Las otras llaves de la Alhambra que entreg¨® el rey Boabdil
Una historiadora documenta las viviendas que los cristianos reformaron o levantaron tras tomar la fortaleza granadina en 1492
Una casa para el artillero Gonzalo de la Luz, otra para el escudero Diego Molina, una vivienda para el barbero y cirujano Juan de Montalbo, otra para el pe¨®n y escopetero Juan Barba, casas para Mar¨ªa de Medina, criada de la reina; casas para Ant¨®n L¨®pez, copero de la reina¡ A?o 1492, el 2 de enero, Isabel I de Castilla y su esposo, el rey Fernando II de Arag¨®n, entran en la Alhambra, ¨²ltimo reducto musulm¨¢n en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, y ponen fin a la Reconquista, iniciada en el siglo VIII. M¨¢s all¨¢ de los muros palaciegos y de la leyenda de las l¨¢grimas del rey Boabdil el Chico tras entregar las llaves de la fortaleza roja, hubo un grupo de cristianos que acompa?¨® a los monarcas y protagoniz¨® el ¨²ltimo proceso repoblador en al-Andalus. Una investigaci¨®n de la historiadora del arte Elena D¨ªez Jorge, de la Universidad de Granada, documenta m¨¢s de una treintena de casas ¡ªhubo m¨¢s, aunque no se sabe cuantas¡ª que esos cristianos levantaron o reformaron dentro del recinto palatino, un hecho apenas analizado.
"Se han estudiado los palacios de la Alhambra y los espacios que usaron los Reyes Cat¨®licos. Es la historia de los poderosos pero hay que completarla con la de la gente com¨²n que fue a vivir y a trabajar all¨ª a partir de 1492, y que contribuy¨® a consolidar la Alhambra como ciudad palatina y barrio avecindado", dice por tel¨¦fono D¨ªez, cuyo trabajo se incluye en el libro La casa medieval en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, un volumen de 725 p¨¢ginas publicado por la editorial S¨ªlex y que esta profesora ha coordinado junto a Julio Navarro Palaz¨®n, investigador de la Escuela de Estudios ?rabes de Granada, del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas.
"En las capitulaciones de la guerra de Granada se acord¨® hasta la puerta de la Alhambra por la que iban a entrar los Reyes Cat¨®licos y por la que saldr¨ªa Boabdil. Los altos cargos de los reyes calcularon que ser¨ªa bueno que all¨ª vivieran unas 200 personas, quiz¨¢s manejando una cifra aproximada a la que debi¨® de haber en la ¨¦poca nazar¨ª entre artesanos y servidores", explica D¨ªez. Los nuevos vecinos fueron, al principio, sobre todo soldados que, como se repite en la documentaci¨®n, repararon las casas porque estaban en mal estado. Sin embargo, la historiadora se muestra cautelosa sobre tal af¨¢n reformador: "Declarar que hab¨ªan tenido gastos por obras era una raz¨®n importante para que les dejaran quedarse con la casa". Adem¨¢s de a la soldadesca, Isabel y Fernando concedieron viviendas a personas vinculadas a la corte, y grandes palacios a personajes relevantes como el capit¨¢n ?lvaro de Luna. De las casas modestas, apenas quedan restos arqueol¨®gicos.
D¨ªez revis¨® en el Archivo General de Simancas (Valladolid), que guarda la documentaci¨®n de los gobiernos de la monarqu¨ªa hispana desde 1475 hasta 1834, m¨¢s de 130 documentos, y trabaj¨® con otros legajos en el archivo hist¨®rico de la Alhambra. "Ha sido como unir piezas de un puzle". En Simancas est¨¢n los libros de c¨¦dulas de la C¨¢mara de Castilla. En ellos, se registraron las "mercedes" que otorgaban casas en la Alhambra. "Ah¨ª se especificaban los linderos y la extensi¨®n de la vivienda, aunque esas mercedes no obligaban a residir al propietario". Por eso, hubo due?os que no entraron de inmediato, lo que otros aprovecharon para ocuparlas, eso s¨ª, con el permiso del alcaide de la Alhambra, el todopoderoso conde de Tendilla. Sin embargo, cuando llegaba el propietario, a veces a?os despu¨¦s, el inquilino no se quer¨ªa marchar, lo que gener¨® largos pleitos. Un ejemplo es "el del licenciado Guadalupe", al que los reyes concedieron unas casas en diciembre de 1500 pero no las habit¨®. Poco despu¨¦s, un teniente capit¨¢n, Hernando Romero Ponce, obtuvo el permiso para vivir en ellas. La situaci¨®n se mantuvo hasta que, sesenta a?os despu¨¦s, un nieto del licenciado Guadalupe reclam¨® la propiedad. Sin embargo, la justicia declar¨® "extinto ese derecho", entre otras razones, porque las viviendas se hab¨ªan "labrado y reparado" y porque la familia del licenciado hab¨ªa "callado por mucho tiempo".
El trabajo de D¨ªez documenta las ¨¢reas en las que se arracimaron las nuevas viviendas y describe c¨®mo eran por dentro y su extensi¨®n. "En general, eran peque?as, ya fueran de una o dos plantas". Pero la posici¨®n social pesaba: Diego Salinas, escribano de c¨¢mara de la reina, ten¨ªa una casita con una superficie de 4,2 por 5 metros en planta. Min¨²scula en comparaci¨®n con la del noble Juan Chac¨®n, un palacio con una planta de 40,5 por 25 metros. "En las m¨¢s modestas era importante poder tener un huerto o un corral, y se segu¨ªan las normas de la ¨¦poca: sin apenas muebles pesados, sino arcas. Pocas ten¨ªan cocina como estancia independiente y fue toda una novedad cuando empezaron a incorporar la chimenea". Por ¨²ltimo, la historiadora incluye los tipos de familias que repoblaron la Alhambra: normalmente, un hombre con su esposa e hijos y, si eran adinerados, resid¨ªan con el servicio dom¨¦stico. Pero hubo otros casos, como el de un padre que vivi¨® con su hijo, un soldado, para curarle de las graves heridas sufridas en la toma de Granada.
Abrir y cerrar puertas para tomar posesi¨®n
El estudio de la profesora Elena D¨ªez recoge c¨®mo era la ceremonia por la que los cristianos tomaban posesi¨®n oficial de las casas en el recinto de la Alhambra que hab¨ªan pertenecido a musulmanes y les hab¨ªan concedido los Reyes Cat¨®licos. "Cog¨ªan un pu?ado de tierra, lo lanzaban y despu¨¦s entraban en la vivienda de la mano de un cargo de la corona. Ya dentro, el nuevo propietario recorr¨ªa todas las estancias abriendo y cerrando las puertas y contraventanas, en se?al de que ese espacio era ahora suyo". D¨ªez conf¨ªa en que, en el futuro, su investigaci¨®n archiv¨ªstica se vea completada con "catas arqueol¨®gicas" para conocer m¨¢s sobre aquellas casas que desaparecieron con los siglos. Estos trabajos de investigaci¨®n no impedir¨ªan, subraya, el recorrido tur¨ªstico de un monumento que visitaron 2,4 millones de personas en 2014.
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