Los t¨²neles que no exist¨ªan en Puebla
Una serie de caminos subterr¨¢neos del siglo XVI han sido hallados en las entra?as de esta ciudad colonial del centro de M¨¦xico
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Era una leyenda que se contaba en las sobremesas y en las tertulias: Bajo la ciudad de Puebla hab¨ªa t¨²neles que conectaban iglesias con antiguos edificios y los revolucionarios mexicanos los hab¨ªan utilizado para escabullirse durante la guerra. Pero no hab¨ªa rastro de ellos, ni mapa que probara su existencia, hasta ahora. Una red de 10 kil¨®metros de caminos subterr¨¢neos construidos en los siglos XVI, XVII y XVIII han sido hallados en el coraz¨®n de la ciudad y el gobierno local se ha puesto a la tarea de descubrirlos para echar un poco de luz sobre su historia.
Los primeros indicios de la existencia de los t¨²neles los dio una serie de mapas del siglo XIX en manos de una familia de la regi¨®n, pero la prueba definitiva de que no se trataba de un mito fue el hallazgo accidental de una parte de la estructura durante una remodelaci¨®n urbana en 2014. Poco a poco las b¨®vedas semicirculares de los canales fueron descubiertas de la tierra que ocultaba su simetr¨ªa casi perfecta. ¡°Nunca nos imaginamos que eran as¨ª, yo en toda mi carrera nunca hab¨ªa visto nada as¨ª¡±, cuenta Sergio Vergara, gerente del centro hist¨®rico de Puebla (centro de M¨¦xico).
Las primeras investigaciones revelan que los t¨²neles fueron construidos despu¨¦s de la fundaci¨®n de la ciudad en 1531. Puebla fue una de las primeras ciudades formadas durante la colonia espa?ola y funcionaba como un importante centro habitacional para el clero novohispano. Los subterr¨¢neos se construyeron en los siguientes dos siglos a la par que la mayor¨ªa de las iglesias, monasterios y los edificios m¨¢s representativos de la nueva urbe: el Ayuntamiento y la Catedral. Los caminos habr¨ªan servido, en un principio, para trasladar con discreci¨®n las riquezas de la iglesia Cat¨®lica.
Las primeras investigaciones revelan que los t¨²neles fueron construidos despu¨¦s de la fundaci¨®n de la ciudad en 1531
Los pasadizos poseen diferentes estilos arquitect¨®nicos seg¨²n su ¨¦poca de construcci¨®n y hasta ahora se han encontrado hasta 15 diferentes sistemas de arcos que han sostenido las estructuras a trav¨¦s de los siglos. Los constructores utilizaron una composici¨®n de piedras lascas ¡ªrocas pulidas y pegadas con los materiales disponibles de la ¨¦poca¡ª hasta formar un arco de medio punto y con una apariencia similar a la b¨®veda catalana. ¡°Un trabajo milim¨¦trico¡±, apunta Vergara. Las estructuras han soportado la construcci¨®n de edificios, el montaje de sistemas hidr¨¢ulicos, se¨ªsmos, la introducci¨®n del asfaltado y el tr¨¢fico de los autom¨®viles. Al entrar a ellos un potente olor a azufre y la humedad se apoderan del ambiente, ya que las estructuras fueron construidas en un suelo con mantos de aguas sulfurosas.
La entrada al primero de nueve t¨²neles ¡ªllamado Puerta de Zaragoza¡ª estar¨¢ abierta a los visitantes el pr¨®ximo febrero en el Barrio de Xanenetla, al noreste de la ciudad. Sus b¨®vedas alcanzaron alguna vez los 8,5 metros de altura y su longitud recorr¨ªa 4 kil¨®metros desde el r¨ªo San Francisco hasta el Fuerte de Guadalupe, una estructura en la cima de un cerro para proteger la urbe de ataques. Estos detalles respaldan la hip¨®tesis de que el subterr¨¢neo sirvi¨® para el transporte de armas, municiones, e incluso soldados durante la c¨¦lebre batalla del 5 de mayo de 1862, un enfrentamiento contra el Ej¨¦rcito franc¨¦s que invad¨ªa M¨¦xico y en el que los mexicanos resultaron vencedores. Los t¨²neles habr¨ªan sido clave para derrotar a los franceses en un ataque simult¨¢neo por diferentes frentes.
¡°Estas historias me las contaba mi abuelo, que hab¨ªa visto personalmente algunos t¨²neles y dec¨ªa: ¡®Yo vi a Porfirio D¨ªaz, que cruzaba a caballo y pasaban las carretas en las b¨®vedas de la ciudad¡¯¡±, cuenta Antonio Gali, alcalde de Puebla. Su abuelo Rafael Gali, un emigrante liban¨¦s dedicado a la industria textil, presenci¨® a principios del siglo XX los traslados que algunas personas con una buena posici¨®n social hac¨ªan a trav¨¦s de las llamadas ¡°calles de abajo¡±. Tras la Revoluci¨®n mexicana (1910) no se volvi¨® a saber m¨¢s sobre los pasadizos y las leyendas tomaron el relevo. ¡°No me imagino tantos a?os de historia y sin que nadie tuviera el inter¨¦s de encontrarlos¡±, reflexiona Gali.
El puente de la peste bub¨®nica
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Durante el rescate de las estructuras subterr¨¢neas tambi¨¦n fue hallado un antiguo vestigio: el Puente de Bubas. Esta estructura de piedra del siglo XVII sirvi¨® para cruzar el r¨ªo San Francisco, el principal cauce de agua de la ¨¦poca, desde los suburbios hasta el coraz¨®n de la ciudad. El r¨ªo fue entubado en la d¨¦cada de los 60 y los restos del puente permanecieron enterrados debajo de una casa antigua.
El Puente de Bubas es llamado as¨ª porque conduc¨ªa a un hospital atendido por la orden de los franciscanos donde se atend¨ªan a los enfermos de la peste bub¨®nica. El trayecto tambi¨¦n mostraba una distinci¨®n de clases, ya que aquellos que viv¨ªan en el centro de la ciudad pertenec¨ªan a las familias acaudaladas y quienes cruzaban el puente eran parte de las clases bajas.
En el sitio tambi¨¦n fue encontrado un antiguo escudo de la ciudad de Puebla tallado en piedra que fue asignado por la corona espa?ola en 1790. El puente ha sido remodelado y desde diciembre est¨¢ abierto para los visitantes.
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