. La clave de lo que ahora es Camilo Jos¨¦ Cela no exist¨ªa entonces a pesar de que ya hab¨ªa publicado La familia de Pascual Duarte. En Madrid no tuve la conciencia de pertenecer a una familia especial. Fue en Mallorca, cuando llegu¨¦ con nueve a?os. ?l aterriza all¨ª con la bandera del triunfador.
P. ?Triunfar lo cambi¨® respecto a usted?
R. Yo cre¨ªa que s¨ª. Sin embargo me cuesta tener que reconocer que de la misma manera que mi padre construy¨® un personaje para sus lectores y para todo el mundo, tambi¨¦n construy¨® un personaje para su propia familia. Cuando ahora he podido leer las cartas que se cruzaron mis padres durante su noviazgo, los primeros a?os m¨¢s duros, a los que se sumaron los dos viajes a Am¨¦rica, veo que el Camilo Jos¨¦ que aparece es completamente distinto del que nos ha sido legado.
¡°Mi padre ocult¨® bien la debilidad por excelencia, sus emociones¡±
P. ?Qu¨¦ es lo que le sorprendi¨® que inventara de s¨ª mismo?
R. En el fondo me sorprende todo. No hay algo que llame la atenci¨®n respecto de lo dem¨¢s. Pero en este personaje vital que va creando se notan los sesgos, los virajes, los intentos de ir navegando por una mar dif¨ªcil frente a esta idea quiz¨¢ heredada de su padre de la actitud nietzschiana ante la vida, la del superhombre que cree que tiene la obligaci¨®n de serlo por encima de cualquier circunstancia que se presente. Los giros de car¨¢cter, los vaivenes que se dan en la cabeza del Camilo Jos¨¦ Cela de estos a?os, los que van desde La familia de Pascual Duarte hasta Jud¨ªos, moros y cristianos, est¨¢n presentes como la verdadera clave de su car¨¢cter.
P. ?Qu¨¦ debilidad no pudo ocultar?
R. Ocult¨® muy bien lo que ¨¦l consideraba la debilidad por excelencia, sus emociones. Lo que no pudo ocultar fue la trampa cruel que se le tiende en la guerra civil y que a ¨¦l le conduce a ofrecerse como censor.
P. ?C¨®mo reaccion¨® cuando se divulg¨® ese hecho, al obtener el Nobel, en 1989?
¡°Le habr¨ªa gustado ser un patriarca, casi un personaje de Garc¨ªa M¨¢rquez¡±
R. No viv¨ªa con ¨¦l en esa ¨¦poca; lo que s¨ª puedo es interpretar en qu¨¦ medida intenta ignorarlo, echarle tierra encima y termina teniendo que abordarlo en la segunda edici¨®n de su segundo libro de memorias. Buscaba un trabajo en Madrid y eso lo arreglar¨ªa con un empleo en Censura, revisando revistas en las que no hab¨ªa nada que censurar. Aquel ofrecimiento me parece que es nuevamente un brote brutal de emoci¨®n, de rabia, de desenga?o, de locura. En ese momento probablemente se le presenta todo el odio que hab¨ªa ido acumulando durante el tiempo que pas¨® en Madrid al principio de la guerra, antes de que comenzara su carrera literaria, cuando ¨¦l est¨¢ perdido. Acaba de estar en el hospital, no como cuenta ¨¦l en sus memorias por herida de guerra, porque si la tuvo no le dej¨® ninguna cicatriz visible, sino en la zona de infecciosos, por un rebrote de la tuberculosis. Creo que fue un estallido de protesta contra el mundo lo que le llev¨® a esa instancia que despu¨¦s se convirti¨® en una pura an¨¦cdota porque no tiene continuidad ninguna. A m¨ª me tiene alguien que explicar c¨®mo puede uno puede presentar esa instancia y a continuaci¨®n ponerse a escribir Pascual Duarte. No me cuadra en absoluto.
P. ?Se le cur¨® la herida que produjo ese desencuentro con ¨¦l, cuando ¨¦l dej¨® a Charo, su madre?
R. Se le cur¨® primero a mi madre. A m¨ª no se me pudo curar porque en realidad nunca tuve una herida propia; s¨ª tuve una herida delegada por las barreras que se le pusieron a mi hija para poder conocer a su abuelo. Pero verdadera herida yo no tuve jam¨¢s porque nunca me sent¨ª desligado de mi padre.
P. Hubo distanciamiento.
R. Intent¨¦ mantenerme lo m¨¢s cerca posible de mi madre, el elemento d¨¦bil del resultado de la ruptura del matrimonio. Pero nunca pens¨¦ que se hab¨ªa producido una especie de final de etapa. Entre otras cosas porque a lo largo de los a?os en los que viv¨ª con mis padres tampoco fui el hijo devoto que les iba a llevar el desayuno por las ma?anas; siempre tuve una vida muy independiente, muy ajena a lo que era la carrera literaria. Desde luego que ante todos los rid¨ªculos episodios que se produjeron a partir del Nobel, y sobre todo despu¨¦s de su muerte, sacaba mi sombrero de antrop¨®logo y los ve¨ªa desde la distancia. Y desde la distancia lo que nos parece un drama se convierte en una comedia de vodevil.
P. En un libro sobre su padre, la hija de Camus dice: ¡°No era un padre pero fue mi padre¡±. ?Se podr¨ªa decir eso de su padre?
R. Mi padre quiso ser mucho m¨¢s padre de lo que fue, pero las circunstancias no le dejaron. A ¨¦l le habr¨ªa encantado ser un patriarca, casi un personaje de Garc¨ªa M¨¢rquez. Pero la vida le llev¨® por otro lugar distinto. Le hubiera encantado tener siete hijos y tuvo uno solo. Y uno solo adem¨¢s que durante mucho tiempo iba a contracorriente respecto de lo que a ¨¦l le hubiera encantado, que era meterme a m¨ª en Alfaguara, que fund¨® con sus hermanos. En cierto modo la segunda parte de la frase es real. Pero era mi padre. Es mi padre y es para siempre el papel esencial que existe en la relaci¨®n entre ¨¦l y yo.
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