Suede, todav¨ªa no es hora de envejecer
Tres discos, tres cr¨ªticas, tres puntuaciones de los nuevos lanzamientos
EL DISCO DE LA SEMANA: Suede -?Night Thoughts
Artista: Suede
Disco:?Night Thoughts
Sello: WM UK
Calificaci¨®n: 7 sobre 10.
Hablando de David Bowie, Brett Anderson, el l¨ªder de Suede, fue ¨Csalvando todas las distancias¨C el principal suced¨¢neo de su per¨ªodo 1970-1975 para la generaci¨®n que fue adolescente en los a?os 90. Tambi¨¦n tuvo su momento Starman: la procaz interpretaci¨®n de su primer ¨¦xito, Animal Nitrate, cay¨® como una bomba en la ceremonia de entrega de los conservador¨ªsimos premios Brit de 1993, que, esa noche, acababan de premiar a Annie Lennox, Simply Red y Take That como estandartes de la m¨²sica brit¨¢nica. Suede coparon todas las portadas, abrieron las hostilidades patrias contra el reinante grunge y facilitaron el salto de los Blur, Pulp o Radiohead y despu¨¦s Oasis. Luego no fueron los m¨¢s exitosos ni los m¨¢s can¨®nicos del britpop, pero digamos que levantaron la bandera en la primera hora.
El impacto de su disco de debut fue enorme. Su segundo ¨¢lbum, Dog Man Star (1994), una obra maestra que se cobr¨® la deserci¨®n insuperable de Bernard Butler, el guitarrista y ¡®ambientador¡¯ musical. Suede perdieron grandiosidad y filo dram¨¢tico, pero, de la mano de los nuevos Richard Oakes y Neil Codling (que siguen hoy), se reinventaron en Coming Up (1996) como m¨¢quina pop perfecta. Despu¨¦s les pas¨® lo que a muchos: dos discos a cada cual peor, malas relaciones internas, separaci¨®n.
Siguieron trayectorias anodinas y olvidables (Brett Anderson lo intent¨® en solitario y en un fugaz reencuentro con Butler, The Tears, poca historia) hasta su reuni¨®n en directo de 2010, que parec¨ªa ef¨ªmera. Se animaron con un disco, el t¨ªmido Bloodsports (2013), que apenas import¨®. No era horrible, pero la edad adulta les hab¨ªa dejado sin tema, casi sin raz¨®n de ser.
Buena parte del triunfo de Suede habitaba en el territorio (real y m¨ªtico) de la juventud. Su dilema, por tanto: ?c¨®mo revivir desde una vida acomodada y cuarentona la piel de gallina de aquellos adolescentes alienados de bloques de viviendas sociales, la ambig¨¹edad y la urgencia sexual, las dram¨¢ticas noches de s¨¢bado exprimidas en coches y antros, la angustia del amor rom¨¢ntico, la amenaza del rechazo, de la incomprensi¨®n emocional? Es decir, todo aquello que a los 20 a?os es cuesti¨®n de vida o muerte y, despu¨¦s, ya ni siquiera es.
En Night Thoughts est¨¢ la respuesta. Sin ser el gran disco que probablemente Suede ya no grabar¨¢n, es lo mejor que pueden dar hoy de s¨ª mismos. Condicionado por un hecho tambi¨¦n biol¨®gico: Brett Anderson ha sido padre, lo que se traduce en que tiene nuevos miedos y, por tanto, nueva inspiraci¨®n y tema (What I¡¯m Trying To Tell You es una canci¨®n para su hijo, I Don¡¯t Know How To Reach You habla de su padre). Desde ese lugar ha encontrado tambi¨¦n la manera de revivir, a sus 48 a?os, las epopeyas juveniles. No mirando hacia delante, lo que habr¨ªa sido no menos que grotesco, sino hacia atr¨¢s, por el retrovisor que muestra los remordimientos y las ocasiones perdidas. Adem¨¢s de What I¡¯m Trying¡, sobresalen Outsiders, Like Kids (su mejor canci¨®n en veinte a?os y un di¨¢logo en el tiempo con Dog Man Star, gui?os incluidos para iniciados) y las ¨¦picas When You Are Young y The Fur & The Feathers. Todo un meritorio ajuste de cuentas, el inesperado intento de conciliar pasado con presente de un grupo que no estaba destinado a envejecer. Josu Lapresa.
