Psicoquinesia
Impresionantes conciertos de Valery Gergiev y la Filarm¨®nica de M¨²nich en Iberm¨²sica
No resulta f¨¢cil explicar el arte del director de orquesta ruso-osetio Valery Gergiev (Mosc¨², 1953). Su gestualidad sobre el podio sin batuta o con una muy corta resulta desconcertante. Nada de movimientos m¨ªnimamente definidos sino m¨¢s bien vibraciones y temblores de dedos y manos, impulsadas por violentas sacudidas de brazos y hombros que acompa?a adem¨¢s con ruidosos soplidos o gru?idos guturales. Parece pose¨ªdo mientras dirige, aunque quienes entran en trance sean los integrantes de su orquesta. Tom Service en su libro Music as Alchemy acude a la psicoquinesia para explicar el fen¨®meno Gergiev a partir de testimonios de m¨²sicos que han trabajado con ¨¦l. Obviamente el maestro ruso no dobla cucharas a lo Uri Geller, pero s¨ª ejerce una especie de conexi¨®n telep¨¢tica con los m¨²sicos que dirige. Tiene musicalmente el poder de pensar en algo y conseguirlo. Su estrafalario despliegue f¨ªsico es secundario.
Gergiev ha visitado Madrid con su nueva orquesta, la Filarm¨®nica de M¨²nich, cuya titularidad estren¨® a comienzos de la presente temporada. Sus dos conciertos en los ciclos de Iberm¨²sica han sido toda una revelaci¨®n. Este conjunto sinf¨®nico alem¨¢n fue cincelado a finales de los setenta por Celibidache. Ha contado despu¨¦s con una prestigiosa sucesi¨®n de responsables como Levine, Thielemann o Maazel que han mantenido a raya su identidad sonora. Hoy se encuentra en excelente estado de forma, pero interesaba comprobar si congeniaba bien con la referida psicoquinesia de Gergiev. Para facilitar las cosas, el maestro ruso no arriesg¨® con el repertorio y program¨® dos veladas con obras que conoc¨ªa bien. Se concentr¨® en dotar a la orquesta alemana de la espontaneidad natural y fuerza emocional caracter¨ªsticas rusas. Para ello vincul¨® la precisi¨®n r¨ªtmica con la dram¨¢tica; extrem¨® las din¨¢micas, alarg¨® las pausas, vari¨® los tempi o reforz¨® los momentos clim¨¢ticos. Su psicoquinesia funciona.
Orquesta Filarm¨®nica de M¨²nich
Obras de Berlioz, Wagner, Chaikovski, Debussy y Shostakovich. Janine Jansen, viol¨ªn. Orquesta Filarm¨®nica de M¨²nich. Dir.: Valery Gergiev. Temporada XLVI de la Fundaci¨®n Iberm¨²sica. Auditorio Nacional, 15-16 de enero de 2016.
Lo menos interesante de ambos conciertos fueron sendas obras de apertura de Debussy y Wagner. Gergiev se excedi¨® en controlarlo todo tanto en el Preludio a la siesta de un fauno, con excelente actuaci¨®n del flautista Michael Martin Kofler, como en el Preludio de Lohengrin, con violines d¨²ctiles y bien comandados por el concertino Julian Shevlin. Por el contrario, Shostakovich fue un valor seguro. Su Segundo concierto para viol¨ªn cont¨® con la impresionante actuaci¨®n solista de la holandesa Janine Jansen con un equilibrio ideal entre lirismo y agresividad, entre belleza t¨ªmbrica y contumaz violencia. El Poema del ¨¦xtasis de Scriabin fue otro momento destacado por la gesti¨®n din¨¢mica y emocional, con ese monumental y clim¨¢tico final en Do mayor. Si en Scriabin brill¨® la secci¨®n de metal muniquesa, en especial el trompetista Guido Segers, en la Sinfon¨ªa Fant¨¢stica de Berlioz fue la madera, con el obo¨ªsta Ulrich Becker y la clarinetista Alexandra Gruber. Gergiev intervino decisivamente a partir de la Marcha al suplicio y coron¨® la obra con otro ejemplo de su personal frenes¨ª berliozano.
Pero fue la Sexta sinfon¨ªa ¡°Pat¨¦tica¡± de Chaikovski lo mejor de los dos d¨ªas. Gergiev la dirigi¨® en Iberm¨²sica a la London Symphony en 2008 con imponente fluidez y dramatismo. Los a?os han ennegrecido y extremado su visi¨®n de la obra. El desarrollo del primer movimiento fue un monumento a la amargura, resolvi¨® con elegancia y virtuosismo los movimientos centrales y se volc¨® especialmente en el Adagio lamentoso. La intensidad de lo escuchado dej¨® al p¨²blico en silencio durante veinte segundos. M¨¢s psicoquinesia.
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