Periodista Penn
Pienso en esos periodistas, torturados y masacrados por informar, investigar, seguir la pista a tipos como el Chapo Guzm¨¢n
En la dedicatoria de los libros, los autores acostumbran a citar a sus seres amados, los agentes literarios, los especialistas que les donaron informaci¨®n sobre el tema que ellos han tratado. Y casi siempre dan las gracias a la paciencia de esos seres cercanos por haberles soportado durante la creaci¨®n de ese libro.
Hace muchos a?os le¨ª sin descanso y con terror la magn¨ªfica novela El poder del perro que firmaba Don Winslow. Y con ella su expresividad se sec¨®. Con sus siguientes y vulgares libros me asaltaba la sensaci¨®n de que El poder del perro la hab¨ªa escrito un negro literario. Hace unos meses, Winslow ha publicado El cartel. Es la continuaci¨®n de El poder del perro y tan brutal y apasionante como el arranque de la saga.
En la primera p¨¢gina leo la dedicatoria. Hay entre trescientos y cuatrocientos nombres y apellidos. Y me planteo que Winslow debe tener infinitos familiares, amigos y colaboradores. Pero todos los apellidos de estos son espa?oles. Cuando llego al final de la dedicatoria leo esto: ¡°Todos ellos son periodistas asesinados o desaparecidos en M¨¦xico durante el periodo que abarca esta novela. Hubo otros¡±. Mi escalofr¨ªo es inmediato y duradero.
En El cartel vuelvo a encontrarme con Art Keller, el agente de la DEA obsesionado por matar a su amigo de juventud Adan Barrera, sabio e implacable jefe del cartel m¨¢s poderoso de M¨¦xico. Habla del narcotr¨¢fico, ese motor que ensucia el mundo, la generalizada corrupci¨®n que engendra, su complicidad con el poder pol¨ªtico, militar, jur¨ªdico, policial.
Y pienso en esos periodistas, torturados y masacrados por informar, investigar, seguir la pista a tipos como el Chapo Guzm¨¢n. Y adem¨¢s de parecerme un l¨ªo demasiado retorcido y surrealista, supongo que Sean Penn no corri¨® ning¨²n peligro por hacer de periodista durante diez horas con el monstruo.
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