Aerolineas Federales - @AAFF#715
La insistencia de un fan peruano ¨Cel m¨²sico y activista cultural Leo Bacteria, ya fallecido¨C propici¨® el regreso a los escenarios de Aerol¨ªneas Federales hace cuatro temporadas para ofrecer un par de conciertos en Lima. El grupo vigu¨¦s ¨Ccreado en 1982 por Miguel Costas, quien por entonces viv¨ªa el pleno apogeo de la cresta y el imperdible en Siniestro Total¨C hab¨ªa entrado en parada en los albores de la d¨¦cada de los noventa, legando cinco ¨¢lbumes de pop chispeante de cuyo destilado se pod¨ªa obtener un recopilatorio tan corto y divertido como la mayor¨ªa de sus canciones. Algunas de ellas ¨Ces el caso de Soy una punk, Hop Hop, Soy un bollito o No me beses en los labios ¨C forman parte de nuestra memoria colectiva y sirvieron como modelo a aquellos grupos que, con el cambio de siglo, reaccionaron al predominio de la circunspecci¨®n y anglofilia indie esgrimiendo un libro de estilo distinto, garabateado en castellano y emborronado, en la mayor¨ªa de los casos, por una galopante impericia instrumental.
Artista: Aerolineas federales
Disco:?@AAFF#715
Sello: Lemuria
Calificaci¨®n: 6 sobre 10.
Aquella reivindicaci¨®n ultramarina, inesperada y tard¨ªa, puso las pilas a la formaci¨®n cl¨¢sica de la banda, que no tard¨® en encontrar nuevos aliados para consolidar su retorno. En 2012, el sello madrile?o Elefant public¨® Hasta el final y m¨¢s all¨¢ (Demos 1983-1993) y las 500 copias de vinilo rosa que se prensaron no tardaron mucho en agotarse. Ahora es Lemuria, otra peque?a discogr¨¢fica independiente con sede en la capital, la que asume la edici¨®n de este s¨¦ptimo ¨¢lbum, el primero con canciones nuevas desde aquel Una o ninguna de 1991 con Silvia Superstar frente al micro.
@AAFF#715 se presenta en vinilo morado e incluye un generoso libreto en formato 12 pulgadas, as¨ª como el ¨¢lbum en versi¨®n CD. Dispendio editor por parte de una discogr¨¢fica que acostumbra a tratar con much¨ªsimo cari?o cada uno de sus lanzamientos. La ocasi¨®n lo merece, porque las ocho canciones contenidas aqu¨ª preservan el esp¨ªritu de los Aerol¨ªneas Federales primigenios, aunque con una resoluci¨®n sonora m¨¢s estilizada, una pol¨ªtica de arreglos m¨¢s rica y, sobre todo, un enfoque l¨ªrico m¨¢s serio que anta?o, especialmente en la mayor¨ªa de los textos firmados por Luis Santamarina. La preciosa Tres cajas es el mejor ejemplo de ello, aunque Santamarina ponga una letra digna de Los Nikis a Telephone Zombie. Y el contrapunto a dicha melancol¨ªa lo sirve Costas con la juguetona Alta tensi¨®n y ese desopilante cuadro de costumbres que es Sauna Power.
Hablamos, por tanto, de un ¨¢lbum corto y muy f¨¢cil de asimilar, que apuesta por composiciones sencillas a medio camino del pop y el punk, con grupos como The Undertones o Ramones pitando en el radar de las influencias. Tambi¨¦n se homenajea el chic franc¨¦s con una versi¨®n can¨®nica de Laisser tomber les filles ¨Cescrita por Serge Gainsbourg para France Gall¨C y se hace notar el gusto por los grupos de chicas de los sesenta en ciertos arreglos. Hablamos, pues, de un retorno sin sorpresas aunque bien digno. C¨¦sar Luquero.
Kyle Hall - From Joy
Artista: Kyle Hall
Disco: From Joy
Sello:?Wild Oats
Calificaci¨®n: 8 sobre 10.
Cuando un lugar ya no es un lugar sino un mito, un ente abstracto necesario para entender la historia de la m¨²sica, resulta francamente dif¨ªcil dejar de buscar h¨¦roes que perpet¨²en la leyenda. Suele decirse que la historia de la electr¨®nica siempre ha estado marcada por la polarizaci¨®n entre Detroit y Chicago o, lo que es lo mismo, entre el techno y el house, respectivamente. As¨ª que no resulta extra?o que, generaci¨®n tras generaci¨®n, ambas ciudades busquen y promocionen sus propios h¨¦roes¡ Y no resulta extra?o, por otra parte, que Kyle Hall se haya convertido en el ¨²ltimo palad¨ªn de la ciudad de Detroit.
Tras debutar en 2007 en FXHE, el sello de Omar S (otro h¨¦roe m¨ªtico de Detroit), Kyle Hall se convirti¨® r¨¢pidamente en un dinamizador de la escena musical de su ciudad, ya fuera organizando fiestas de diferente pelaje o ejerciendo un est¨ªmulo directo a trav¨¦s de su propia discogr¨¢fica, Wild Oats. Y, pese a todo este traj¨ªn hiperactivo, Hall sigue rascando tiempo para lanzar trabajos tan estimulantes como este From Joy que, m¨¢s all¨¢ de su innegable valor musical, tambi¨¦n resulta relevante como s¨ªntoma del actual momento hist¨®rico de la industria musical. El disco se ha editado exclusivamente en formato de triple vinilo: ni CD ni streaming. Un objeto de coleccionista a sabiendas de que son estos, los coleccionistas, los que m¨¢s dinero siguen invirtiendo en la m¨²sica.
M¨¢s all¨¢ de su dimensi¨®n (anti)comercial, From Joy se abre como una exuberante flor que, para empezar, sorprende a la hora de operar a una distancia prudencial de lo que cualquiera podr¨ªa esperar del techno de Detroit. De hecho, lo mejor que podr¨ªa decirse del disco de Kyle Hall es que suena como deber¨ªa haber sonado el ¨²ltimo trabajo de Flying Lotus si este, en su fascinaci¨®n por el jazz, hubiera decidido apostar por el baile en 4x4 y no se hubiera perdido en las brumas del free hasta acabar cortando el imprescindible cord¨®n que ha de unir al m¨²sico con quien le escucha. La aproximaci¨®n de Hall al jazz desde la electr¨®nica, afortunadamente, est¨¢ lejos de la construcci¨®n de canciones por la v¨ªa del sampler que practican muchos de sus coet¨¢neos: por el contrario, los temas de From Joy suenan org¨¢nicos, de una pieza, y no como un Frankenstein cosido a partir de retazos de sonido vintage.
La referencia jazzy, sin embargo, no deber¨ªa asustar a nadie: la br¨²jula que gu¨ªa la m¨²sica de Kyle Hall est¨¢ poderosamente orientada hacia la pista de baile. Los suyos son temas de largas progresiones, de evoluciones cocinadas a fuego lento, de esa calidez contagiosa que suele crepitar en los mejores vinilos de house (por mucho que eso signifique un acto de deslealtad que mire hacia Chicago). Este es el sonido que, al otro lado del oc¨¦ano Atl¨¢ntico, pinchan (y sue?an) gente como Floating Points o Four Tet: un sonido old school que no salga de samplers viejunos, sino del aqu¨ª y del ahora. Ra¨¹l de Tena.
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